Mis mejores lecturas del 2020

La escritora nicaragüense hace un recuento de los libros leídos durante “los días nebulosos” del año que acaba de concluir, “trágico, duro, lento”, cuando si bien es cierto que la literatura no nos salva, “está muy cerca de hacerlo”.

FOTO: EMRE CAN – PEXELS.COM

Por Linda Báez Lacayo*

Siempre al terminar un año hacemos recuentos, listas, inventarios de vida y de propósitos nuevos. Este año en particular ha sido trágico, duro, lento, difícil de terminar. Pero como dice Fernando Del Paso en sus Noticias del Imperio: “todos los días llegan alguna vez, aunque no lo creas y aunque no lo quieras…”. Y este año llegó a su fin y esperamos que venga un mejor 2021.

En los días nebulosos del 2020 pocas cosas pueden enlistarse como buenas. Una de ellas es el tiempo que pudimos dedicar a la lectura. A pesar de que nuestro país no ofrece la variedad de libros que se ven en las librerías de otros países, en estos tiempos de pandemia, reclusión y acceso a libros por internet, vimos ampliarse nuestras posibilidades. Soy una de las privilegiadas que dedicó su tiempo a la literatura.

Los beneficios de la lectura son enormes, nos permite conocer y percibir otros mundos y otras personas, desde distintas perspectivas, y nos hace pensar fuera de las cotidianidades y los rigores del mundo actual. Pero la literatura también se ha visto enfrentada a sociedades que cada día quieren todo más rápido, más visual y con nuevas tecnologías. Disminuimos el hábito de leer y aumentamos el tiempo en pantallas.

La experiencia de leer nos aporta conocimientos, fluidez de palabras, empatía y capacidad de análisis y reflexión. Y cuando leemos se establece una conexión entre autor y lector, y en especial con sus personajes, que vamos descubriendo en sus páginas. Como dice Paul Auster: “la novela es el único lugar del mundo donde dos personas se encuentran y viven una intimidad única”.

Es cierto que la literatura no nos salva, pero está muy cerca de hacerlo. En estos momentos de inventario y reflexión de fin de año, quise hacer la lista de mis mejores diez libros leídos en el 2020. Fue una experiencia difícil porque la verdad sea dicha, fueron muchos buenos. Casi todos han sido publicados en años anteriores. La lista fue hecha sin ningún orden en particular, solo basada en criterios de calidad narrativa, construcción de personajes, verosimilitud, originalidad y emociones transmitidas. Aquí les dejo:

1. Las uvas de la ira. John Steinbeck (USA)

Lo mejor que leí en este año y posiblemente de toda la vida (perdón, Pedro Páramo). Steinbeck la escribió en los años 40 pero podría haberla escrito en el 2020, tan actual que describe con certeza el mundo de hoy. Cuenta el éxodo migratorio de familias de Estados Unidos durante la gran depresión, pero podría estar narrando la migración actual del sur al norte, producto de guerras, violencia, expolio de sus bienes y la falta de oportunidades. “Las uvas de la ira” es una gran novela de realismo social y al terminar de leerla sentí que este mundo sigue en deuda de valores, aunque nos deja un soplo de esperanza.

2. Americanah. Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria)

“Cuento historias” dice la autora. Y lo hace magistralmente en esta novela. Es una denuncia contra el racismo. Los inmigrantes provocan espanto, afectan nuestra comodidad. Pero si sos negra, doble peligro, su color nos provoca miedo, su pobreza nos resulta ajena. Americanah, nombre peyorativo con que se llama a las retornadas a Nigeria, es una novela que nos hace un tremendo llamado de realidad a través de historias de jóvenes migrantes africanos en su país de acogida. Es la muestra de cómo los prejuicios culturales y sociales marcan distancias y te etiquetan.

3. El hombre que amaba a los perros. Leonardo Padura (Cuba)

El asesinato de Trotsky está en los anales de la historia. Pero esta novela nos lo relata en medio de la “agobiante presencia” de un mundo que cambia abruptamente, entre la revolución rusa, la guerra civil española, la segunda guerra mundial y la revolución social de los 70s. Lo que podría ser una nueva revisión de la historia, es una novela trepidante, de reflexión política y filosófica de lo que hemos hecho con nuestro mundo: un espacio para morir o matar por una causa, o un escenario para seguir creyendo en utopías pervertidas. Al final nos hace cuestionarnos si valió la pena o si en el camino perdimos todos.

4. Los recuerdos del porvenir. Elena Garro (México)

Ha sido reconocida como una de las creaciones más perfectas de la literatura hispanoamericana contemporánea, comparada con grandes autores. En la novela, cuenta la vida de un pueblo del sur de México, Ixtepec, narrada por él mismo, con una originalidad que rebasa cualquier expectativa. Así Garro se gana el sitio de antecesora de lo que después se llamó “realismo mágico”. A lo largo de la novela, el pueblo va contando los acontecimientos fantasmales que vivieron sus personajes en uno de los pasajes más turbulentos de la historia de México, la guerra cristera.

5. Pastoral Americana. Philip Roth (USA)

Nos muestra una tremenda radiografía de los Estados Unidos, con el rostro cambiado a partir de la guerra de Vietnam. Las nuevas generaciones cuestionan todos los valores de esa sociedad feliz, orgullosa, respetuosa de las tradiciones. En esta novela, atractiva y lúcida, el autor nos muestra a sus personajes perdidos en su propia realidad. Todos enfrentados al modelo americano, generador del «sueño americano», que les había prometido a los migrantes europeos su gran oportunidad si trabajaban y se esforzaban, siempre y cuando siguieran los patrones del sistema y las instituciones creadas para protegerles.

6. Pelea de gallos. María Fernanda Ampuero (Ecuador)

Trece cuentos desgarrados, la violencia como parte de nuestras vidas, historias duras y bellas. Es América Latina, la de la injusticia, la crueldad, pero también la de la solidaridad, el amor y la justicia por mano propia. Personajes femeninos hacen frente a lo vulnerable y sacan fuerzas de la derrota, pueden ser crueles y al mismo tiempo mostrar orgullo por su origen o su destino. Somos incapaces de imaginarnos que estos mundos aún coexistan en nuestra región. Pero también nos hace creer que siempre puede haber lugar para algo mejor.

7. Clara y la penumbra. José Carlos Somoza (España)

A lo largo de páginas laberínticas, esta novela nos muestra que el ser humano es capaz de las más crueles perversiones. Los asesinatos son excusa para mostrar a “El artista”, un criminal al que tendrán que detener mientras se exhiben sus “obras de arte”. Como corresponde a este género de novelas, te empuja, te acelera en la acción y te hace creer que todo puede pasar y cambiar el destino de los personajes. Una novela sorprendente desde su inicio, que me hizo cuestionarme si para hacer arte todo es válido, desde manosear la dignidad humana, provocar dolor o inclusive la muerte.

8. Las inviernas. Cristina Sánchez-Andrade (España)

A las protagonistas, dos hermanas, “las inviernas”, las une un pasado oscuro y un raro vínculo de amor-odio. La novela está ubicada en la ruralidad de la postguerra en España, con personajes que se debaten entre la bondad y la maldad, lo rutinario y lo legendario, el heroísmo y la pereza. Te transporta a las calles polvosas de cualquiera de nuestros pueblos y te hace esperar el encuentro en cada esquina con personajes que van a develar los secretos ocultos de sus historias. Todas queremos ser distintas y todas queremos ser iguales y pasar desapercibidas entre un montón de otras inviernas.

9. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Tatiana Țîbuleac (Moldavia)

La novela muestra las pérdidas y las emociones que marcan las relaciones tormentosas entre hijos y madres, nuevas oportunidades y perdón. Una narrativa dura y atormentada y, sin embargo, regada de poesía y alegorías en cada página. La escritora lleva a sus personajes en un viaje tormentoso de descubrimiento, la madre que no supo amar se enfrenta a ese hijo que no sabe cómo perdonar. Los ojos verdes de la madre serán la guía que el hijo necesita para completar esa travesía que nunca supieron cómo iniciaron y que irán descubriendo como terminar.

10. Salvar el fuego. Guillermo Arriaga (México)

Una cadena de inverosimilitudes contrapone dos Méxicos, uno de esa violencia interna, de personas en burbujas de oro y esplendor de los barrios “buenos”; y el otro, por la violencia real, física, cercana a la muerte, de los barrios pobres. Dos personajes de características extrañas que se vuelven improbables. Un hombre rubio, indígena, asesino convicto; y una atractiva mujer de los barrios ricos, vacía y huérfana emocional. Se conocen por los azares retorcidos del destino impuesto por el autor y los lleva a vivir una vida quimérica, un amor tempestuoso hasta los mismos infiernos, un amor que, de tan irrealizable, terminas convenciéndote (¿o deseando?) que sea posible.

*Novelista y cuentista, coordinadora de la serie antológica “Mujeres que cuentan” (Ed. Narratio Aspectabilis) y organizadora del taller literario Laboratorio de Novela-Nicaragua (#laboratoriodenovela) conjuntamente con el escritor mexicano Celso Santajuliana.

Facebook: Linda Báez Lacayo

“Venimos a la guerra”

Personal de salud de distintos estados del país llegaron durante la tercera semana de diciembre a la Ciudad de México para ayudar a sus colegas, exhaustos tras diez meses de combate a la pandemia en esta capital, que está a punto del colapso hospitalario.

Redacción Diarios de Covid-19

FOTO: STAFF DIARIOS DE COVID-19

Cuando le pidieron ir a la Ciudad de México para apoyar a sus colegas agotados física y mentalmente por la prolongada batalla contra el Covid-19, Concepción Moreno no lo pensó dos veces. Hizo su maleta, se encomendó “al ángel grande de la salud” y le encargó a su madre el cuidado de sus dos hijas adolescentes, Yuritzy y Melanie.

“Siempre son mi motor”, se le quiebra la voz al hablar en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México donde llegó, el pasado 23 de diciembre, acompañada por compañeras y compañeros de Reynosa, Nuevo Laredo, Tampico y otros municipios de Tamaulipas. Ella es jefa de Enfermería de la Unidad Médica Familiar 16 del IMSS en Altamira y aquella tarde, después de que la prensa tomó imágenes de la llegada del contingente norestense a la capital, reconoció lo difícil que es no pasar las celebraciones navideñas en casa, pero pudo más su vocación de apoyar al personal que ha enfrentado, desde marzo, la pandemia.

“Venimos a apoyarlos, aunque sea un rato”, dice.

Unos minutos más tarde, entre aplausos y porras, llega el primero de los tres contingentes de Sinaloa; entre ellos Jesús Sánchez Llanes, Jefe de Piso del Hospital General Número 1, de Culiacán. Él coincide con sus colegas en responder que vinieron al Valle de México “a poner nuestro granito de arena”.

“Es muy difícil, como a todos los compañeros que dejaron padres, hijos, familias, vecinos, todos, dejaron todo por venir a dejarlo todo aquí también”, declara.

El operativo que permitió la llegada de más de 600 trabajadoras y  trabajadores de Enfermería, Medicina y Terapia Intensiva, entre otras áreas, fue bautizado por las autoridades sanitarias de México como “Operativo Chapultepec”, en alusión al histórico encuentro de los ejércitos encabezados por los caudillos revolucionarios Francisco “Pancho” Villa y Emiliano Zapata, ocurrido el 4 de diciembre de 1914 en la Ciudad de México. En aquella jornada, el llamado “Caudillo de Sur”  y el “Centauro de Norte” se reunieron al sur de la capital, donde firmaron el Pacto de Xochimilco que consolidó la alianza de sus tropas; pero fue dos días más tarde cuando el convenio quedó sellado con la entrada de los dos ejércitos a la ciudad y su recorrido hasta el Palacio Nacional.

Aquel diciembre, tropas foráneas fueron las que protagonizaron la historia en el corazón del país.  Y 116 años más tarde, brigadas provenientes de 26 estados fuera de la Ciudad de México -Veracruz, Colima, Chiapas, Sonora, Tabasco, Michoacán, Coahuila, entre otros- la volvieron a sellar con ejércitos que no trajeron armas de fuego ni puñales ni botas de combate, sino experiencia y vocación para enfrentar al enemigo invisible.

“Nos preocupa lo que hemos visto últimamente, que la gente no se queda en casa. Eso nos preocupa porque ellos no se lo toman en serio, pero nosotros sí. Nosotros venimos a la guerra”, sentencia Sánchez.

La misión está pactada para un mes, aunque no se descarta que pueda prolongarse, de ser necesario. Las brigadas serán enviadas a distintos hospitales del Valle de México, que encabeza las cifras de ocupación hospitalaria en camas generales y camas con ventilador. Concepción sonríe aunque tenga los ojos enrojecidos de aguantar el llanto: “Mis niñas ya saben que su mami siempre está echándole ganas”.

ARMANDO MANZANERO, VENCIDO POR EL COVID

Pese a los pronósticos que hablaban de una mejoría, el lunes 28 de diciembre falleció en la Ciudad de México el célebre compositor y cantante Armando Manzanero por una complicación de salud, después de que fuera diagnosticado con Covid-19.

FOTO: INSTAGRAM – SECRETARÍA DE CULTURA / CDMX

Por Miguel Cane*

Armando Manzanero, quien el 7 de diciembre cumplió 85 años, había ingresado la semana pasada a un hospital y aunque había estado “delicado”, su salud había estado mejorando y sus niveles de oxígeno se habían recuperado, según dijeron inicialmente algunos familiares.

Sin embargo, informaciones contradictorias hacían temer lo peor.

El autor de “Somos Novios” padecía de diabetes desde hace años, y siempre había estado controlado por lo que hasta hace poco aún podía viajar para ofrecer conciertos y grabar discos.

Lamentablemente, este lunes se confirmó la peor noticia sobre uno de los últimos grandes compositores de México e icono en toda América Latina.

70 años de carrera

La muerte de Armando Manzanero viene a marcar el fin no solo de 70 años de carrera como uno de los compositores mexicanos más destacados, equiparable a José Alfredo Jiménez o Juan Gabriel, desde la segunda mitad del siglo XX; también es el cierre de toda una época en la creación y difusión de música popular mexicana.

Con un estilo particular, que supo fusionar el bolero tradicional con los ritmos más modernos como la Bossa Nova, la samba y el pop, Manzanero, orgullosamente oriundo de la península de Yucatán, surgió como una alternativa refrescante y original en las ondas radiales a mediados de los años 60, cuando en México la preponderancia correspondía al género regional ranchero y al bolero, el chachachá y otros ritmos provenientes del trópico. El rock nacional consistía básicamente en versiones traducidas de éxitos de cantantes estadounidenses como Elvis Presley, Ricky Nelson, Paul Anka, Neil Sedaka o Brenda Lee, representados por intérpretes como Alberto Vázquez, Enrique Guzmán, César Costa o Angélica María, según fuera el caso.

Manzanero fue el primer compositor mexicano en fusionar las sensibilidades de esas influencias y de un público más joven, con sus composiciones, como “No”, que en 1966 el cantante Carlo Lico puso de moda, o “Somos novios”, que se hizo popular en voz de Angélica María, al igual que “Esta tarde vi llover”.

En 1967, animado por un ejecutivo de la RCA, grabó su primer disco, titulado “Mi primera grabación”, con canciones propias, donde destaca el romanticismo que lo caracterizó siempre.

En los años subsecuentes, su obra llegó a ser interpretada por cantantes como Frank Sinatra (que se declaró su admirador), Tony Bennett, Elvis Presley (en 1970, El rey versionó “Somos novios” como “It’s impossible”); Marco Antonio Muñiz, Alejandro Fernández, Perry Como, Luis Miguel (cuya carrera redefinió en 2001 con la grabación de “Un romance”, disco de boleros que incluía el tema de su autoría “Inolvidable”, que rompió récords de ventas), las orquestas corales que dirigían Franck Pourcel, Paul Mauriat y más famosamente Ray Conniff; también le grabaron temas el ídolo español Raphael, la estadounidense Karen Carpenter (del famoso dueto), Roberto Carlos, Manoella Torres, José José, Tania Libertad (con quien hizo varias temporadas de conciertos en centros nocturnos a fines de los años 90, grabando exitosos discos en vivo), Lucero, Cristian Castro, el pianista argentino Raúl di Blasio y muchos más.

Teniendo lo mejor de ambos mundos –una carrera exitosa y el respeto de sus pares– Manzanero, junto con Roberto Cantoral, que era su amigo y colega de generación, hizo escuela en un período que evolucionó al surgimiento de otros compositores que buscaron emular su particular estilo, como el mencionado Juan Gabriel (probablemente su mejor alumno) y otros como Joan Sebastian, que lograron fusionar diferentes estilos con éxito y cambiaron por completo no solo la faz de la música mexicana contemporánea, también cambiaron el mercado y la manera que tuvo una generación entera de consumir música.

Todo esto, proveniente de un hombre menudo, afable, de brillante inteligencia y enorme curiosidad: gran lector y ávido cinéfilo, encontraba inspiración en todas partes y tenía gustos muy especiales, que iban desde la música tradicional yucateca –raíces que ostentó con orgullo siempre– a Serge Gainsbourg y la nueva chanson francesa; Jacques Brel, Leonard Cohen, Joni Mitchell y, naturalmente, los Beatles. Poco le importó haber sido censurado en su juventud por los compositores consagrados de ese tiempo,precisamente por apreciar y tomar esas influencias “extranjerizantes”, para crear lo que es hoy un estilo admirado internacionalmente.

En su vida personal, Manzanero, nacido el 7 de diciembre de 1935 en la poética ciudad de Mérida, creció en un hogar donde siempre hubo música: su padre, Santiago, fue uno de los fundadores de la orquesta folclórica Yucaltepén, y su madre, Juana Canché, de ascendencia maya, era un ama de casa que crió a sus hijos, cantándoles. Armando, desde los ocho años, inició sus estudios de música en la escuela de Bellas Artes de la capital yucateca y en 1950 se trasladó a la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) para completar sus estudios superiores como pianista, entrando a laborar como director musical de estudio en 1956 a la RCA, donde trabajó como arreglista y tocando acordeón y piano con algunos de los más brillantes talentos de esa época como Lucha Villa, Lola Beltrán, Flor Silvestre, Olga Guillot, Amalia Mendoza La Tariácuri –en la grabación de su gran éxito “Sufriendo a solas”–, Luis Alcaraz, Lucho Gatica, Pedro Vargas e incluso, Agustín Lara, de quienes aprendió mucho, según dijo en repetidas ocasiones.

También tuvo éxito cantando sus propias canciones, aunque lo dudó y que siempre dijo en entrevistas que no tenía una gran voz ni se le podía comparar con otros intérpretes, calificándose a sí mismo como un trovador: Nosotros [Los trovadores] nunca hemos destacado como cantantes. “Trovador fue mi padre, trovador soy yo”.

Foto: Especial FB: ArmandoManzanerooficial

Romántico empedernido

De carácter jovial, era tambiénun romántico empedernido: se casó en cinco ocasiones: la primera con María Elena Arjona Torres, quien fuera su novia de adolescencia, y se casaron en 1957 tras seis años de relaciones. Fueron padres de cuatro hijos; se divorciaron en 1970. Posteriormente, se casó con Gloria Blum, de quien se divorció a finales de la década de 1980, cuando ya conocía a quien fue su tercera esposa, María Teresa Papiol Mirassou, quien trabajaba en un banco, contrayendo matrimonio en 1991, separándose en 1998. A ella dedicó el tema “Nada personal”, que sirvió como entrada a la famosa telenovela protagonizada por Demián Bichir, Ana Colchero y José Ángel Llamas.

A este período seguiría una relación sentimental fugaz (pero duradera en lo profesional) con la peruana Tania Libertad, y en 2001 conoció a Olga Aradillas, con quien tuvo una relación escabrosa entre 2002 y 2006. En 2005 se vio envuelto en un escándalo, después de que Aradillas lo acusara de maltrato físico y emocional. El cantautor obtuvo la sentencia de divorcio a su favor, después de que se comprobara que las acusaciones hechas por su cónyuge eran falsas y que Aradillas abandonó el hogar de manera injustificada, despojándolo de bienes que no eran de su propiedad, sin pedir permiso. El 28 de noviembre de 2006, la titular del Juzgado Tercero de lo Familiar de Mérida, Yucatán, dictó el juicio de divorcio promovido por Manzanero.

Entró en juego por entonces Susana Zabaleta, con quien formó pareja en y los escenarios, grabando el álbum “De la A a la Z”. Por ese período, que los llevaría a Japón en una extensa gira, se dijo que Zabaleta, divorciada del director cinematográfico Daniel Gruener y madre de dos hijos, sostenía una relación amorosa muy discreta con él, durante tres años, separándose en 2010, después de grabar dos discos más.

En 2011 conoció a Laura Elena Villa, treinta y seis años menor que él, con quien se casó en 2014 después de algunos años de convivencia. De estas relaciones, Manzanero fue el padre de María Elena, Martha, Armando, Diego, Juan Pablo, Mainca y Rodrigo, y abuelo de 16 nietos. 

Con más de medio siglo como cantante y 70 años como músico, Armando Manzanero dejó una huella indeleble en la historia de la música, siendo uno de los compositores más celebrados e interpretados alrededor del mundo, y en 2014 se convirtió en el primer mexicano en recibir un Grammy honorífico por su trayectoria, el cual le fue otorgado por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de los Estados Unidos.

*Crítico de cine mexicano, periodista, dramaturgo y escritor. Facebook: Miguel Cane

Poetas en cuarentena

En esta ocasión, la última de 2020, rendimos homenaje a la poesía indígena, la chicana y la cubana y también, como una forma de decir adiós, al escritor mexicano Oscar Wong. Ojalá la disfruten.

MENSAJES

Ali Cobby Eckerman* 
Cada grano de sal en este
Gran país rojo
Es un poro en la piel
De mi familia
Cada pluma sobre la tierra
En este país de Spinifex
Es un mensaje espiritual
De mis ancestros
Cada flor silvestre que florece en este
Desierto de rojo
Es un letrero de esperanza
Para mi pueblo.

*Poeta aborigen australiana de la tribu Yankunytjatjara / Kokatha kunga (1963¨-).  Su voz es considerada una de las más fuertes y emotivas y es fundadora del Aboriginal Writers Retreat en Koolunga, Australia.

DECLARACIÓN DE AMOR

Carilda Oliver Labra*

Pregunto si llevo razón
cuando despierto el peligro entre sus muslos,
si me equivoco
cuando preparo la única trinchera
en su garganta.
 
Yo sé que la guerra es probable;
sobre todo hoy
porque ha nacido un geranio.
 
Por favor, no apuntéis al cielo
con vuestras armas:
se asustan los gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que da sobre los pobres.
 
No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi patria;
pero no habléis tanto de cohetes atómicos,
que sucede una cosa terrible:
lo he besado poco.

*Una de las mayores exponentes de la poesía cubana (1922-2018). Doctora en Derecho, abogada y profesora de inglés, con reconocimientos nacionales e internacionales a su trabajo poético. 


Compañera, cuando amábamos 
(for Juanita Ramos and other spik dykes)
Gloria Anzaldúa*


¿Volverán, campañera, esas tardes sordas
cuando nos amábamos tiradas en las sombras bajo otoño?
Mis ojos clavados en tu mirada
tu mirada que siempre retiraba al mundo
esas tardes cuando nos acostábamos en las nubes
mano en mano nos paseábamos por las calles
entre niños jugando handball
vendedores y sus sabores de carne chamuscada.
La gente mirando nuestras manos
nos pescaban los ojos y se sonreían
cómplices en este asunto del aire suave.
En un café u otro nos sentábamos bien cerquita.
Nos gustaba todo: las bodegas tiznadas
la música de Silvio, el ruido de los trenes
y habichuelas. Compañera,
¿volverán esas tardes sordas cuando nos amábamos?
¿Te acuerdas cuando te decía ¡tócame!?
¿Cuándo ilesa carne buscaba carne y dientes labios
en los laberintos de tus bocas?
Esas tardes, islas no descubiertas
cuando caminábamos hasta la orilla.
Mis dedos lentos andaban las lomas de tus pechos,
recorriendo la llanura de tu espalda
tus moras hinchándose en mi boca
la cueva mojada y racima.
Tu corazón en mi lengua hasta en mis sueños.
Dos pescadoras nadando en los mares
buscando esa perla.
¿No te acuerdas como nos amábamos, compañera?
¿Volverán esas tardes cuando vacilábamos
pasos largos, manos entrelazadas en la playa?
Las gaviotas y las brizas
dos manfloras vagas en una isla de mutua melodía.
Tus tiernas palmas y los planetas que se caían.
Esas tardes teñidas de mojo
cuando nos entregábamos a las olas
cuando nos tirábamos
en el zacate del parque
dos cuerpos de mujer bajo los árboles
mirando los barcos cruzando el río
tus pestañas barriendo mi cara
dormitando, oliendo tu piel de amapola.
Dos extranjeras al borde del abismo
yo caía descabellada encima de tu cuerpo
sobre las lunas llenas de tus pechos
esas tardes cuando se mecía el mundo con mi resuello
dos mujeres que hacían una sola sombra bailarina
esas tardes andábamos hasta que las lámparas
se prendían en las avenidas.
¿Volverán,
Compañera, esas tardes cuando nos amábamos?

*Académica, activista, feminista, escritora y poeta estadounidense (Valle de Río Grande, 1942-2004) considerada una de las voces más representativas de la literatura chicana.

 

POEMA
*Oscar Wong



COMO UN CLAVEL deshojas la nostalgia,

obstinada brecha al pie del horizonte.

Juego a que la mano te despeina,

acaricio tu mentón como el alba los cristales.

Jalo tus cabellos, riño contigo.

Soy un chiquillo cuando monto en el candor,

palabra que zurea en tus oídos

(el áspid de la soledad acecha, crece.)



Tus ojos, taciturna miel.

Tus labios, caricia de espuma que reclamo.



Contigo voy por los caminos que ahora se me ofrecen.

Contigo hago que las zarzas germinen el desierto.



Destello de sol sobre la cresta de la ola

esta canción es para ti.

Esta semilla reverbera en tu regazo.

Esta raíz se aferra a los espejos.

Espantada la muerte retrocede.

No más dolor.

Ya basta del colmillo hincándose en la garganta de la aurora,

la garra de la pena devastando las heridas.

Ahora canto.

Pastor en la ribera toco la flauta del Amor.

Con mis manos invento el alborozo:

tienes la suavidad del musgo,

candidez de sol flotando como lirio.

Sonríes.

Aromas los frutos del rubor.

*Poeta, narrador y ensayista chiapaneco de ascendencia chino-mexicana (1948-2020). Obtuvo diversos premios y reconocimientos y perteneció al PEN-Club México.

El diciembre irrepetible de Canadá

Por: Horacio Zamora / Reportero Gráfico / Montreal, Canadá
Instagram: @hozs79

A principios de diciembre, el primer ministro de Québec, François Legault, anunció que las fiestas tendrían que ser canceladas para evitar más contagios. «Tenemos que enfrentar los hechos. Este año vamos a tener una Navidad tranquila. A pesar de nuestros esfuerzos, no hemos podido reducir el número de casos. No tenemos que culparnos a nosotros mismos, es lo mismo en todas partes del mundo. Con los números actuales, no es realista pensar que revertiremos la situación a tiempo para las vacaciones. Debemos proteger a nuestras enfermeras, a nuestros padres y a nuestros abuelos. Nadie quiere vivir toda su vida pensando que ha infectado a un ser querido que ha muerto por ello», dijo en conferencia de prensa.


El gobierno provincial emitió un mensaje a toda la población en el que advirtió que todas las reuniones públicas o privadas debían permanecer prohibidas para contener la propagación de Covid-19. La medida sanitaria se aplicó para la Nochebuena y Navidad e incluso podría alcanzar los festejos de Fin de Año, fechas esperadas con ansias por las familias que ven en estas celebraciones un aliciente al final de un convulso 2020.


La restricción se mantiene mientras la población continúa adaptando sus actividades cotidianas a la Nueva Normalidad.

MIRADOR VIRAL

Adiós, año cruel

ADRIANA BANCALARI – «HACIA DÓNDE» – ACUARELA

Por Irene Selser*

A todas y todos los que se fueron sin poder despedirse

“He anotado este asunto tan detalladamente, porque tal vez mi historia pueda resultar útil a quienes vengan detrás de mí, si alguna vez se vieran sometidos a la misma angustia y a la misma opción; por esta razón deseo que esta narración sea, más que una historia de mis actos, una guía para los de aquellos a quienes muy poco puede importar lo que fue de mí.”          

Daniel Defoe, Diario del año de la peste                                                                   

Escribo estas líneas deseando que los festejos navideños pasen pronto. Este año he agradecido tanto a la vida por no estar muerta, tampoco mis familiares y amigos y colegas cercanos y lejanos, que ella sabe muy bien cuánto la valoro. Pero igual deseo que este año de la Rata de Metal, que por suerte ya agoniza, se acabe después de 12 meses terroríficos.

Fue a comienzos de marzo, mientras la OMS declaraba al Covid-19 como nueva pandemia mundial, cuando nos enteramos por una radio de Barcelona que la escritora y vidente estadounidense Sylvia Shoemaker, más conocida como Sylvia Browne (1936-2013) había advertido en su libro End of days (2008) sobre la aparición del nuevo virus: “Alrededor de 2020, una enfermedad grave similar a la neumonía se extenderá por todo el mundo, atacando a los pulmones y los bronquios y resistiendo todos los tratamientos conocidos”.

También la astróloga argentina Ludovica Squirru vaticinó no pocas dificultades para el Año de la Rata de Metal, con base en el Horóscopo chino que en su momento no leímos. Según ella, en 2020 “lo que fue ya no es ni será, y dependerá de nuestra adaptación al vertiginoso cambio climático, geopolítico y humano la forma cómo nos insertemos en este nuevo ciclo astral”.

Lejos estuvimos de imaginar los alcances de estas palabras ante un escenario que superó con creces el ingenio de Spielberg, por lo que ahora consultamos a Squirru y sus predicciones para el Año del Búfalo de Metal, a iniciarse el 12 de febrero y que al parecer será más promisorio. Y aunque 2021 no supondrá un cambio radical, sí se anticipa más ordenado y laborioso; siendo el noble búfalo –o buey– un sinónimo de disciplina, esfuerzo, trabajo y familia. De hecho, mi hermana Gabriela y mi hija mayor, Natalia Camila, son búfalo y doy fe de estas cualidades.

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Bill Gates fue otro que, en abril de 2017, pronosticó una debacle sanitaria global en puerta tras estudiar la epidemia del Ébola en África. El cofundador de Microsoft había advertido de la llegada de “la peor pandemia de la historia de la humanidad” si no se tomaban las medidas adecuadas, pero evidentemente nadie hizo caso al multimillonario filántropo en su advertencia de crear nuevas vacunas y fármacos, como él mismo lo recordó en 2020 tras la detección de los primeros casos en Wuhan.

Por cierto, un reconocido médico internista con estudios en epidemiología y guerra bacteriológica me compartió en estos días su hipótesis sobre el origen del Covid-19. Para él, sí es posible que haya salido del Instituto de Virología de Wuhan, pero: 1) si así fuera, se les “escapó” tras contagiar al nunca hallado “paciente cero”, ya que sería absurdo imaginar que un laboratorio suelte adrede un virus en el mismo lugar donde este es manipulado; y 2) un virus tarda “hasta seis fases” –que pueden durar de 2 a 3 años– en convertirse eventualmente en pandemia, por lo que posiblemente el nuevo coronavirus ya tenía tiempo incubándose, disfrazado de otros padecimientos como por ejemplo neumonía atípica no solo en China sino en otros países.

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Algo más sobre predicciones: si bien el Año de la Rata de Metal supuso “un curso acelerado de supervivencia” ya que, según Squirru, el despreciado roedor “lleva en su genética la forma de defenderse de los embates humanos”, el Buey de Metal nos traerá un tiempo de mayor conciencia laboral y ambiental, aunque el mundo será “más totalitario, con mayor control por parte de las autoridades de cada país” so pretexto de la pandemia algo de lo que ya han advertido en los medios distintos pensadores de Europa, Asia y América.

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Entré en cuarentena el 19 de marzo, el mismo día en que tenía previsto viajar a Nicaragua para visitar a mi familia. Al principio el encierro no me afectó tanto, porque el 27 octubre anterior me había fracturado la rodilla derecha al tropezar con una malnacida plancha de la compañía de luz (CFE) en la colonia Anzures, mientras revisaba mentalmente la lista de invitadas e invitados para mi siguiente Tertulia, el viernes 30, con colegas poetas y traductores, además de amigas y amigos del psicoanálisis, el teatro, la astrología y la música. Una velada cultural que había inaugurado dos meses atrás imitando los Martes de Tertulia de Mallarmé, aunque sin las consabidas “ruedas de humo” de su obstinado cigarrillo.

Jamás me había montado en una silla de ruedas ni quebrado ningún hueso en seis décadas, por lo que esa experiencia fue tan sorpresiva como ingrata; más aun tomando en cuenta mi conocida hiperactividad. Pero para el día 37 –3 de diciembre– ya estaba de nuevo en pie y sin la férula como me había prometido mi traumatólogo –“40 días y estás caminando, si haces caso y no apoyas la pierna”.

Ya en pandemia, y experta en «inmovilidad», aguanté sin embargo escasas tres semanas recluida. Cuando salí de mi casa para caminar e intentar recuperar mi rutina de ejercicio a las 7 am, la Colonia del Valle parecía una tierra de nadie. Pero al menos ahí los vecinos respetaron el virus –excepto los “fuereños” del camión de la basura y los festivos albañiles de la obra de junto, más verborreicos que nunca como si desafiar al sentido común fuera un mérito del cual ufanarse–, y el paisaje se cubrió de mascarillas y de pájaros cantando de nuevo en las ramas de los árboles, sin la toxicidad auditiva de los cláxones ni el butano de los automóviles contaminando sus delicados pulmones.

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“¿Podría el Homo sapiens desaparecer? Sin duda, como ha sucedido con todas las demás especies. La cuestión es saber cuándo y cómo. Desde un punto de vista darwiniano, nuestra especie lo está haciendo bien, nunca había sido tan numerosa y diversificada. Es un activo considerable. Pero cualquiera que sea la magnitud de una crisis sanitaria o ambiental, si sucediera algo así, las poblaciones sobrevivirían.”

He aquí las palabras del paleoantropólogo francés Pascal Picq –el sombreado es nuestro– en el Prólogo a su libro Sapiens face à Sapiens (Sapiens frente a sapiens), publicado por la editorial Flammarion (París, 2019) y el cual tuve el placer de traducir, también este año, para Siglo XXI Editores. Un corte de caja sobre la espléndida y trágica historia de la humanidad, y la evolución cultural y tecnológica de los homínidos desde su aparición en África hace dos millones de años.

El eje de la obra de más de 300 pp. gira en torno de la pregunta “¿Quién será el último sapiens?”. Al respecto, el profesor e investigador Pascal Picq (1954), una de las grandes figuras de la paleoantropología mundial, reflexiona: “¿Podemos imaginarnos a todas las generaciones futuras unidas en un nuevo proyecto humanista universal como lo experimentamos a través del movimiento de la Ilustración, continuando nuestra evolución durante los milenios venideros, o veremos surgir una humanidad completamente diferente? (…) La revolución digital y los aparatos conectados modifican profundamente todos los aspectos de nuestras vidas. Estamos amenazados por lo que yo llamo el ‘síndrome del planeta de los simios’. Además de las amenazas actuales que estas novedades suponen para nuestras libertades individuales, fuerte es la tentación de caer en la facilidad y el confort, una servidumbre voluntaria y nociva que destruye todo lo que ha hecho la aventura del linaje humano desde hace dos millones de años: relaciones sociales, culturas, actividades física y sexual, movilidad…Sin embargo, entre una humanidad esclava de las tecnologías y una humanidad poshumana remodelada por las tecnologías, debe ser posible imaginar una humanidad mejorada, a favor de una nueva coevolución entre los humanos, la naturaleza y las máquinas”.

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La pandemia me dio otra satisfacción: regresar al periodismo en mi calidad de editora luego de haber sufrido junto a otros 350 colegas del diario Milenio un abrupto, bochornoso e injustificado despido –disfrazado de “renuncia masiva”– en agosto de 2018, después de haber dirigido desde julio de 2001 la sección Internacional y participado activamente en Milenio Televisión y Milenio Radio. 

Fue mi colega y amiga Alicia Quiñones, ex editora del suplemento cultural Laberinto, también de Milenio, quien me invitó en marzo pasado a sumarme como coordinadora editorial a su flamante blog Diarios de Covid-19 (www.diariodecovid19.com.mx), en WordPress, dedicado exclusivamente a la pandemia en México y el mundo, una idea que concibió con la también colega y amiga Adriana Esthela Flores. Hoy ya vamos por el número 35 con más de 40.000 lectores según el conteo diario de nuestro sitio web, y para bien o para mal todo sugiere que habrá revista digital para rato…. (De paso, los invito a leerlo y enviarnos sus colaboraciones a diariosdecovid@gmail.com).

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Una contribución adicional del encierro, aunque hubiera preferido no tener que llegar a estos extremos de fatalidad para poner a prueba mi capacidad de adaptación darwiniana: vencí mi rechazo a las publicaciones digitales y aprendí a manejar el programa de WordPress, que no es para nada sencillo según coinciden los colegas diseñadores que nos han apoyado en Diarios de Covid-19. Incluso pagué a WP un curso en línea, pero lo mejor fueron las clases presenciales a sana distancia en mi casa con Arturo Black Fonseca. Lamentablemente, el covid lo alcanzó en noviembre por lo que tuvimos que suspenderlas, aunque él superó la enfermedad sin mayores contratiempos.

Poco después, la pandemia alcanzaría también a Adriana Esthela, directora de los Diarios… así como a su pareja y nuestro editor de Arte, el fotógrafo Luis Barrón, por lo que el blog semanal se tomó un merecido descanso para reiniciar labores el 14 de diciembre, con nuevos bríos y en versión quincenal.

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La experiencia de participar en cursos, charlas, presentaciones de libros y sesiones de trabajo a través del bendito Zoom, la primera plataforma unificada de viodeocomunicación, también suavizó el aislamiento y nos enriqueció durante este caótico año que marcó a la humanidad con un antes y un después.

A propósito, es curioso: los sintagmas antes de Cristo y después de Cristo, abreviados como a.C y d.C para fechar los años y siglos anteriores o posteriores a la era cristiana, se escriben igual si lo aplicamos al covid: a.C, d.C…

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La pandemia azotó a medio mundo, de forma distinta. “Pasamos 12 años construyendo la compañía y perdimos casi todo en seis semanas”, dijo en abril el empresario y diseñador industrial neoyorquino Brian Chesky, cofundador de Airbnb, el exitoso servicio de alojamiento peer-to-peer al cual me integré en 2019 con curiosidad y temor para incursionar en otros giros. “Viajar como lo sabíamos se acabó. No significa que el turismo haya terminado, solo que como lo conocimos nunca volverá”, agregó entonces Chesky. Y aunque la empresa se ha ido recuperando más rápido de lo que se creía, el miedo a nuevos rebrotes llama a la prudencia.

Durante ocho meses, de julio de 2019 a abril de 2020 recibí en mi casa a casi medio centenar de huéspedes de distintas ciudades de México, así como de Estados Unidos, América Latina y Europa del Este y el Oeste, en una experiencia que jamás imaginé podía ser tan reconfortante y divertida, además de rentable.

En ese lapso no tuve problemas con ninguno de los visitantes –excepto con una amiga (desde entonces examiga, por aquello de que nunca debes mezclar afectos y negocios)–, por lo que muy pronto Airbnb me nombró “Super Host” como indica la estrella que colocaron en mi página llamada “Una habitación propia” en homenaje, por supuesto, a la gran Virginia Woolf. De ahí que entre las cosas que más ansío en este 2021–Cielo y covid mediante– es retomar mi oferta de hospedaje una vez que reciba la vacuna, preferiblemente la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford que inoculan el «virus atenuado» en lugar de manipularlo genéticamente como la Pzifer y Moderna. También les pediré el certificado a mis huéspedes por aquello del cuidado mutuo.

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Termino el año lejos de mis amadas hijas Bárbara y Natalia Camila, pero en compañía de Gabriela y de mi querida sobrina Claudia Lucía en su casa de Managua, adonde finalmente pude viajar este 1 de diciembre con Avianca vía El Salvador luego de dos frustrantes intentos con Aeroméxico, que sigue mes a mes ofreciendo vuelos a Nicaragua que a última hora cancela después de cobrarlos con todo y “reajuste de precios”.

En las calles de esta capital centroamericana la curva de contagios se aplanó desde hace unos tres meses luego de sumar casi 12.000 casos y 2.900 muertos, según cifras de la red de médicos independientes y activistas sociales Observatorio Ciudadano; menos de 200 fallecidos según el gobierno. Así, la mitad de la gente utiliza mascarillas y la otra no, por lo que la pandemia seguramente se va a recrudecer a partir de enero. No obstante, existen algunos factores citados por galenos y epidemiólogos que explicarían la menor incidencia del Covid-19 en Nicaragua respecto de otros países de la región, a saber: de los 6.5 millones de habitantes un 46% vive en el campo, lo que impide las grandes aglomeraciones urbanas; un 56% tiene menos de 15 años, lo que limita el impacto de la pandemia en personas de la tercera edad, y desde el terremoto de 1972, que destruyó la mitad de Managua, las edificaciones son en su mayoría bajas, además de que se mantienen aireadas a causa del clima tropical.

Como sea, la consigna es no bajar la guardia aunque millares de personas en México, Brasil, Estados Unidos o Europa siguen dando muestras de un desprecio militante hacia la vida propia y ajena, siguiendo el ejemplo de los gobernantes que han hecho del rechazo al barbijo un asunto de virilidad. 

Así, la vana rebeldía y la más estúpida negligencia teñida de machismo aparecen hoy como el denominador común de Occidente, para mí la revelación más dramática y deprimente de esta pandemia, que sido capaz de borrar diferencias entre los eficientísimos alemanes, los altivos franceses, los sabihondos españoles y los alguna vez míticos argentinos con los temerarios albañiles de mi cuadra. (Si alguien tiene una explicación mejor a esta teoría, soy toda oídos.)

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¿Qué aprendí con la implacable Rata de Metal? A amar y valorar aún más a mi familia y a mi imprescindible entorno de amigas, amigos y colegas, y a agradecer a la vida por haber sido tan gentil conmigo pese a graves dolores e irreparables pérdidas; a ser un poquito budista prescindiendo de planes y concentrarme en el «día a día»; a meditar cada mañana para alejar los malos pensamientos oxigenando el alma –al respecto, les recomiendo el canal de Youtube de la yogui rusa-chilena Elena Malova, la única que no penaliza a la mente por seguir «pensando» mientras uno trata de concentrarse en la respiración– y a ser implacable con lo que no estoy de acuerdo, en primer lugar con quienes proclaman que «el covid no es existe» o que «en las vacunas nos van a inocular microchips 5G». No hay tiempo para perder en estupideces…

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Termino el año leyendo a Leonardo Padura, otro placer en medio del derrumbe. Se trata de su última y abultada novela, Como polvo en el viento, que compré nomás llegar a Managua en la librería Hispamer. Me espera su ensayo Agua por todas partes (Tusquets, 2019), flamante regalo de mi hermana esta Navidad.

Del multipremiado habanero de Mantilla atesoro la gracia y fluidez de su escritura tan insular como universal, lo que lo convierte sin duda en el mejor novelista cubano de la actualidad; aferrado desde hace mucho a su decisión de no abandonar la isla pese a sus críticas al régimen y las secuelas de corrupción, oportunismo político, arribismo y represión cultural. Una posición compartida por el disidente Movimiento San Isidro (MSI), compuesto por centenares de artistas e intelectuales igualmente decididos a permanecer en Cuba porque “el país es de todos” –como reivindica el propio Padura al defender con humor su derecho a no irse porque “yo llegué primero”, en alusión a su nacimiento en 1955, cuatro años antes de la segunda revolución de América.

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El MSI comenzó a gestarse a fines de 2018 como respuesta a la entrada en vigor del Decreto 349, el cual busca regular las actividades artísticas y culturales. En resumen, la ley –que ha generado un amplio rechazo entre creadores e intelectuales como no se veía en la isla desde los años 70– exige la “aprobación” de las autoridades para que los artistas puedan presentar su trabajo al público y crea la figura del “inspector”, el cual podrá cerrar una exposición o terminar un concierto si determina que estos no están acorde con “la política cultural de la revolución”.

En MSI debe su nombre al barrio San Isidro, en el suroeste de la Habana Vieja, en una de cuyas casonas esquineras se reúnen sus miembros, primero una veintena y ahora más de 200 entre artistas, cineastas, editores, galeristas, críticos de arte, intelectuales, académicos, músicos y jóvenes estudiantes. También hay raperos y blogueros como Denis Solís, cuyo arbitrario encarcelamiento llevó en noviembre a una huelga de hambre de miembros del MSI y su exigencia de “respeto al disenso y a los derechos humanos y ciudadanos”, la cual fue reprimida por la policía que ocupó la sede del MSI donde los huelguistas protestaban aduciendo que había “riesgos de covid”. Y aunque en Twitter el presidente Miguel Díaz-Canel ha tildado las protestas de “injerencia” y “show mediático” y el Granma de “provocación desde Miami”, advirtiendo el primero que “se dará el combate” luego de que se truncara un incipiente diálogo con el Ministerio de Cultura, son reconocidas las figuras que respaldan los  reclamos ante “la persecución y la represión contra el arte independiente”. Entre ellos el artista de performance Luis Manuel Otero Alcántara, la curadora, crítica de arte y activista Yanelys Núñez Leyva, el poeta Amaury Pacheco y su esposa, la actriz Iris Ruiz, así como los cineastas Miguel Coyula y Fernando Pérez, los actores Jorge Perugorría y Mario Guerra, y el Premio Nacional de Artes Plásticas, Lázaro Saavedra.

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También Silvio Rodríguez, alguna vez vocero de nuestros sueños traicionados y fusilados como lo fue el unicornio azul, pareció respaldar al MSI al lamentar la ruptura del diálogo por parte del gobierno, aunque sus vagas declaraciones merecieron el rechazo de quienes reclaman con todas las letras “el uso democrático de los espacios públicos” y no temen denunciar “los arrestos arbitrarios, las causas creadas a conveniencia y capricho desde el poder”, junto a la exigencia de “una Cuba diferente, donde todos tengan la misma posibilidad de participar en el rumbo que tome el país”.

Lástima por Silvio…

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Vuelvo a Padura y a su alusión en Como polvo en el viento a una de las obras más emblemáticas del siglo XX, 1984, de George Orwell publicado en 1949. Quería releerlo en estos días a propósito de las predicciones de Ludovica sobre la reinvención totalitaria, y me dio gusto encontrarme con sus reflexiones que comparto plenamente.

(En momentos en que escribo estas líneas leo en Infobae que la abogada y bloguera china de 37 años, Zhang Zhan, arrestada en mayo y en huelga de hambre desde junio, alimentada a la fuerza por intubación, podría ser condenada a cinco años de prisión por divulgar reportajes en redes sociales sobre la caótica situación que atravesaban los hospitales de Wuhan a raíz del Covid-19. Otros tres «periodistas ciudadanos», como ellos se denominaban, Chen Qiushi, Fang Bin y Li Zehua, también fueron arrestados tras haber cubierto la pandemia en medio de numerosos arrestos de reporteros y activistas a lo largo de 2020 denunciados por diplomáticos y por la organización Human Rights Watch.)

Clara, una de las protagonistas de Padura, se pregunta a la vuelta de 30 años después de haber leído 1984 “en el manso invierno cubano de 1981”, “qué era mejor: ¿saber o no saber? ¿Vivir en la oscuridad o descubrir que existen no solo las sombras, sino también la luz (o viceversa)? ¿Creer sin dudar o dudar y luego perder la fe, o mantener la fe y seguir creyendo a pesar de las dudas?”.

Pero Padura no comparte el desasosiego de su personaje y no duda en lamentar en una entrevista el papel que le ha tocado a su generación, la cual, dice, nunca tuvo la posibilidad de decidir libremente cuál iba a ser su destino, sino que “fue utilizada sucesivamente por distintas instancias de poder para hacer lo que ellos consideraban era lo mejor para el país y lo mejor para nosotros, sin preguntarle nunca ni al país ni a nosotros si realmente eso nos parecía lo mejor”.  

Dust in the wind / All we are is dust in the wind…

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Pero no solo de polvo estamos hechos, como reza el epígrafe de Padura al citar la letra de Kerry Livgren que da título a su novela, sino también de palabras. De ahí la invitación de Edita-Express, el emprendimiento en línea que desde hace un año desarrollamos con mi hermana Gabriela, para que en este 2021, además de cuidarse mucho, sigan escribiendo –o lo hagan por primera vez– novelas, cuentos, poesía, libros infantiles o de desarrollo personal, crónicas periodísticas, ensayos, tesis e investigaciones, que con mucho gusto “nosotras los puliremos como diamantes”.

¡Feliz Año del Buey de Metal! ¡Que llegue cargado de buena salud, amor y libertad!

*Periodista y escritora, miembro de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli). Coordinadora editorial de Diarios de Covid-19.

Email: iselser@yahoo.com, diariosdecovid@gmail.com  FB: Irene Selser

RELATOS VIRALES

Historias de la pandemia

FOTO: JOSH HILD – PEXELS.COM

“Por favor, mamita”

Por Esther Baradón Capón*

El primer caso de contagio de Covid-19 del que tuve conocimiento, muy al principio de la pandemia, fue el de la familia de Lucy, mi compañera de trabajo. Lucy y una de sus hijas vive en casa de la madre y su hermano Miguel vive cerca de ellas, con su esposa y su bebé recién nacida.

A pesar de confinamiento en que nos encontrábamos por esos días en la Ciudad de México, Miguel se vio en la necesidad de salir a trabajar dos veces por semana y terminando sus labores aprovechaba para visitar a su madre ya que le quedaba de paso.

Un día Miguel empezó a sentirse mal y fue a su clínica. Por los síntomas que presentaba, el médico familiar le ordenó que él, su esposa y todos sus contactos, la madre, Lucy y su hija se hicieran un examen para detectar la posible presencia del virus. A los pocos días la madre empezó a tener problemas para respirar, por lo que Lucy marcó a Locatel, informó de la falta de oxígeno de su madre y le indicaron que por su ubicación la llevaran de inmediato a Campo Marte, propiedad del Ejército, en donde se acondicionó un centro de atención para esta enfermedad.

En el Campo Marte le tomaron los signos vitales y vieron que su oxigenación estaba en 60. Le proporcionaron una caja de oxígeno y la mandaron directo al hospital Los Venados del IMSS en donde de inmediato la internaron y le cambiaron de método de oxigenación logrando que llegara a 91.

En los hospitales Covid no permiten que los familiares ingresen y menos que se queden a cuidar a sus enfermos. Les pidieron el contacto de algún familiar para mantenerlos informados del estado de la paciente, por lo que Lucy dio su número celular.

Al dejar a su madre hospitalizada, Lucy sintió un dolor indescriptible, sumado a la incertidumbre y la angustia de no saber si la volvería a ver.

Muy temprano a la mañana siguiente le llamaron del hospital para informarle que era necesario intubarla, pero que su mamá se negaba rotundamente a que se le aplicara dicho procedimiento.

Lucy se vistió a toda prisa y se dirigió al hospital, donde por supuesto le negaron la entrada. Afuera decenas de parientes esperaban tener noticias de sus seres queridos. Lucy optó por irse a sentar en una banca del parque de Los Venados ubicado a un lado del nosocomio.

Como ella siempre carga con una libreta a manera de diario y una pluma, se dispuso a escribirle una carta a su madre: “Mamita adorada. Me informan que has tomado la decisión de no permitir que te intuben. Eres dueña de tu libre albedrío y lo respeto, pero te ruego que por nosotros, tus hijos y tus nietos que te adoramos, hagas un esfuerzo y te des la oportunidad de salvar tu vida. Estoy aquí afuera, en una banca del parque, rogando y rezando para que cambies de opinión. Te amo. Lucy”.

Arrancó la hoja del cuaderno y se dirigió a la recepción del hospital.

Después de explicarle a la persona que le atendió en la entrada y de darle el nombre de su madre, le pidió que por favor le hicieran llegar la carta.

Regresó a la banca del parque a seguir esperando las noticias con la esperanza de que, después de que la leyera, su madre cambiara de opinión. A la media hora le marcaron para darle la noticia de su deceso. Nunca supo si se la entregaron.

Les pidieron que alguien fuera a reconocer el cuerpo para entregárselo a los familiares, pero ninguno de los hijos se sentía con fuerzas para hacerlo. Todo había pasado tan rápido que todavía no podían asimilarlo. Le preguntaron a Ana, la esposa de Miguel, si estaba dispuesta hacerlo. Aceptó sin dudar.

Por cierto, Ana también había dado positivo por lo que el pediatra le indicó que dejara de amamantar a la bebé hasta que terminara su cuarentena, lo que hizo más fácil la tarea.

Las autoridades sanitarias no habían logrado entonces un sistema para el manejo de cuerpos, y Ana cuenta que al llegar a la morgue se encontró con pilas de cadáveres dentro de bolsas con cierres; unas imágenes que darían la vuelta al mundo y no solo desde México.

*Amante de las artes, la música, la fotografía y el teatro, y aficionada a la escritura.

TW: @BaradonEsther FB: Esther Baradon

Epitafio para 2020

ADRIANA BANCALARI – «NATURALEZA VIVA» – ACUARELA

Por Gioconda Belli*

Hay una esperanza enternecedora en los epitafios del 2020. Es como si se tratara de un molesto, pálido, flaco, apestoso visitante que, al fin, podremos enterrar dándonos un beso y tomando un trago de lo que sea y con quien sea, a la medianoche del 31 de diciembre. Es como si el 1º de enero fuese a amanecer el año benévolo donde se olvidará el pasado -este pasado que se hizo presente- y emergeremos de las cáscaras de nuestras envolturas para surcar los cielos como pájaros libres.

No digo que ese pensamiento mágico sea vano. Al contrario, lo celebro. Celebro que no nos venzan los vericuetos y laberintos de la realidad que la emprendió contra nuestra humanidad asestándonos golpe tras golpe. Porque claro, no es sólo el miedo de enfermar o morir, sino también el miedo de vivir lo que nos asusta, pues la vida que se va perfilando no tiene los mismos defectos conocidos y por conocidos menos atemorizantes; la vida que se perfila es como una gelatina informe, un rompecabezas, como que alguien hubiese soltado un ejército de esas máquinas gigantes que se usan para construir caminos: trituradoras, aplanadoras, ruidosas, inclementes e implacables. Y uno no sabe si habrá lugar a los lados del camino para esconderse y evitarlas, y peor aún, uno no sabe si habrá a quién tomarle la mano, a quién recurrir.

Veo por todas partes el ánimo de aferrarnos a la trinchera de las costumbres, o a las religiones antiguas, o a las tiranías arcaicas. Lo que está claro es el no saber, igual que el no-cumpleaños del Sombrero Loco en Alicia en El País de las Maravillas. Este es el no-no Año Nuevo. Eso nos tememos; la cola del 2020 que no cambia, ni se transforma, sino que se prolonga. Y hay quienes preferirían que así fuera porque la pandemia les ha servido para imaginarse en control de todo, subidos arriba de su montaña mientras se inunda la pradera y ellos se encargan de los botes salvavidas y mandan a salvar a sus amigos y a quienes los adulan.

Hay un rebrote de fascismo y bien podía ser éste el disfraz de la guerra moderna, la Tercera, una auto-impuesta, auto-creada por el laissez-faire, el dejar hacer, el inventarse la propia vida sin mirar a los lados, al otro, a la otra y creer que nadie se dará cuenta de la ceguera.

El reto está en no reconstruir el pasado, no esperar la vacuna para que vuelva el pasado. Es descubrir que hemos inaugurado una época nueva y tomar el reto de reconstruir lo que ya se perdió, y enterrarlo con las campanadas de las doce de la noche.

* Poeta, novelista y activista nicaragüense, autora entre muchos otros libros de Sobre la grama, La mujer habitada, El pez rojo que nada en el pecho y Las fiebres de la memoria.

Luna llena de diciembre

Se acaba el año con el último plenilunio y a pesar de la rudeza de este 2020 por los estragos de la pandemia que aún no cesa, los astros nos invitan renovar nuestros votos con la vida.

Mazorca humanizada con sapo encima de una banda acuática sobre una serpiente emplumada. Mural oriente del Templo Rojo. Zona arqueológica de Cacaxtla (El lugar donde muere la lluvia en la tierra), Tlaxcala. Fotografía: Virgilio Cuautle Roldán

Por Ayub Estephan*

“¿Qué están haciendo sobre la tierra? ¿Quiénes son los que la hacen temblar y hacen tanto ruido? ¡Que vayan a llamarlos! ¡Que vengan a jugar aquí a la pelota, donde los venceremos! Ya no somos respetados por ellos, ya no tienen ni miedo ni consideración a nuestra categoría, y hasta se ponen a pelear sobre nuestras cabezas…” (Popol Vuh)

El 29 de diciembre a las 22:28 hrs. del Este tenemos el último plenilunio de este año, estando la Luna en el signo de Cáncer, su domicilio natural a 08°53’21’’ y el Sol en el signo de Capricornio. El grado 08° de Cáncer representa a “una paloma que descansa sobre la tierra, y sobre ella hay una serpiente en actitud de ataque”. Esta imagen nos advierte de un exceso de indulgencia y un lamentable desenfreno, producto de la temporada decembrina en la que mucha gente busca celebrar para cerrar el año de la pandemia e iniciar el 2021 renovando nuestros votos con la vida. La imagen anterior también nos informa de un peligro que aún acecha, pues la posibilidad de contagiarse sigue presente. Reiteradamente los medios informativos denuncian que más de la mitad de la población no hace un uso correcto del cubre bocas. A esto se suma la garantía de que la vacuna estará disponible en pocas semanas lo cual genera un gran descuido al suponer que la pandemia ya no tiene el impacto inicial, por lo que es posible que vivamos un incremento de las infecciones y en consecuencia haya más muertes de personas cansadas del confinamiento por el Covid-19. Pareciera que estamos en medio de un escenario interpretando una historia distinta de uno mismo, y hay que estar atentos en todo momento al parlamento de los diversos personajes. Respecto a la imagen de este 8° de Cáncer, está escrito: “Miren, yo los envío como ovejas en medio de lobos: sean astutos como serpientes y sencillos como palomas”. (Mateo 10, 16)

Acerca de este pasaje comenta uno de los primeros Padres de la Iglesia: “Cuando vivan como ovejas en medio de lobos, no sean solamente palomas, sino tengan también algo de la serpiente en su comportamiento. Esto significa no llevar hasta el extremo la sencillez que agrada a los hombres, pues tal modo de proceder se acercaría a una extrema estupidez; no pensar tampoco que la habilidad y la astucia, tan alabadas por muchos, son virtud pura y sin mezcla de contrarios, sino lograr un cierto equilibrio de conducta a partir de esta oposición aparente, evitando la candidez y una sabiduría perversa, para que de ambos extremos resulte una obra virtuosa elaborada con la sencillez del alma y con la sagacidad”. (La Virginidad, Gregorio de Nisa)”. La paloma representa la inocencia y la sencillez, mientras que a la serpiente se la asocia con la prudencia y la astucia, entre otros, ya que a estos símbolos se les ha incorporado metáforas a través de los siglos en las distintas culturas.

Las metáforas relacionadas con animales y plantas siempre se han usado para designar y encontrar paralelismos entre los eventos humanos y los de origen divino y demoníaco. Sabemos que entre las culturas mesoamericanas, la mazorca era considerada como el “axis mundi” (el centro del mundo). En el Popol Vuh se narra que los dioses hicieron al hombre por tercera vez con maíz, planta sagrada por haber tenido ese contacto con la divinidad; y para ello llegó la abuela, Ixmucané, quien lo formó con la molienda de mazorcas blancas y amarillas, creando así a cuatro hombres que son el inicio de las dinastías de las tierras altas mayas. También para los aztecas hay varios intentos de creación hasta el dios Quetzalcóatl, que baja al lugar de los muertos y junta los huesos de los primeros hombres regándolos con su propia sangre, dando origen al hombre de maíz para que diera alabanza y culto a los dioses: “En los tiempos primordiales, Quetzalcóatl, viajero incansable, bajó a la región de los muertos, donde gobernaba el señor de los muertos, donde gobernaba el señor del inframundo, y pidió a este los huesos sagrados, en los que residía la materia que otorgaba la vida. Como estos le fueron negados, Quetzalcóatl los robó y huyó con su preciosa carga; posteriormente, se sangró el pené sobre ellos y así, mezclando las sustancias frías y calientes, dio origen a la humanidad. Éste fue el acto de creación de la vida y del género humano, sólo posible por intervención de este dios, que posee la facultad de desplazarse con movimientos serpentinos entre los distintos niveles del cosmos”. (Cúmulo de símbolos. La serpiente emplumada, Arqueología Mexicana No. 53; Blas Castellón Huerta, 2002).

Además de creer que fueron hechos de granos de esta gramínea sagrada, muchos indígenas viven pendientes de sus milpas, mismas que se encomendaban a varias deidades relacionadas entre sí. Entre los aztecas están Centéotl, que literalmente es centli (maíz) y teotl (dios), por lo tanto dios del maíz. La mazorca tierna corresponde a la diosa Xilonen (deidad importada por los aztecas de otros pueblos) y también está Ilamatecuhtli, la “señora de la falda vieja”, que es la mazorca seca, cubierta por hojas arrugadas y amarillentas. Así, el nativo mesoamericano siembra el grano de maíz, lo cosecha, lo come, vive su crecimiento muy de cerca y envuelve con rituales cada una de sus etapas.

Así el maíz es ubicado en el universo como fenómeno astronómico como planta de la tierra, como carne para el hombre y como padre y madre primigenios. Constituyó un símbolo de poder usado por y desde los gobernantes olmecas, siendo además una de las características que comparten todos los pueblos mesoamericanos, desde el sur de los Estados Unidos hasta Centroamérica. De la misma manera en que el hombre mesoamericano forma un lazo indisoluble con el maíz, el mundo se concibe como una milpa de cuatro lados que los dioses cultivaban y existen atribuciones de este concepto en vestigios de las culturas maya, azteca y olmeca donde el dios del maíz o la planta misma era colocado al centro de un “cosmograma” de cuatro esquinas (cuatro direcciones) que representaban al mundo, creado y ordenado a la manera de una milpa. En la época prehispánica y en los pueblos indígenas contemporáneos se encuentran estrictas observaciones sobre la manera adecuada de tratar el maíz al que se debe cuidar, venerar y agradecer. La creencia popular es que si no se cumplen estas reglas las consecuencias serían graves, pues el espíritu del maíz se irá y la gente se empobrecerá y padecerá hambre.

En esta ocasión, tomando como el “axis mundi” de este plenilunio a la Ciudad de México, tenemos un mapa astral que anuncia situaciones complejas y de cuidado para toda Mesoamérica. Tenemos dos figuras geométricas sagradas de relevancia: dos Cuadraturas Cósmicas

En la semilla del maíz es donde todo inicia y todo termina. Esta se fecunda a sí misma ya que tiene los dos sexos, biológicamente es masculino y femenino, y además se le concede una importancia de índole cósmica. El “axis mundi” (árbol del mundo-planta de maíz) que une el cielo, la tierra y el inframundo logrando una alineación perfecta cuando coincide con un espacio negro de la Vía Láctea. Esta alineación sucedió en el año “cero”, conforme a los cálculos mayas, dando inicio una nueva etapa cósmica. Se ha llegado a establecer que el año “cero” del calendario maya correspondió al 3113 a.C., lo que nos permite calcular y contrastar cualquier fecha de la cuenta larga con nuestro calendario actual. El año “cero” maya es considerado un tiempo de creación ya que se alinearon la Vía Láctea y el “axis mundi”, formando una cruz. La etapa cósmica que comenzó el 21 de diciembre de 2012, día en que concluyó el “baktun 13”, se dijo que correspondía con el ingreso de la Era de Acuario y, de acuerdo con nuestros cálculos, ciertamente dicha etapa sigue en expansión hasta alcanzar su culminación en el año 2024, cuando Plutón ingrese a este signo fijo de aire. Un evento significativo es la conjunción Júpiter-Saturno el 21 de diciembre pasado, que continúa activa dentro de un orbe de 0.95° en la cúspide de Acuario, ligándonos con temas que serán piedras angulares para el porvenir.

Ahora los aspectos planetarios para este plenilunio. En esta ocasión, tomando como el “axis mundi” de este plenilunio a la Ciudad de México, tenemos un mapa astral que anuncia situaciones complejas y de cuidado para toda Mesoamérica. Tenemos dos figuras geométricas sagradas de relevancia: dos Cuadraturas Cósmicas. La primera es de naturaleza cardinal e involucra a ambas luminarias en oposición y que hacen por su parte una cuadratura al asteroide Quirón, siendo este el punto “ápex” o focal de esta figura. Ese potente patrón de tensiones es incómodo debido a la tendencia del punto ápex a desafiar el equilibrio, la armonía, la serenidad que la oposición Sol-Luna busca alcanzar. Esta cuadratura T tiene la peculiaridad de hacernos crecer o madurar aceleradamente en determinadas áreas vitales donde hay más inversión de energía personal, suscitando un grado de actividad frenético y apremiante, excediéndonos en todo y de forma apresurada. Dado que Quirón representa al “gran sanador”, nos movemos entre dos tendencias en este fin de año. Una que lleva a mucha gente a crearse todo tipo de trastornos obsesivos-compulsivos alrededor del Covid-19, mientras la otra lleva al descuido y a hacer caso omiso de las previsiones para la población. Por lo anterior, sigue la división marcada entre los que se cuidan con exageración y los que nada hacen para colaborar y mantener a raya al virus. Quirón en Aries suele ser hostil y está cargado de agresividad manifiesta o latente, siendo probable que nos hagamos daño por obra nuestra y que luego seamos incapaces de pedir ayuda y apoyo. Por debajo de todo esto subyacen la desesperación y una identificación con el no-ser, un “deseo de muerte” y un profundo miedo de hacer algo que exprese verdaderamente lo que queremos, ya sea porque no sabemos qué es o porque el miedo de que nos lo quiten, lo estropeen o lo destruyan nos mueve a esconderlo.

La cuadratura Sol-Quirón por su parte hace que tengamos la sensación de sentirnos distintos de nuestro entorno, creando una desubicación espacial que habrá de ser reconocida para poder subsanarla, implicando la necesidad de hacernos conscientes de una forma diferente de expresión que nos permita trabajar en nuestra individualidad, pues este contacto nos cuestiona acerca de quiénes somos y adónde vamos

Respecto del tema de la carta astral levantada para México y el resto de Mesoamérica en este plenilunio, Quirón se localiza directo en la Octava Casa a 5°01’ de Aries. Aquí encontramos los poderosos temas de la sexualidad, el nacimiento y la muerte, la pérdida y el abandono, nuestra fragilidad y destructividad, el renacimiento y finalmente la regeneración. En esta Casa Astral la herida quirónica se sitúa en el terreno sexual u oculto y puede estar relacionada con el impacto producido por la muerte de algún ser querido (el Sol en la Quinta Casa, los hijos y otros allegados). La prueba a superar es la aceptación del cambio a través de la muerte. En esta Casa de los cambios, transformaciones y experiencias límites, Quirón puede privarnos de la presencia de personas (Luna en la Undécima Casa, las amistades) y la prueba a superar será la aceptación del cambio y de la transformación. Es muy probable que muchos vivamos una experiencia dolorosa, atravesando por la “Noche Oscura” de las dudas e incertidumbres, antes de adquirir la paz de la renuncia; y será el mismo Quirón, que ha infligido la herida, el que aportará los elementos necesarios para sanar restaurando finalmente el deseo de vivir al aceptar la posibilidad de la propia regeneración. La cuadratura Sol-Quirón por su parte hace que tengamos la sensación de sentirnos distintos de nuestro entorno, creando una desubicación espacial que habrá de ser reconocida para poder subsanarla, implicando la necesidad de hacernos conscientes de una forma diferente de expresión que nos permita trabajar en nuestra individualidad, pues este contacto nos cuestiona acerca de quiénes somos y adónde vamos. Igualmente, la Cuadratura Luna-Quirón hace que nos sintamos afectados en la adaptación al entorno y en relación al sentido de la continuidad, haciéndonos reaccionar de forma impredecible, lo que puede ser fuente de ansiedades e inseguridad. Sin embargo, al externar este proceso y elaborarlo psíquicamente, lograremos restaurar el equilibrio físico y emocional que esta figura nos transmite.

La segunda Cuadratura T en este plenilunio es de naturaleza mutable y procede de la oposición natural de los Nodos de la Luna que están en cuadratura a Neptuno en Piscis, su domicilio. La Cuadratura-T mutable elimina su sobrecarga nerviosa a través de los logros intelectuales que exigen estudios intensivos. En este momento se cuenta con el acceso a la información que proviene de los diversos canales y plataformas de comunicación, misma que habrá que saber discriminar y organizar para no caer en la credulidad ciega y el desencanto subsiguiente. Habrá personas intentando comunicar y transmitir conocimientos bajo el impulso de iluminar a la sociedad a través de la enseñanza. Pero normalmente, esta Cuadratura T nos lleva a vivir en un estado de flujo mental que da por resultado vacilaciones e indecisiones en la dirección a tomar: “Quisiera que alguien me enseñase un camino o una senda para poder salir de aquí. Porque, ¿hacia dónde me dirigiré ahora: hacia aquí, o hacia allí? No sé qué camino tomar”. (Palestra, escena III; Rudens, Plauto) Esta Cuadratura T nos hace vivir en términos de no compromiso y de incertidumbre en relación con los demás, mientras no aprendamos el arte de sustentar correctamente las estructuras con que apuntalan nuestra posición en la sociedad. El contacto de los Nodos de la Luna con Neptuno hace posible caer en las trampas de estafadores y personas de moralidad y ética dudosas. Igualmente, habrá que estar atentos para no ser víctimas de la manipulación por parte de figuras de poder, tanto de políticos como de comerciantes, así como de líderes religiosos y sectarios que prometen un bienestar público difuso. Para que las relaciones se estabilicen necesitaremos encontrar un propósito en las mismas (Venus en conjunción al Nodo Sur de la Luna). El rumbo de los acontecimientos se irá clarificando conforme vaya entrando el año 2021.

En el mapa de este plenilunio para México y Mesoamérica, Neptuno transcurre en la Séptima Casa. La palabra “confusión” es más que adecuada para describir los sentimientos paradójicos con respecto al tipo de contacto que se tiene con los demás y que nos indica un Neptuno emplazado en esta posición. La confusión surge del hecho de que, inconscientemente, se intenta que la ayuda llegue por mediación de otros. De hecho, con Neptuno aquí, la elección de un redentor que se haga cargo de todas esas decisiones que no nos atrevemos a tomar suele ser literal y por ello, en este momento, tendremos que revisar los lazos en los que se basan nuestras asociaciones de todo tipo, incluidas las maritales. “En ocasiones se le llama la casa de los demás, porque indica nuestro modo de acceder al mundo de los otros y nuestra manera de relacionarnos con ellos. Los planetas emplazados en cualquiera de las casas angulares tienden a expresarse por medio de los sucesos y las personas. Neptuno en la siete depende de los demás para contar su historia, porque para ser literales necesitamos de nuestros espejos”. (Neptuno, Liz Greene) Obviamente aquí también es donde culpamos a otros, eligiendo un “chivo expiatorio” sobre el que proyectamos nuestras frustraciones, miedos, complejos, insatisfacciones, inseguridades, etcétera. Neptuno en la Séptima Casa también destaca por sus inclinaciones políticas, “es probable que las idealizaciones neptunianas se expresen principalmente en la vida pública, y pueden conferir no sólo la capacidad de percibir las necesidades y sufrimientos del colectivo, sino también una notable ceguera ante las propias aspiraciones al poder. El líder neptuniano puede convertirse fácilmente en la víctima neptuniana, a quien la multitud hace pedazos, y no sólo metafóricamente (Ibídem)”.  Entre los romanos en este mes y con motivo del solsticio invernal se celebraban las fiestas dedicadas al dios Saturno, las Saturnales, en las que se sacrificaba a un elegido al que se había honrado, vestido, atendido y mimado durante todo el año. Su muerte representaba el inicio de la temporada de bacanales y orgías para todos, ilustrando “la «confusión de las formas» mediante la inversión del orden social (en las Saturnales, el esclavo se convierte en amo y el amo sirve a los esclavos, en Mesopotamia se destrona al rey y se le humilla), mediante la coincidencia de contrarios (la matrona es tratada como una cortesana), mediante la suspensión de todas las normas. El desencadenamiento de la licencia, la violación de todas las prohibiciones, la coincidencia de todos los contrarios no tienen más intención que la disolución del mundo —del que es imagen la comunidad— y la restauración del illud tempus primordial, que es evidentemente el momento místico del comienzo (caos) y del fin (diluvio o ekpyrôsis, apocalipsis). (Tratado de Historia de las Religiones, Mircea Eliade)

Al mismo tiempo el Sol, la Luna y el planeta Urano conectarán entre sí formando una Media Cometa, lo que significará la integración de los opuestos al servicio de una misma causa. Este momento vendría a inaugurar un cambio en la política de muchos países, por lo que se discutirán temas especialmente relacionados con los derechos de los pueblos mesoamericanos. La Media Cometa es una figura que gusta de polemizar, pero finalmente obtiene lo que busca: acuerdos específicos. Se prevé que el tema de los migrantes seguirá muy activo, y es que Urano está en la Novena Casa del mapa levantado para la Ciudad de México, por lo que se estudian a fondo los planteamientos y habrá negociaciones al respecto. Aunque seguramente habrá muchos que no concuerden con los puntos presentados, y por ello crezcan la ofuscación y la crítica despiadada, lo mismo que la intolerancia y la xenofobia, que podrían expresarse en divisiones partidistas, por un lado y en acciones violentas, por el otro. Esto básicamente debido al aspecto de conjunción que sostiene el Sol y Mercurio en Capricornio, dentro de un orbe de 5°08’. Pero ya que la finalidad que se persigue es la misma, los acuerdos finalmente se fortalecerán y serán beneficiadas las comunidades indígenas. Esto puede resultar en el renacimiento de las culturas mesoamericanas, la valoración de sus principios, el respeto de sus tradiciones, el reconocimiento de su primacía en estas tierras más allá de las fronteras políticas e idiomáticas que les fueron impuestas por siglos. La aniquilación a la que estos pueblos fueron sometidos sistemáticamente, y a la que sobrevivieron debido a su carácter recio y a su naturaleza altiva, permite que se interpolen los papeles y al esclavo le toca hoy ser servido por sus antiguos opresores.

A pesar del sometimiento y el maltrato por parte de quienes en su ignorancia buscaron destruir y sepultar los indicios de las civilizaciones mesoamericanas, surge la necesidad de una reivindicación que trasciende los caprichos de sus detractores: “La palabra de los aztecas no ha atravesado la noche de los tiempos según la dinámica propia de su evocación material; ni siquiera fue asida en su vuelo, en su expresión espontánea cuando agonizaba ya a mediados del siglo XVI; fue suscitada, requerida, arrancada prácticamente a veces a los que tenían la custodia de esta palabra, y clavada en el cepo estructural de los manuscritos españoles. Ahí se sitúa para el lector del manuscrito, exterior a la cultura náhuatl, la zanja que lo separa irremediablemente de la expresión oral primera de los aztecas”. (Voces distantes de los aztecas, Patrick Johansson) Sin embargo, la melodía de sus cantos sobrevivió y se desarrolló con el concurso del sincretismo cultural, que restauró la voz original que fluye en medio de los instrumentos de aliento, en los sonidos graves de los “teponaztli” y en las notas musicales, los cantos y las plegarias dedicados a Tonantzin-Guadalupe, bellamente bordados en los códices que “conservan la red semiótica propia de la imagen”, entretejidos en el mestizaje de razas muy opuestas, pero que dieron forma al germen de un hombre nuevo que se esfuerza por llegar a su totalidad, teniendo que atravesar por largas etapas de escisión: “Esta bipolaridad relativa entre la expresión oral y la pintura va a crear tensiones «intersemióticas»  que determinarán específicamente el aspecto formal de un texto leído o recordado a partir de un códice. En efecto, un verbo que se alimenta de imágenes se encuentra fatalmente matizado por el color expresivo de su presencia gráfica”. (Ibídem) Y esta presencia gráfica constituye las venas y arterias por donde circula el hálito y la sangre ancestral, y en la que se pueden palpar las raíces de los nativos mesoamericanos.

Desgraciadamente, el tributo a pagar viene a ser alto: inmolados en las aras de un virus-deidad ávido de sangre que le roba el aire a los pulmones, que aprieta de miedo el cerebro, y que constriñe y revienta los órganos por dentro, hasta paralizar el corazón. El planeta Plutón que transcurre en Capricornio, y que entre los griegos era el dios-amo del inframundo, continúa en cuadratura a Marte y en conjunción con Saturno. Esto se puede traducir en un aumento de los contagios y también de decesos. Plutón recorre la Quinta Casa de la carta levantada para este plenilunio en la Ciudad de México y ahí se encuentra en su sitio de exaltación. Esto combinado con que está emplazado en un signo de tierra provoca que esta se levante, sea como un fenómeno natural o a la manera de entierros y cremaciones, pero también como preparación para sembrar las semillas de la “mazorca del maíz”, que son alimento para la vida. Este escarbar en las entrañas minerales para depositar los restos, este devolver a la tierra lo que es de la tierra es una función propia de Plutón-Hades, como lo es de Mictlanteuctli (deidad azteca) o del dios Lama (deidad hindú) que reina en Naraka, el inframundo. Al estar también ahí emplazado el Sol, en su casa natural, se eleva el lamento del dolor de los hijos por sus padres ausentes y por todos los seres queridos que salieron este año del ciclo de la existencia. Lamentablemente, el Covid-19 continúa causando estragos y cobra sus víctimas; y por ello vuelven las restricciones y el confinamiento para la población.

Con Plutón en la Quinta Casa también hay un despliegue teatralizado de los aspectos más negativos del poder dictatorial y de extrema crueldad para asegurar el control social, las tendencias totalitarias y la supresión violenta de los disidentes. La combinación de las energías de Plutón en el domicilio natural del Sol causa problemas en el manejo correcto del poder generando delirios de grandeza, así como expresiones totalitaristas y radicales. Este marcado egoísmo despierta las pasiones de antiguas violencias y reivindicaciones de grupo, y amplifica las actitudes de superioridad de las élites políticas y militares. Plutón está en exaltación aquí y cuando pasó por el signo de Leo (1939-1957) ocurrió el Holocausto judío, la nueva energía atómica fue descubierta, misma que se utilizó para acelerar el final de la Segunda Guerra Mundial, confiriendo a la humanidad la capacidad para destruirse y destruir el planeta. La faz más negativa de la visión de Plutón se ve a través de la potencial destrucción de la Tierra, mientras que su faz más positiva nos habla de la unidad planetaria, y el uso creativo y aplicado al hombre de los conocimientos científicos. El problema  que se nos presenta ahora se refiere a la utilización correcta del poder que puede derivarse para el bien de todos, o usarse para propósitos egoístas y el auto engrandecimiento. Por lo anterior, se pueden esperar cambios estructurales para México y el resto de Mesoamérica, que impactarán en los diferentes niveles sociales, económicos y políticos.

*Astrólogo mexicano. Consultas de Astrología, Tarot y baraja española.

http://facebook.com/ayubestephan

Imagen: Mazorca humanizada con sapo encima de una banda acuática sobre una serpiente emplumada. Mural oriente del Templo Rojo. Zona arqueológica de Cacaxtla (El lugar donde muere la lluvia en la tierra), Tlaxcala. Fotografía de Virgilio Cuautle Roldán.

Diarios en imágenes

Devoción a prueba de pandemia

Aracely Martínez / Reportera Gráfica / CDMX
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A la Basílica de Guadalupe, previo a su cierre del 10 al 13 de diciembre por quinta vez en su historia, los peregrinos acuden con sus imágenes para cumplir sus mandas o demostrar su fe en la Virgen Morena en el 489 aniversario de su aparición en el cerro del Tepeyac.

En vísperas del festejo a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre, el gobierno de la Ciudad de México emitió la Alerta y Emergencia por la pandemia de Covid-19 que ha afectado directamente a la devotos que cada año la visitan la Basílica provenientes de los distintos estados del país o incluso de otros países para agradecerle o pedirle un favor.

Sin embargo, la crisis sanitaria que vive la capital de México por el aumento acelerado de los contagios y las hospitalizaciones ha llevado al gobierno local a exhortar a la población a mantener el confinamiento para proteger su vida y que no colapse el sistema de salud. 

Los millones de peregrinos y devotos de la Virgen de Guadalupe ahora deberán cumplir con el rito en sus hogares y a través de las misas transmitidas en los medios de comunicación y redes sociales a fin de poner a salvo su salud, la de sus familias y ayudar a que se reduzcan los contagios.