En un abrir y cerrar de ojos estábamos en medio de una pandemia. Algo que quizá muchas veces habíamos soñado o idealizado plasmar en un cuento de ciencia ficción.
El virus nos está poniendo a prueba, es sin duda una lucha por sobrevivir, por renacer, una lección por aprender y la peor pesadilla para bastantes más. Competimos por aprender un sinfín de cosas, de esas que antes nos parecían una pérdida de tiempo. Buscamos, primero, salir es ésta, y salir como nuevos seres. Creciditos, con lo que ello conlleva.
Todos enfrentamos nuevos retos, algunos el despido, la falta de dinero, la consumación de los ahorros, la tristeza del encierro, soledad, la angustia por desconocer si tu jefe note el gran esfuerzo que haces trabajando desde casa, hasta que el arroz te quede sazonado…
De manera recurrente me llegaba un pensamiento al que evadí por muchos años. Era una devastación no muy clara, podía ser una inundación, un tsunami, terremoto, pero nunca dejaba pistas. Acababa con todos nuestros bienes materiales y nos ponía en igualdad de condiciones, desde cero. Con la ropa que llevábamos puesta, sin un techo propio, sin un taco seguro. Sólo nuestra esencia; instalada, arañando con todas sus fuerzas nuestro aliento. Hoy es parte de nuestro día a día. Todos estamos perdiendo algo, en el mejor de los casos, perder la paciencia es ganancia.
Un día tienes insomnio, luego ganas de llorar, después sacas fuerza de no sé dónde. Los calendarios avanzan, no sabes si rápido o lento. Si la marcha significa estar a salvo o simplemente perdido.
Buda y Atrapasueños son mis dos obras como aprendiz de pintora. Llegaron como esa pluma que vuela y se aferra a tu camisa color negro y de la nada te saca una sonrisa de desconcierto. En un momento que no imaginaba; inmejorable combinación.
Fuerza.
Fotografía: cortesía de la autora
*Norteña, editora de Estados y Franquicias en Publimetro desde hace casi 12 años. Originaria de Monterrey, Nuevo León, seducida por la CDMX desde hace un lustro. Con los ojos muy abiertos… IG laostosmx Tw @erickaostos
Corren, huyen, acuden a cerrar las casas, a cerrar las puertas, las ventanas, no vengan arrastrando a las espaldas un virus contagioso, pues no es bueno viajar en Metro sin mascarilla ni guantes para asirse a los pasamanos de las escaleras mecánicas; recoger sin protección las vueltas del periódico, saludar con un beso en las mejillas, mostrar la sonrisa en vez de taparse con disimulo la boca, simplemente usar la misma cucharilla para el café que con anterioridad usaron otros.
*Título de la redacción
*Poeta y filósofo español nacido en Madrid, nos comparte un fragmento de poema de su libro Reducto, publicado en origen en 1977 y editado de nuevo en 2017, pero de toda actualidad.
No me expliques tus letras escríbelas, aliméntalas, desbrózalas y suéltalas
no las retengas como se retiene lo que tiene alas
déjalas andar y buscar su camino
observa cómo crecen deambulan o se esconden entre las rendijas de los hambrientos párpados
ámalas, pero no me las expliques deja que ellas me sacudan me golpeen, me acaricien, me develen la sonrisa
deja que ellas con su propia lanza -si bien la afilaste- me horaden el corazón
* Poeta mexicana, escritora, dramaturga, historiadora y maestra de la ENAH. Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil en México. Publicada en numerosas antologías latino e iberoamericanas de mini ficción, cuento, poesía y teatro, así como en diversos diarios y revistas nacionales e internacionales Autora de una docena de libros de poesía, cuento, mini ficción y novela. Su libro 69 Haikus fue el primer libro de literatura mexicana presentado y difundido en Emiratos Árabes Unidos en 2015. Traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.
Selene y Helios, escultura realizada en 1891, por Hans Rathausky, para la fuente de St. James’ Park, en Opatija (Abbazia), Croacia. Foto de Stjepan Felber. Cortesía de Flickr
Una cosa bella es un goce eterno: Su hermosura va creciendo Y jamás caerá en la nada; Antes conservará para nosotros Un plácido retiro, Un sueño lleno de dulces sueños, La salud, un relajado alentar. Así, cada mañana trenzamos una Guirnalda de flores que nos ata a la tierra, A pesar del desaliento, a la inhumana Falta de naturalezas nobles, A los días nublados, A todos los caminos insanos y lóbregos Abiertos a nuestra búsqueda: Si, pese a todo, alguna bella forma Alza el paño mortuorio De nuestro espíritu ensombrecido. Como el sol, la luna, los árboles ancianos y los nuevos Tendiendo su sombra cálida sobre los rebaños; Como también los narcisos Y el universo verde en el que moran, Y los claros arroyos que fluyen Frescos hacia el estío, Y el claro en medio del bosque Manchado de rosas silvestres; Y así el sublime destino Que imaginamos para los grandes muertos; Todos los deliciosos cuentos que oímos o leímos: Fuente eterna de una linfa inmortal Que cae sobre nosotros desde la orilla del cielo. (“Endymion: Un romance poético” I, 1-24; John Keats. Traducción “El Espejo Gótico”, pág. Web).
El pasado 5 de junio tuvo efecto el plenilunio a 15°37’ en el signo mutable y de fuego, Sagitario, a las 17:45 hrs. (UT) y al mismo tiempo vimos el segundo eclipse penumbral de Luna de este año. Extrañamente este año nos trae 4 eclipses penumbrales de Luna. El primero ocurrió el 10 de enero, dos días antes de la esperada conjunción Saturno-Plutón (que sólo ocurre cada 37 años), esta vez en el signo cardinal y de elemento tierra, Capricornio, siendo este un año que nos obliga a realizar diversos ajustes. El tercer eclipse penumbral de Luna será el 5 de julio y el cuarto el 30 de septiembre; además tendremos dos eclipses de Sol, el primero anular, para el 21 de junio, y el segundo total, para el 14 de diciembre. Treinta días antes del eclipse total de Sol, el 13 de noviembre, tendremos la tercera y última conjunción Júpiter-Plutón a 22°13’ de Capricornio, misma que ocurre cada 12 años, pero en diferente signo, y a la que se sumará también Saturno en un orbe de 4° (la primera tuvo efecto el 7 de marzo pasado a 22°30’, la segunda ocurrirá el 1° de julio a 24° de Capricornio, estando Plutón y Júpiter en su fase retrógrada), siendo que tenemos dicho contacto Plutón-Júpiter intenso y para largo.
Este eclipse penumbral de Luna pudo verse en la parte oriental de América del Sur, concretamente en Brasil, Uruguay, Argentina y la Patagonia; en el océano Atlántico, Europa, África, Asia, el océano Índico, Nueva Zelanda y la costa occidental de Australia.
“La sombra no está sujeta al tiempo, sino al tiempo de una cosa; ni al lugar, sino al lugar de ésta; ni al movimiento, sino al movimiento de ésta. De modo parecido debe entenderse por lo que respecta a los opuestos. Se abstrae de toda verdad, mas no existe sin ella. Y no hace que seamos incapaces de intuirla -si realmente se trata de la sombra de las ideas-, puesto que, pese a ser única, permite concebir realidades contrarias y diversas. De hecho, no hay nada contrario a la sombra, y precisamente ni la tiniebla ni la luz lo son.” (Las sombras de las ideas, Giordano Bruno.)
Un eclipse penumbral de Luna (también llamado apulso, aproximación) ocurre cuando la Luna pasa a través de la penumbra terrestre, lo que ocasiona un sutil oscurecimiento en la superficie lunar y este fenómeno tiene una duración aproximada de 4 horas. La palabra “penumbra” procede de un vocablo latino compuesto: paene (“casi”) y umbra (“sombra”), y se refiere a la sombra parcial entre los espacios enteramente obscuros y los enteramente iluminados en determinados eclipses. Igualmente, la “umbra” nos señala figurativamente el primer paso o entrada de cualquier cosa, siendo el umbral el primer escalón en la base de una puerta. Y es aquí donde simbólicamente cabe señalar que estos cuatro eclipses de Luna que ocurren en la “penumbra”, son las fases sucesivas que nos vienen a revelar los profundos cambios que hemos de atravesar para acceder a una revolución en diferentes planos emocionales, mentales y físicos. O sea que cada uno de estos eclipses “parcialmente” nos pondrán en contacto con un portal específico ante el cual no tenemos mejor opción que la de acceder para reconocernos en otras versiones de nosotros mismos.
Para muchos, el cruzar estos portales puede resultar una prueba dolorosa donde espera una especie de crisol en que se purifican nuestras pasiones, y en donde sentimos cómo se clavan en la piel los garfios punzantes de esos miedos que nos son difíciles de confrontar.
Uno de esos tantos miedos es el de sentir culpabilidad por algo o por alguien. Entonces ese miedo nos paraliza y ya en el quicio del portal liberador, no osamos dar el paso y entrar. Sin embargo, un accidente de destino puede traer el impulso a través de una coincidencia que nos empuje a dar ese paso final. Quizá sea este el tránsito añorado después de culminar un difícil proceso kármico. Finalmente, desde donde se vivan, estos portales nos vienen a informar de un cambio irreversible, sea que participemos activamente en él o no.
Saturno, considerado un planeta social, representa “el karma” tanto colectivo como individual que nos es lícito liberar o complicar, y ello dependerá de las decisiones que se tomen y los pasos que se den en un sentido u otro. Plutón por su parte representa el poder de transformar, permitiendo la muerte, real o simbólica, trayendo el final de los procesos, liberándonos del peso de cargas acumuladas que no encontraban una salida digna, y esto para llevarnos a una regeneración, o a lo que en Teología se conoce como “Resurrección”. Júpiter, por último, es el gran “amplificador”, la lupa a través de la cual los cambios ocurren, y gracias a su influjo un nuevo orden se manifiesta. Así que su entrelazamiento en este año nos sitúa en una transición que se derivará en un antes y un después.
Dada la intensidad de las energías implicadas en los planetas arriba citados más el concurso de ambas luminarias y la participación protagónica de nuestro planeta Tierra, será común que aparezcan nuevas propiedades, hasta ahora ignoradas o desconocidas, ya sea en el sistema ecológico, económico u otros. Igualmente, el “anima mundi” (el alma del mundo) que subyace en toda la naturaleza se verá empujada a una profunda transformación.
Por su parte, el grado 15° de Sagitario, donde ocurre el plenilunio y el eclipse de este mes, representa “una marmota buscando su sombra”, lo que simboliza el interés creativo del hombre en el flujo de las potencialidades de las que depende. Igualmente denota la mente científica y clarividente, que es absolutamente consciente de los diferentes métodos de estudio mientras prepara su ensayo directo de la experiencia anticipándose a los eventos, y se ocupa de un método práctico y meticuloso de ensayo y error. Se refiere además a uno o a varios expertos en temas especializados que concentran su voluntad para realizar los reajustes necesarios y capitalizar la situación del momento. Sagitario es la mente científica que no cesa de indagar en las causas y efectos, y en este grado 15° posee la cualidad precisa para ir al fondo de cualquier asunto, buscando desentrañar los contenidos específicos en todo objeto de estudio, particularmente ahora con el SARS-CoV-2, por lo que este eclipse nos deja entrever la dirección que hemos de tomar. Decididamente, no podemos decirnos que ya todo pasó y que la rutina volverá a ser la de antes. El Covid-19 nos ha colonizado y llegó a cambiar definitivamente las reglas del juego.
La Luna en Sagitario es idealista y busca fluir sin obstáculos ampliando el margen de su libertad, es un explorador del Universo y por ello vemos en torno a este eclipse y plenilunio que la mayoría de la gente, constreñida en su encierro, rompe inconscientemente las reglas y no previene sus distancias. Esta Luna nos impulsa a cambiar de escenario, harta de las restricciones que le han impuesto, y sale de su crisálida. Sin embargo, ya afuera, no sabe a dónde ir ni qué hacer, pues sale de su trama para encontrarse con un entramado mayor. La visión utópica que es clásica de la Luna sagitariana, al verse confrontada con la dureza de una realidad que contiene su deseo de expansión, se frustra y debe retornar al redil. Hay demasiada inseguridad allá afuera, y no encuentra nada que le permita solazarse en su afán de socializar. En el fondo teme que esta exposición pueda ser letal y una grave amenaza a su existencia debido a que casualmente puede toparse con el virus que sigue asechando allá afuera, agazapado entre los pliegues del paisaje. Por ello, a pesar de su legítimo deseo de salir y ser notada, esta Luna se repliega en sí misma. Pero de alguna manera y a pesar de los condicionamientos, siempre encuentra el modo de ir más allá.
Entrando en los aspectos que sostienen a la Luna y el Sol con otros planetas durante este plenilunio, tenemos la formación de una figura cósmica que en geometría sagrada se denomina Cuadratura en forma de “T”, esta vez de naturaleza mutable, dado que se sitúa en las constelaciones así llamadas. De acuerdo a lo expuesto por Bill Tierney, cuando dos planetas se oponen entre sí y a la vez forman un ángulo de cuadratura a un tercer planeta, la configuración recibe el nombre de Cuadratura en “T”. El planeta que forma cuadratura con la oposición suele denominarse el focal o “ápex” y proporciona una clave importante sobre un principio dinámico que generalmente tiene dificultades en integrar el proceso de concientización de la oposición sin causar desarmonía, desequilibrio interior y autorrepresión. Este potente patrón de tensiones es incómodo debido a la tendencia del planeta ápex a desafiar continuamente el equilibrio, la armonía, la serenidad que la oposición busca alcanzar. Este tercer planeta pivote suele excitar a los planetas de la oposición a expresarse de un modo separatista y conflictivo, en vez de complementarse e intercambiar opciones. Sin embargo, esta misma dinámica se vuelve un reto, y de alguna forma sabremos filtrar el proceso y encontrar la solución al enigma que nos plantea.
Así tenemos a la Luna (en Sagitario) haciendo oposición al Sol y a Venus (en Géminis), y todos ellos en cuadratura a Marte y a Neptuno (en Piscis), siendo estos dos últimos el punto focal que excita al Sol y a Venus, lo mismo que a la Luna, a discutir entre sí sin lograr ponerse de acuerdo. Esta Cuadratura “T” mutable estimula los procesos mentales y requiere de uno o varios interlocutores para expresarse, pero dada la vaguedad propia de Neptuno y Marte coincidiendo en Piscis, a un orbe de 5° de distancia, y que son los planetas pivote de esta figura, la respuesta se revuelve en sí misma y no logra hacerse escuchar, y mucho menos hacerse entender por su interlocutor principal que es la Luna, responsable del cuerpo emocional y receptivo. De ahí la frustración subsecuente. Esto puede llegar a expresarse como violencia psicológica, pues tenemos a un Sol consciente de su masculinidad, que se conjuga con un Venus retrógrado, y que es el tema femenino que lo complementa, la belleza, el sexo, la alternancia… Pero también se encuentra la Luna, enfrente suyo, que está harta de cargar con la responsabilidad del manejo del hogar, el cuidado y la nutrición de la familia, y esto sin obtener la atención y el reconocimiento que se espera de la figura masculina. También debido a la oposición que sostienen la Luna y Venus, se busca la comodidad física a modo de compensación de las dificultades que se tienen, y con el afán de lograr la satisfacción emocional. Por ello, es posible que se susciten durante este plenilunio algunos altercados, además de maltrato verbal, nerviosismo, celos y mucho enojo. Esto se verá subrayado por el aspecto de cuadratura que hacen Mercurio en Cáncer y Quirón en Aries, pudiendo aflorar la irritación como alergias en la piel. De hecho, el contacto entre Mercurio y Quirón propicia la expulsión de toxinas del organismo, encontrando varios caminos para realizar dicha labor. La vida sedentaria que hemos tenido durante estos meses refleja nuestros hábitos personales, para bien y para mal.
Por último, y enmarcando este plenilunio, tenemos el sextil entre Mercurio y Urano, mostrando la fragilidad de las instituciones financieras y los sistemas de ahorro, la humildad de las pensiones para los jubilados que cubren a duras penas los gastos elementales. Vemos como se despilfarra en proyectos comerciales vanos, pero la vida humana es resumida en un burdo catálogo de impresiones. También este contacto nos lleva a pensar en nuestra relación con la Naturaleza, y a darnos cuenta que la vida siempre ha estado a nuestro alcance. Sólo que nosotros, volcados en una sociedad materialistamente absurda, dejamos de notar su presencia. El canto matutino de las avecillas, los tonos violetas, rosas y anaranjados del cielo al amanecer, la humedad del aire y las caricias de la brisa en la piel, hoy vuelven a tener consistencia para nosotros.
Cuando el ser humano logra el conocimiento, la verdadera sabiduría, sabe que lo que ha de suceder sucede. El entendimiento es débil en tanto reside en cosas externas, pues en su interior sabe que son efímeras, y teme perder lo que posee afuera cuando dirige su mirada hacia el interior. Sin embargo, a veces es necesario volcar nuestra atención hacia adentro para poder reconocer nuestros demonios internos, pues sólo reconociéndolos obtenemos el poder para controlarlos. Lo mismo sucede con los fantasmas que nublan nuestro ánimo. Somos habitados por los fantasmas del miedo, de la duda, de los celos, etcétera, pero si los miramos fríamente, podemos inutilizarlos y desterrarlos para siempre. Este es el trabajo recomendado en este momento de incertidumbre, al estar Neptuno casi en conjunción a Marte, en el signo de Piscis, ya que es el domicilio propio de Neptuno.
Todo lo soterrado, las corrientes emocionales subterráneas, tienen que ver con Neptuno en su domicilio. Y puesto que Marte aquí se encuentra despistado, sin saber hacia dónde dirigir su potente energía, conviene observar desapasionadamente y mediante un trabajo interior concentrado, a todos esos monstruos que no nos dan tregua, en vez de batallar a ciegas, dando espadazos a diestra y siniestra; sólo así lograremos encontrar las vías para exorcizarlos definitivamente. Esto puede ser logrado mediante un proceso de introspección adecuado, trátese de practicar una meditación determinada, de realizar ejercicios de yoga, o mediante el poder sostenido de la oración mental y espiritual. No podemos seguir culpando a los demás de nuestras propias deficiencias: “El que no tenga pecado, tire la primera piedra” (Juan 8, 7), decía Jesús a los letrados y fariseos cuando iban a apedrear a la mujer adúltera, queriendo vengar en ella nuestro propio adulterio. Definitivamente, somos los responsables de cualquier accidente que afecte a la Creación entera, así como de todo lo que a ella concierne, y debemos dar cuenta de ello a Dios y a nuestro prójimo, tanto como a nosotros mismos. De otro modo, si ignoramos nuestra participación en cada movimiento de la vida, seguiremos apedreando a otros por aquello que hicimos o dejamos de hacer.
Hay un intercambio energético que el Sol y la Luna tienen cada plenilunio, pero en esta ocasión se muestra teñido de las energías de Neptuno, el planeta que desconoce los límites, y de Marte, que dispersa cualquier posibilidad de diálogo. Así, la confusión, el temor al engaño y al ridículo, el rencor y el resentimiento, la duda y la sensación de abandono, desfilan calladamente y nos provocan una enorme tensión. Pero el peldaño, el umbral, está ahí también, esperando por nosotros. La parte más sublime de Neptuno es el sacrificio y Marte, por su parte, es Galahad, el caballero defensor del Santo Grial. Así, un pequeño impulso, y rebasando nuestros propios límites, daremos un salto a lo desconocido, para ir a explorar nuevos horizontes, y experimentar otras formas de conocimiento, así como diferentes y variados lenguajes.
Y así, de una semana a otra, transitamos de manera turbulenta de las clases presenciales a las virtuales. No fue opcional, debíamos continuar avanzando. Y tenía que ser así, no sólo para avanzar en los contenidos de las unidades temáticas de cada curso, sino para sostenernos socialmente. Para mí, las primeras tres semanas fueron coyunturales, porque me he formado como docente universitaria en clases presenciales durante casi 15 años, también durante ese tiempo he impartido cursos a distancia; pero mi hechura docente se ha forjado en lo presencial y es ahí donde ocurre el diálogo, donde convergen las miradas y las voces de asombro, de desacuerdo y de aprobación ante la reflexión y el reto constantes.
En este proceso de enseñanza-aprendizaje (donde quien aprende más, siempre es el docente), se vuelve también la excusa para reflexionar sobre el mundo y nuestro actuar en él. Y esto se vuelve muy complejo trasladarlo a la enseñanza a distancia, porque no sólo la tecnología condiciona esto; la comunicación mediada por las pantallas parece diluir lo emotivo, lo fragmenta. Y puedo afirmar que si hay emoción se aprende más, pero pretender emocionar a mis alumnos cuando el mundo está en una crisis como no nos había tocado vivir antes, resulta muy complicado, casi imposible.
Tampoco era opción hacer como si nada pasara y continuar teniendo como meta cumplir el temario al 100 por ciento, mientras los números de contagios y muertes por Covid-19 empezaban a aumentar significativamente. Así que, en mis clases, lo más importante era saber que mis estudiantes y sus familias estaban bien. Lo demás lo iríamos resolviendo poco a poco. Los primeros días de las clases en línea (mediados de marzo), así fue.
Después empecé a recibir mensajes de alumnos que no podrían continuar con este modelo a distancia porque sus familias estaban atravesando por severos problemas económicos y ellos debían salir a buscar un empleo. Había que apoyarlos, ofreciéndoles otras opciones para que pudieran seguir avanzando a su propio ritmo. Empezaban también a enfermar conocidos y familiares; imposible pedirles que estuviera participativos y muy atentos. Se les veía un poco dispersos y preocupados. Yo incluso reconocía que mi ánimo característico estaba disminuido.
Nuestro país, de por sí complicado y dispar, se complejizaba aún más. Sin embargo, pese a complicaciones económicas, familiares y de salud, mis clases siempre estuvieron en un 90 por ciento de asistencia, mis alumnos se esforzaron mucho por continuar.
Varios me dijeron que las clases estaban sirviendo también para mantenernos “cuerdos” ante la contingencia sanitaria que lo estaba (y está) trastocando todo. Agradezco y valoro mucho su gran esfuerzo. Algunos se conectaban con sus propios equipos de cómputo, otros más me contaban que en sus casas hay sólo una computadora y la ocupan todos los integrantes de la familia (entre 4 y 6 aproximadamente); otros lo hacían con sus teléfonos. Y ese ruido de fondo enmarcó también las clases universitarias a distancia: la gente preparando comida o haciendo el quehacer, escuchando música, perros ladrando, familiares diciendo: “¿a qué hora termina tu clase, porque debo trabajar en la compu?”, “¡ya vengan a comer!” “cuando termines le ayudas a tu hermano”. Y en esa convergencia aúlica a distancia, conocimos los espacios tan disímbolos en los que habitamos, donde pocos tienen un espacio propio y propicio para estudiar.
Con mucho esfuerzo por parte de todos, estudiantes, profesores y las familias que nos rodean seguimos avanzando. Tenía que ser así porque el regreso a las aulas presenciales era y aún es incierto. También, ha sido exhaustivo estar hasta 10 horas frente a la pantalla: dando clase, revisando trabajos, respondiendo correos, revisando material para hace más eficientes mis clases, más las horas de las clases y tareas para dar el seguimiento académico de mis dos hijos que estudian segundo y tercer año de primaria.
Si bien sigo extrañando mucho a mis estudiantes, colegas y los espacios académicos, tengo claro que lo más importante, algunos sí pudimos seguir trasladándolo a la educación a distancia: la empatía, entendida como el reconocimiento del otro y como reconocerme en el otro. Porque necesitamos pensar más que nunca en los demás, porque las secuelas del Covid-19serán muy duras para todos durante un largo tiempo. No podemos pensar en “seguir avanzando” como si no pasara nada, cuando está pasando todo para cambiar el mundo como lo conocíamos. De hecho, si nos detenemos un poco, podremos continuar quizá más lúcidos y comprometidos con los demás.
*Comunicóloga, antropóloga social y profesora universitaria desde hace casi 15 años. FB Ceci Godínez Vázquez IG @aucel1104
Con el tema del contagio por Covid-19 y la premisa de generar un testimonio dramatúrgico de estos aciagos momentos, los dramaturgos Edgar Álvarez Estrada y Carlos Nóhpal se dieron a la tarea de realizar una compilación de obras teatrales breves. Para ello, aprovechando la increíble versatilidad que ofrece la tecnología, convocaron a ocho dramaturgos mexicanos más y a un catalán, que actualmente residen en ciudades tan distantes como Pekín (Gina Sagar), Berlín (Anna Mariscal), Pisa (Paulina Sabugal), Nancy (José María Mantilla), Barcelona (Octavi Franch), Toronto (Martha Bátiz), Nueva York (Anel Carmona), Tijuana (Denisse Zúñiga), Cancún (Saúl Enríquez), Mendoza (Carlos Nóhpal) y Ciudad de México (Édgar Álvarez Estrada).
El resultado de esta iniciativa ha quedado plasmado con el sugestivo título “De pandemia a pandemonium: 11 micro dramaturgias infectadas por el Covid-19”. Escritas en diversos tonos y estilos, todas dan cuenta de los graves conflictos, así como de las consecuencias sociales, familiares y humanas que ha generado la actual contingencia sanitaria y que ha puesto al mundo entero en jaque.
La idea de sus promotores es, además de poner los textos a la disposición de la comunidad teatral, generar un modelo que se multiplique y replique en otros grupos, lugares, idiomas y disciplinas.
La respuesta a esta generosa propuesta ha sido muy rápida y tres de las obras fueron ya presentadas como video teatro en la plataforma Zoom el día 29 de mayo; y una más, un texto futurista sobre el hipotético surgimiento de un Covid- 20, que lleva hasta el paroxismo la soledad y la dependencia humana de la computadora, misma que está siendo trabajada por un grupo de estudiantes de dirección de la UNAM.
El teatro se hace presente pese a que los espacios teatrales siguen por el momento cerrados.
El presidente Donald Trump no quiere que sus mentiras sean puestas al desnudo, pretende tener vía libre en un año electoral para seguir difundiendo bulos que inclinen la balanza a su favor. Desea tener el camino despejado. Nada debe interponerse en sus deseos por reelegirse. No importa si nuevamente tendría que hacer uso de las fake news. ¡Clama por la libertad de expresión! Él que se ha declarado principal adversario de los medios de comunicación, piensa que esta libertad le habilita para decir lo que se le venga en gana. Enemigo de balances y contrapesos ha pretendido someter a los distintos poderes del Estado. Quien disiente se ve atropellado. No solo en el plano político, jurídico y económico, también contra científicos por sostener posiciones contrarias a las suyas como ha ocurrido durante la presente pandemia.
Las redes se han convertido en aliadas generosas de los políticos, las utilizan a destajo
La última bravata de Trump se debe a que Twitter ocultó por vez primera detrás de una advertencia, un tuit que violaba sus reglas al glorificar la violencia. El presidente afirmó: “Cuando comienzan los saqueos empiezan los balazos”, aludiendo a las protestas escenificadas por la muerte del afrodescendiente, George Floyd, bajo custodia de un policía blanco en Minneapolis. La frase de Trump había sido expresada en 1960 por un policía blanco. La decisión del CEO de Twitter escaló las contradicciones de Trump con las grandes tecnológicas. “Este tuit infringió las reglas de Twitter sobre glorificación de la violencia. Sin embargo, Twitter ha concluido que puede ser de interés público que el tuit siga estando accesible”, adujo Jack Dorsey. Trump estaba indispuesto. Twitter había calificado antes que sus tuits contenían información dudosa.
Las pasadas elecciones fueron el detonante, agencias de gobierno y las mismas redes sociales -especialmente Facebook- se vieron compelidas a investigar y eliminar millares de fake news. El FBI fue la instancia encargada de convalidar la injerencia rusa en el cotejo electoral. Fue el momento preciso para que académicos de diferentes universidades estadounidenses terminaran por admitir que las redes sociales funcionan como medios de comunicación y no como simples plataformas virtuales. En un país que tiene como credo la libertad de expresión, las gigantes tecnológicas se encuentran protegidas por una norma federal emitida en 1996. La disposición resguarda a Internet. Para aquel entonces Google no había hecho aparición. La orden 230 protege a las tecnológicas por los contenidos de sus usuarios. Trump deseaba anularla.
La resolución federal permite a las compañías tecnológicas buscar contenidos que les parezcan abusivos. No corren ningún riesgo por los mensajes difundidos por los usuarios: discursos de odio, falsedades o de carácter peligroso. La reacción del presidente fue ordenar la revisión de la sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones. Nadie mejor que Trump sabe que no puede interferir su alcance. Esta disposición solo puede ser modificada por el órgano legislativo. Tenía la certeza que su reacción a través de Twitter tendría repercusiones adversas de carácter económico para la red social. Durante todos estos años la política de Trump ha sido una política vociferante y de amedrentamiento para quienes contradicen sus infundios. Su autoritarismo no admite réplicas ni contra-réplicas.
Las redes se han convertido en aliadas generosas de los políticos, las utilizan a destajo. No hay filtros que contengan sus balandronadas. Son tierra fértil para abonar odio, rencores y animadversión contra todas aquellas personas que no se pliegan a sus intereses. El abuso constante de publicación de mentiras, en algún momento tendría que ser contenido. La dualidad en la conducta de Trump es que mientras las cámaras legislativas estadounidenses tienen en la mira a las grandes tecnológicas por no proceder con celeridad en dar de baja los bulos, hoy que Jack Dorsey actuó en consecuencia con este propósito, se rasga las vestiduras. Los abusos reiterados han pervertido el uso de las redes. Como ocurriría en cualquier Estado de Derecho, ninguna instancia o persona puede operar sin normas que rijan su conducta.
No deja de ser sospechoso que sea Trump quien aliente el discurso de la libertad de expresión. Su disgusto obedece a que Twitter empezó a poner en marcha una decisión tomada hace ya varios meses, poniendo cortapisas al desenfreno verbal de un presidente que ha elevado la mentira a norma de gobierno. Como también es de esperar que las mastodontes mediáticas revisen los supuestos con que operan. Diversos análisis certifican que alientan la polarización y exacerban las emociones. Contrario a la posición de Dorsey, el magnate de Facebook, Marc Zuckerberg, adujo que ninguna institución debería intervenir en los contenidos publicados en las plataformas digitales. Se muestra partidario de un liberalismo decimonónico, rancio y pasado de moda, que desprende un tufillo irrespirable.
Estudiosos de los fenómenos sociales, políticos y sicológicos que surgen con la utilización de las redes, concluyen que estas inciden más de lo que creemos en la conducta de sus usuarios. Zuckerberg clama para que nadie gradúe sus contenidos, sigue deseando que nadie se entrometa en lo que Facebook difunda por muy enrevesado que sea. Las redes no pueden gozar de privilegios que las coloquen por encima del común de los mortales. Durante todos estos años ha quedado demostrada su incapacidad para ordenar la casa. Siguen renuentes a atemperar el afán desbocado que por sus circuitos circulen todo cuanto se antoje a quienes hacen de la mentira un apostolado. Trump comparte iguales deseos. Su mayor aspiración en relación a las redes, es que ninguna de baja a sus mentiras.
Uno de los grandes valores enarbolados por los medios de comunicación ha sido situar como núcleo de sus informaciones la verdad. La credibilidad que reciben de parte de lectores, radioescuchas y televidentes, obedece a su compromiso con la verdad. La experiencia indica hasta ahora las redes no han sido suficientemente consecuentes. Todavía no actúan con premura y firmeza. Nadie está habilitado a mentir, mucho menos el presidente de la primera potencia mundial. La confianza en las elecciones de Estados Unidos ha venido deteriorándose de manera progresiva. En primer término, por la cantidad de dinero que se requiere para aspirar a la presidencia, a la Cámara de Representantes y al Senado. En segundo lugar, debido al incremento de las mentiras sostenidas por los candidatos con tal de hacerse del poder.
El presidente Trump ordenó a las instancias federales de abstenerse de invertir fondos públicos en medios y redes -según su entender, discriminan al sector conservador. Algo así como si no atienden mis caprichos sus bolsillos no recibirán ningún centavo del erario público. La actitud de Dorsey es comprensible. “Seguiremos señalando la información incorrecta o cuestionada sobre las elecciones globalmente. Y reconoceremos y asumiremos la responsabilidad de cualquier error que cometamos”. En contraste con esta posición, el dueño de Facebook sostiene sin sonrojos que los mastodontes electrónicos “no deberían ser el árbitro de la verdad de todo lo que la gente dice en Internet”. Nadie quiere interferir en la verdad Mr. Zuckerberg. Todo lo contario. Deseamos que entren de lleno a dar de baja a las mentiras de las que están infestadas.
El momento que se vive el mundo en torno al coronavirus es un parteaguas que señala con claridad un después en el que la incertidumbre, la desolación, el miedo y la muerte parecen haber llegado para quedarse.
A la par de la ausencia causada por la pandemia en el campo artístico, como pudieran ser la partida de Luis Fernando Aute en España y Oscar Chávez en México, se suman en Monterrey, Nuevo León, la partida del humanista Alfonso Rangel Guerra y la del promotor cultural y hombre de teatro Rogelio Villarreal Elizondo. Ambos ligados a toda una vida cercana a la academia, las humanidades, la gestoría artística y al despegue cultural de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Por ser el sorpresivo fallecimiento de Rogelio Villarreal el deceso más reciente, trazaré en esta nota algunos pincelazos de su paso por la UANL.
Cuando parte alguien de tu generación te cae el veinte de que la hora se acerca. Primero unos y luego otros, pero invariablemente te sitúa en un punto de fragilidad.
Lo conocí en un teatro y lo vi por última vez en un teatro
Rogelio Villarreal nació en 1953. Incluso recibimos juntos el Premio a las Artes el mismo año (1995), él por sus méritos en una disciplina que fue su pasión: las artes escénicas.
A esta pasión dedicó su energía de 1974, año en el que se integra al Taller de Teatro Universitario, a los años finales de su existencia.
Lo conocí en un teatro y lo vi por última vez en un teatro. Antes del coronavirus nos vimos justo en Foro Teatro Monterrey, un espacio para la presentación de obras cortas con públicos pequeños. Una especie de teatro de bolsillo. Susy Robles y yo salíamos de una función a la que ella había dado cobertura y él entraba. Se le veía contento, con energía, con altibajos de salud, pero con ánimo y proyectos. Estaba ya alejado de la promoción cultural en el ámbito universitario, desde donde fortaleció, entre 2004 y 2016, la infraestructura cultural de la Universidad Autónoma de Nuevo León y las publicaciones al frente de la Secretaría de Extensión y Cultura, además de fundador, primero de la Escuela de Artes Escénicas y posteriormente de la Facultad de Artes Escénicas y apoyar la creación de la Casa Universitaria del Libro.
Desde los años 70, y hasta su muerte, se mantuvo al pie del cañón cerca de los escenarios. La primera vez que lo vi fue en 1977. En aquel entonces se armó una lectura de mis poemas en el Teatro La República y Rogelio Villarreal coordinó la parte artística del evento.
El mundo del arte y sus protagonistas suele ser feroz. “Aquí el más calvo se hace trenzas”, decía, refiriéndose al difícil tránsito de la comunicación con los artistas.
Y es que Rogelio Villarreal, por su temperamento fuerte y su nexo con teatristas, músicos, escritores y artistas de toda índole, solía estar en el ojo del huracán; tanto con la comunidad inconforme y demandante de espacios como por su vínculo con la jerarquía universitaria. Digamos, finalmente nadie es perfecto, que Rogelio parecía a veces un tanto caprichoso en sus decisiones, aunque sabía bien lo que hacía y una vez que se decidía a impulsar un proyecto, un programa, a un grupo artístico o un nuevo espacio, no solía dejar a medias las cosas. Y vaya que amplió el espectro cultural de la UANL mediante el acercamiento y apoyo a todas las disciplinas artísticas.
Quizás exagero si digo que era una especie de divo de la cultura, pero lo hago con el cariño y el respeto que merece su persona y su trayectoria en el campo de la cultura, el arte, la docencia y los escenarios.
Cito solamente algunos de sus logros al frente de la Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL: la puesta en marcha y conclusión del Centro Cultural Universitario Colegio Civil en 2010 y el impulso a las publicaciones que alcanzaron un promedio de un libro cada dos días, a la par de la internacionalización del área editorial ampliando la presencia del sello editorial de la Máxima Casa de Estudios a las ferias del libro más importantes del mundo y con un catálogo de autores verdaderamente impresionante. Esto último con un equipo de primera línea, como es el caso de José Garza Acuña a la cabeza del área de publicaciones. Pienso que otro de sus logros fue fortalecer el vínculo entre la comunidad artística y el entorno universitario, además de sentar las bases para que la UANL asumiera el liderazgo en el tema de la creación, la promoción y la gestión artística en el norte del país.
No dejó nunca el cigarro. Su oficina, primero en la Biblioteca Magna Universitaria y luego en el Colegio Civil, tenía la huella del humo de Rogelio, aunque estaba prohibido fumar en los recintos universitarios. Una diabetes y el son del corazón lo mantenían en jaque. Hasta que un paro fulminante lo sorprendió en su casa el 24 de mayo pasado. En pleno Festival Alfonsino. Adiós, Ricardo, que te vaya bien. No te voy a decir que nos vemos pronto, pero sí que se te extraña.
*Poeta, escritor, narrador y periodista mexicano (Ciudad del Maíz, San Luis Potosí, 1956). Reside en Monterrey, Nuevo León desde 1973. Entre otras distinciones ha recibido el Premio Nacional de Poesía de la Universidad Autónoma de Zacatecas 1985 y es becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León. Entre sus poemarios destacan Que la mar abra sus puertas para que entren los pájaros, Batallas y naufragios y Plegaria de los ciegos caminantes.
El olor de la muerte se percibe en el pórtico de la casa donde entro.
Donde vivo huele a muerto.
Resplandece el fósforo.
Cadáveres danzarines de híbridas muecas pusilentos me reciben.
En la casa donde vivo, donde a veces como en la mesa donde escribo, diría ya que huele a muerto.
Lápidas varias y corpachones fríos macilentos boquean en el mustio espacio.
¿Cómo no encallar en este aroma de cicatrices? ¿Cómo no reconocerse en ellas, calamidad, de naturaleza sedimento?
¡Ay de mí! Ya te digo: ¡aquí me parece que huele a muerto!
¡Este extraño ímpetu de los cantos y las vigas de la casa donde vivo,donde a veces duermo en la cama donde escribo, noto ahora: hiede de muerto!
Criptas tácitas y despojos difuntos desnúdanse agusanados en el yermo llano.
Aparecen entonces las esporas que se enredan en el aire suspendidas, en las cuencas secas de los ojos llueve el alma.
*Poeta y cantante mexicana. En 2008 ganó el Premio del Ministerio de Cultura de España a la Edición. Su trabajo ha sido presentado en programas de radio, televisión, foros y encuentros en México, Argentina, España, Estados Unidos y Francia.