Poetas en cuarentena

En su edición de este año número 3, volumen 4, la publicación Middle Atlantic Review of Latin American Studies incluyó la segunda parte de la serie «Nos/otros: poesía de la pandemia» a cargo de María Roof, editora de la Sección de Humanidades.

La publicación ofrece textos de 35 mujeres y hombres poetas que, a través de su obra, muestran conceptos como el de la resignificación de la vida y la muerte, realidades incómodas, las confusiones generadas por la pandemia, dolores y miedos.

A continuación, compartimos cuatro de los textos de la obra, que puede consultarse completa en esta liga: https://www.marlasjournal.com/articles/abstract/10.23870/marlas.353/


El sur es América
Rainier Alfaro Bautista

Contra la inminente caída de nuestros cuerpos
la deriva avanza rápidamente como sombra, lo cubre todo,
la palabra inevitable es angustia, dolor
del fuego, del silencio, del miedo, del caos.
Sacudo el árbol primero, quiero, debo olvidarlo todo
el humo verde avanza entre los senderos del cuerpo
subvierte mis pestañas, se enreda entre mis recuerdos
dejo de ser, ya no soy yo mismo, sino otro
uno que ni siquiera sabe dónde está
quién es o si existe en modo paralelo, fuera del espejo
la sangre hierve en espuma negra
ahora somos parte del olvido y del antiguo tiempo.
Hay un golem tras de mis pasos,
cuarenta y cinco legiones de espantapájaros acuden
presurosas a nuestro encuentro, nos esperan con ansias
suenan alto los tambores convocando el aquelarre
en cada sombra hay cuatro caballos gigantes sin jinete,
llegan en avanzada hachas y espadas, tropas auxiliares
las flechas rotas de nuestros contrarios, bajo sus propios pasos.
En el fuego nuestro de cada día, se extinguen
en la lluvia temblorosa que nos abraza entre murmullos,
en la rosa y las estrellas que nos envuelven entre sus nombres
todo enemigo es rumor.


Mi nombre en la ventana
Ana Amaya Aguilar

Hoy salió mi nombre a la ventana
y tuvo miedo:
el pueblo protegiéndose,
con la miseria intermitente en los ojos,
las calles incognitadas, en las cunetas,
y la lucha desmesurada
por la sobrevivencia.
Cuando inició el encierro
la realidad, más clara
más vital, más sonriente
más esperanzadora.
Ahora Doña muerte
se ha llevado seres valiosos, valiosos.
Hoy salió mi nombre a la ventana
y volvió con un lagrimón fragmentado
sobre el rubor y el rímel.
Señor de los salmos y proverbios,
líbranos de la bestia
que danza libremente
sobre la humanidad desvalida
Publicado en mi página de Facebook
el 17 de julio cd 2020 (annaamayaaguilar)


Salvamento viral
Héctor Aquiles González

Problema desesperante
recorre las salas con paso lento
al acecho de nuevas víctimas.
No se sabe qué hacer.
Reducción hospitalaria.
Falta de insumos.
Mea culpa no es posible
cuando se elige a quién salvar.
Los nosocomios sufren
de no poder hacer nada
de no acogerlos en su seno.
Piden los doctores paciencia
mientras que afuera los familiares
se preguntan: ¿Dios mío que hemos hecho?


Cumbre solitaria
Lovey Argüello

En el claro de la noche
me desprendo
de las ataduras del día.
Olvido la lluvia, el asfalto,
la puerta por donde no logré entrar.
Se me abren las ventanas
del recuerdo.
Veo el mar arisco y brumoso,
la montaña, señalando con sus picos el cielo.
Y así voy completando vivencias.
Bajo la mansa luna me encuentro
de nuevo con el presente.
Cierro los ojos y el universo,
mi terruño, se ha olvidado de mí.
Al ponerme de nuevo la mascarilla,
el desafío de estar prisionera me abruma.
Quisiera partir, navegar, huir…
Sentirme sola en la cumbre.

*************

Fuente: Roof, M., 2021. «Nos/otros: poesía de la pandemia», parte 2. Middle Atlantic Review ofLatin American Studies, 4(3), pp. 77–143. DOI.

Niñas y niños acuden a pruebas PCR ante la tercera ola de Covid en México

Luis Barrón / Reportero Gráfico / Ciudad de México
Facebook: Luis Barrón Instagram: @photonomada Twitter: @photonomadamex 

En la Ciudad de México ha aumentado la presencia de familias completas, incluyendo menores de edad, en los quioscos de salud para realizarse la prueba PCR o rápida de Covid-19 en el marco de la tercera ola de contagios desde el pasado mes de junio.

Personal de salud atiende con cuidado a niñas y niños durante el proceso y orienta a los padres y las madres para brindar una atención oportuna en caso de dar un resultado positivo. 

El Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) reporta un aumento de mil 597 contagios desde el 13 de junio al 8 de agosto, cuando las cifras escalaron de 14 244 casos confirmados a 15 841 en sus reportes semanales. 

AL PERSONAL DE SALUD, SANITARIO Y DE SERVICIOS DE LA DEPENDENCIAS DE SALUD Y ALCALDÍAS, GRACIAS POR SU ATENCIÓN Y DEDICACIÓN PARA ORIENTAR A LAS PERSONAS EN LAS PRUEBAS COVID-19. 

“SI TE CUIDAS TÚ, NOS CUIDAMOS TODOS” 

“SUBAMOS LA GUARDIA, USEMOS CUBRECOBAS Y LAS MEDIDAS SANITARIAS” 

GRACIAS A TOD@S

Superhéroes y princesas de cuento, en vacunación de Neza

Por Aracely Martínez / Reportera gráfica / Ciudad de México
FB @CelyaraNezmartiTizor IG @celyarafoto TW @aracelmargmail1

En la alcaldía de Nezahualcóyotl, en medio de la tercera ola de contagios por el Covid-19, algunos jóvenes de entre 18 a 29 años acudieron a vacunarse con disfraces de diversos personajes de caricaturas, llamando la atención del personal de salud y demás asistentes en el centro de vacunación instalado en el Palacio Municipal. 

Así, los chicos y chicas pusieron una nota de humor y color a la jornada en vísperas además de que muchos de ellos regresen a clase de manera presencial, según ha dispuesto el gobierno federal. La decisión ha causado polémica ante el temor de la población y el magisterio de que el rebrote de la pandemia ponga en riesgo la salud y la vida en particular de los menores de 18 años, sin acceso aún a las vacunas.

COLGANDO EN LA LUNA

Por María Xavier Gutiérrez*

(Algún día de julio del 2021)

Ideas sueltas para contar algo ilustrado…

El 12 de julio cumplí 50 años y tenía realmente tanto que decir que me quedé muda.

Quería celebrarlo con las amigas y amigos que he hecho desde que nací. Quería una banda de rock, beber cerveza, vinos y cocteles con la capacidad de los veinteañeros. Quería hacer un talent show en un escenario cursi de cortinas largas. Quería regalarme un nuevo trípode, un skyTracker y unos audífonos in-alambricos.

Pero, estamos en pandemia y nada de eso sucedió, solo que sí, de verdad cumplí los 50.

Pero estoy acá escribiendo mientras oigo Missionary Man de Eurythmics con mis viejos audífonos y me siento encendida, acordándome de aquel bar que hubo en los 90 donde antes hubo un cine y bailábamos entre esas paredes gigantes oyendo Elevation de U2 al volumen más alto que puedo recordar.

Hace poco Rubén Blades dijo algo así como que llegas a ese punto en la vida cuando sabes que has vivido la mayor parte del todo. Sin duda es un punto de inflexión y acá estoy.

Me preparé para mis 50 desde los 48 porque me acordé que los 40 me costaron una depresión y quise romper ese patrón, por eso ahora me asoleo como iguana mientras camino 50 minutos y doy cinco vueltas al campo de fútbol trotando.

…..Estoy escuchando Nightswimming de REM y ya me puse melancólica.

Les cuento que empecé ilustrando algunas escenas de mi vida sobre cómo me siento de llegar al momento cuando esperas la menopausia con todos sus cambios físicos, emocionales o los que vengan. Son ilustraciones en tono infantil cuyos personajes son la luna y yo, la noche y yo, los astros y yo. Les contaré un poco de cada una, las presento en el orden que las hice, algunas de ellas con muchos meses de diferencia.

  1. La noche y yo… Con los grillos, en mi almohada, esos minutos y a veces más tiempo que me toma dormirme. Amo ese momento de silencio exterior e interior tan íntimo, en ocasiones unto aceite esencial de ylan ylan y otras hierbas que huelen dulce, inundan el cuarto y me siento arropada. Es parte de mi salud descansar 7 horas, pero cuando me cuesta alcanzar la fase del sueño DELTA y no logro reponer las energías ando el día pixeliado. Dormir es uno de mis placeres y una prioridad en mi vida. En los años venideros espero descansar bien, tener aplomo en las emociones, hacer siempre yoga y trotar para caer rendida en mi almohada. Ilustración previa a la pandemia y la seleccioné para imagen de este blog, que tiene casi 10 años de existir.

2. Bajando la luna… ilustración monocromática, con sabor a drama, en ese momento me sentía inquieta con la idea de llegar a los 50. Cuenta que yo voy bajando con las amigas de mi generación, hay una cuerda libre para las que pronto tendrán que descender. La luna está muy asociada a nosotras, a nuestra menstruación, a nuestro humor, es un astro romántico, esa gran luz encendida que a mí me inspira de noche y disfruto fotografiar. Bajando la luna hacia la realidad dura, donde tenemos que seguir la vida con los cambios a cuesta.

Me ha costado sentir los cambios en mi cuerpo, no me gustan los nuevos dolores de vientre, que se extienda la regla, que mi energía se ponche algunos días del mes, que mi pelo esté tan blanco y otras sutilezas. Sin embargo, hoy en día que hay una gran campaña para “no envejecer”, no lucir mayor, es mi derecho hablar con libertad sobre mi edad, mis cambios y mi realidad, no quiero esconder que crecer me da miedo, a veces terror, y llamo a mi ginecóloga para que apacigüe mis miedos. También veo a mi mamá, a mis tías, a mis amigas mayores y me digo, si ellas pudieron, yo también puedo, yo también puedo, yo también puedo. Ilustración de julio de 2020

  • 3. Yo en el espejo… Es extraño que no me represento usando anteojos, quizá sea porque no domino la técnica del dibujo o porque aunque los uso desde los 39 -la presbicia me dio anticipada-, no los he incorporado en mi mapa mental. De cualquier forma, acá estoy yo en frente al espejo en el ejercicio de reconocerme de nuevo, y veo mis mejillas caídas, veo decenas de nuevos lunares en la cara y en todo el cuerpo, me pongo de lado, del otro lado, de espalda, me visto y me doy el visto bueno cada nuevo día, pero antes me digo: ME QUIERO

El dibujo en material pastel se ha empezado a derretir y borrar un poco, buscaré el significado de ello. Lo hice en diciembre de 2020

4. El viaje lunar termina pero me la pasé feliz, como cuando bajas de una montaña rusa en la que te reíste, te dio miedo, y aunque fuiste acompañada, en el fondo el viaje se trataba de tu propia ruta, y sea como haya sido la mía estoy feliz de llegar al final del recorrido, significa decirle adiós a la menstruación cuando ella decida irse. Ya estoy lista. Cuando ella aterrice le saldrán los pies. La ilustración de una mujer con bolsita en los ojos, pelo verde y vestido fucsia, de grandes ojos y sonrisa va para cada una de las mujeres del mundo. Ilustración de abril de 2021

5. Conversando con la luna… le doy las gracias, ambas nos vemos a los ojos, en silencio, no hace falta hablar, trato de sostenerla en mis manos para luego dejarla volar a su órbita. Ilustración de julio de 20216.

6. Cómete una estrella… Lo hice para dárselo a mi hija en sus quince años, me inspiré en el poema en inglés “Antidotes to Fear of Death” by Rebecca Elson (Antídoto al miedo a la muerte). Le dije a Belén que cada vez que necesite vencer los miedos se coma una estrella, yo me he comido varias, a veces saben un tanto ácido, son granuladas o arenosa. Cuando te comas una intenta no arrugar la cara, hace como si fueses una guerrera, una escudera vikinga o una india con su arco y flecha. Ilustración del julio de 2020

Al final si tuve una gran celebración porque tanto soñé mi fiesta que hasta con resaca de felicidad amanecí, pero también siento que celebré con otras amigas en otros momentos, en los días que ellas cumplieron años, la celebración de ellas también fue la mía. Además, por cierto, hasta canté junto a otra amiga en un escenario con una banda LIVE… días después de mi cumpleaños, ¿Qué más puedo pedir?, tuve mi talent-show.

*María Xavier Gutiérrez, comunicadora social, practicante de yoga y aspirante a artista. Escribo desde Nicaragua en https://mujerurbana.blog/ cuyo tema es ir contando la vida como sucede. Me gusta ser honesta en mis escritos y siempre dejar ideas positivas.

RELATOS VIRALES

Historias de una pandemia

«Fluir». Acuarela, Adriana Bancalari – Resistencia, Argentina

Salió positivo

Por Esther Baradón Capón*

Luisa y Susan son dos hermanas mexicanas que se encontraban en Johannesburgo, Sudáfrica, cuando a principios de julio autoridades de ese país anunciaron que estaban por decretar estado de emergencia ante el repunte de casos de Covid-19 y que todos deberían guardarse en cuarentena obligatoria.

Por tal motivo, decidieron regresar a México aún sin haber terminado el costoso curso de Filosofía tibetana por el que se encontraban en dicho país. 

Para este viaje compraron un boleto redondo a través de Nueva York, pero debido al problema que surgió en Sudáfrica, Estados Unidos no permite la llegada de personas procedentes de ese país que no cuenten con la nacionalidad estadounidense, por lo que debían comprar un boleto nuevo.

Como ellas no contaban con una tarjeta de crédito para adquirir su boleto de regreso a casa, me contactaron para que yo les apoyara con los trámites necesarios para la compra junto con su familia.

Vimos que la mejor opción era viajar por Europa, específicamente con Lufthansa, cuyo aeropuerto de conexión es Frankfurt.

Cuando se compra un boleto de Lufthansa con tarjeta de crédito, la línea aérea exige que la compra sea presencial, con el plástico en mano. El día en que el sistema de reservaciones nos marcó como fecha límite para la compra, nadie de su familia podía ir a la agencia, por lo que tuve que enviar un mensajero a recoger la tarjeta.

Emití el boleto dos semanas antes de su partida de Sudáfrica, con una tarifa no reembolsable, como son en su mayoría.

Alemania exige que los pasajeros que llegan a su territorio o están en tránsito se realicen una prueba PCR para la detección de covid con no más de 72 horas antes de la salida del país de origen, que es el margen acordado de vigencia de dicho test.

Tres días antes de su partida, las hermanas se realizaron las pruebas. El resultado de Luisa fue positivo y el de Ana negativo.

Era algo insólito, ya que durante su estancia en Johannesburgo las dos hermanas compartieron la misma cama, además de que Luisa no presentaba ningún síntoma.

Inmediatamente después de recibir los resultados, Luisa se comunicó conmigo para informarme que era probable que no pudieran viajar.

Se escuchaba desesperada a causa del resultado de la prueba porque las probabilidades de contagiar a su hermana eran muy grandes; además de que si se su situación se agravaba, ella no sabría qué hacer ya que desconocía el sistema hospitalario de ese país.

En esa misma llamada, Luisa me pidió que aún no cancelara la reservación ya que había decidido practicarse nuevamente la prueba, porque se resistía a aceptar el resultado. Algo no cuadraba. Nunca estuvo en contacto con nadie fuera de la institución donde estudiaban.

Por mi parte, sin modificar la reserva, empecé a investigar qué otro día al cabo de dos semanas, que es el periodo que regularmente dura ese bicho en el cuerpo de una persona infectada, había vuelos de esa línea aérea, para que las hermanas pudieran regresar a México sin tener que pagar una gran diferencia de precio. Con preocupación revisaba una y otra vez mis WhatsApp para saber si ya tenían el resultado de la nueva prueba.

Al día siguiente, Luisa volvió a comunicarse conmigo para darme la gran noticia de que esa segunda prueba había salido negativa y que, por lo tanto, sí regresarían en la fecha prevista.

Lo sucedido a estas hermanas es una de las tantas situaciones que demuestran que no podemos tener ninguna certeza ante las incógnitas que aún produce la pandemia.

Ha habido casos en que, contrario al caso de Luisa, el resultado del examen PCR puede salir equivocadamente negativo, lo cual es peor aún, porque la persona ignora que está enferma y contagia sin saberlo a los demás.

La misma Organización Mundial de la Salud (OMS), el máximo órgano oficial que determina las disposiciones y medidas de seguridad a seguir, ha declarado desconocer los alcances de esta plaga que ha azotado al conjunto de la humanidad.

*Amante de las artes, la música, la fotografía y el teatro, y aficionada a la escritura.

Twitter: @BaradonEsther FB: Esther Baradon

EN COLOMBIA, LA POESÍA TAMPOCO DESCANSA

La colección “Un libro por centavos” se adapta a los tiempos de la peste

La Universidad Externado de Colombia publica desde hace 18 años un poemario al mes bajo la colección Un libro por centavos, con la firma de poetas colombianos y de otras nacionalidades, contemporáneos y universales. Cada tiraje consta de 8.000 a 10.000 ejemplares y se reparte gratuitamente en universidades, escuelas, cárceles, fundaciones sociales, festivales y a los suscriptores de El Malpensante, la revista cultural más importante de Colombia. A causa de la pandemia, la colección incorporó las tertulias en vivo vía Zoom.

Por Clara Mercedes Arango*

Sin duda, estos 16 meses desde que se inició la pandemia ha sido un tiempo muy extraño. En los primeros días de la aparición del Covid-19, nos sentíamos ajenos a todo lo que ocurría en China. Pensábamos que no llegaría a Colombia. ¡Qué ingenuos! Hoy luego de haber alcanzado casi 5 millones de casos confirmados, 115.000 fallecidos y sobrevivido en nuestro país a tres o cuatro picos de contagios, en la Universidad Externado de Bogotá nos preparamos durante este segundo semestre académico 2021, al regreso presencial de los estudiantes. Y nos sentimos orgullosos de no haber dejado de publicar nuestros libros de poesía de la colección Un libro por centavos, que divulgamos desde hace 18 años de manera gratuita, mensual e ininterrumpida, con un tiraje de entre 8.000 y 10.000 ejemplares por título. Estos son distribuidos puntualmente en colegios, cárceles, fundaciones sociales, escuelas veredales en El Caguán, festivales, bibliotecas públicas y a los suscriptores de la revista cultural más importante de Colombia, El Malpensante.

En estos tiempos de crisis hemos podido comprobar por la respuesta de nuestros lectores, que la poesía es un bálsamo, acompaña y nos permite resistir. Así ha ocurrido con los poemarios de Un libro por centavos, que siguieron llegando a los suscriptores de El Malpensante, pero también atravesaron ciudades, mares y continentes entrando a centenares de hogares en todo el mundo gracias a la incorporación activa de las nuevas tecnologías y al programa  digital Zoom desde la Universidad de Externado, que nos permitió realizar 22 tertulias externadistas con una participación de hasta un centenar de personas conectadas en cada edición. Poetas colombianos y de otras latitudes pudieron interactuar entre ellos y con el público en vivo, como fue el caso de Juan Manuel Roca, Pablo Montoya, Luz Mary Giraldo, Andrea Cote, Rómulo Bustos, Nelson Romero Guzmán; Eduardo Langagne, Gioconda Belli, Irene Selser, Margarito Cuéllar, María Ángeles Pérez López y Marín Aranda, entre muchos otros. Aún resuenan en mi mente algunas de sus ideas que reproduzco al azar y sin nombre:

A esta tertulia vía Zoom de la colección Un libro por centavos se sumó en una emisión junto a poetas, traductores y editoras, el niño David González Salazar, de 11 años, originario de Manizales, ciudad colombiana cuna de poetas.

“Cambiar el mundo es una obligación de todos nosotros, vivir en la desilución de nada nos sirve, por eso opto por la ilusión, por la esperanza”. “Escribir sobre el dolor es abrirse a la comprensión y a la sabiduría que te ayuda a aliviarlo”. “La palabra, en sí misma, es poderosa, porque formulada desde la crueldad hace mal y desde el amor hace milagros”. “Amo la vida desde la belleza”. “La poesía es una forma de la amistad”. “La poesía salva por la belleza o por el horror”. “Un poeta tiene la responsabilidad de ser auténtico, no puede permitir que las palabras lo contradigan”. 

A lo largo de 18 años ininterrumpidos, la colección ha alcanzado 179 títulos, entre los cuales hay nombres representativos, no solo de la poesía colombiana, sino autores contemporáneos y clásicos universales en lengua castellana y otras como José Asunción Silva, Piedad Bonnet,  Pablo Neruda, César Vallejo, Alfonso Reyes, Gioconda Belli, Antonio Machado, Baudelaire, Shakespeare, Giacomo Lombardi e Irene Selser. Próximamente, compartiremos una edición del gran poeta portugués Fernando Pessoa, traducido por la poeta colombiana Lauren Mendinueta, residente en Lisboa. 

La Universidad Externado de Colombia en sus 135 años de educación para la libertad, es la única universidad en Iberoamérica que apoya un proyecto editorial como este, invirtiendo en el género poético, si bien no tiene una Facultad de Arte y Literatura. El poeta mexicano Eduardo Langagne, que participó en la colección con el poemario n.º 82 Reposo del guerrero, asegura que “Un libro por centavos ha conseguido, entre otras acciones meritorias, que la Universidad Externado de Colombia tenga un legítimo reconocimiento iberoamericano y se enaltezca como la institución educativa del continente que encabeza un proyecto editorial magnífico, con la favorable respuesta de un enorme y creciente número de lectores”.

Las palabras del poeta Langagne nos dan la fuerza suficiente para seguir en este proyecto quijotesco de llegar a miles de nuevos lectores, entre los cuales tenemos a niños como David González Salazar, de Manizales, de 11 años que intervino en uno de los encuentros y nos dejó este poema que les comparto:

PÁJARO

Un ave se lleva en el pico de oro una caja de tiempo y sueños.
Su mirada empuña los colores en su cuerpo
se distorsionan y se vuelven noche.
Alas de lluvia escribe como una burbuja el viento
y la rosa que tiene memoria.
El ave tiene música interior
sale de su garganta tímida pero esencial.
En su nido nacen atardeceres floridos,
en su nido habitan zafiros de voces calladas.
El viento toca sobre su rostro
cuando vuela sobre las montañas de nubes.
Su mundo son las palabras, silencio
y su muerte es no poder volar.
Le da miedo posarse en un ladrillo,
ama cantar en las ramas con espinas de amor.
El hombre destruye su rumbo y deja de ser ave.

*Editora, poeta, traductora y crítica literaria (Cúcuta, Colombia, 1961), es la coordinadora de  la colección poética Un libro por centavos, de la Universidad Externado de Colombia.

Tepoztlán

MaryCarmen Castillo Porras*

Vista de Tepoztlán. Foto: Francisco Castillo Porras

Me vi ahí, de pie, ante un monte con la panza llena de dioses;
me metí en la boca un sol blanco relleno de chapulines rojos
que me limpió la amargura con que a veces pienso
y sentí el eco de una fogata que murmura al son de un océano vegetal.

Caminé haciendo equilibrios de malabarista
por un río de piedras redondas, desiguales;
los clavos del armadillo se liberaron y me pusieron a bailar
una danza infantil, de esas que se vuelven rituales sagrados.

Mi hermana eligió para mí un rosario con 108 lunas de bolsillo
y un corazón de madera que velará por mí
cuando me vaya de aventura por mis sueños.
Antes de comer, caminamos vereda arriba y panza abajo:
para ir arriba había que bajar y las simas nos miraban desde el cielo,
cielo transparente y luminoso, agotador.
Tuve sed, y el agua me tatuó en los dientes
caminos de chía, yerbabuena y alabastro.

Por las noches jugábamos a cazar palabras;
las enjaulábamos en un tablero pequeño y las cosíamos juntas
en forma de mandalas diminutos;
los pájaros nocturnos creaban armónicos sin percusiones,
violines emplumados en contrapunto con las voces verdes de los grillos.
Unas lucecitas estables nos guiñaban, risueñas, sus ojitos anaranjados
y en las mañanas las abejas se comían el pan y los limones de mi hermana.

Una tarde el sol nos aturdió y nos metimos en una cueva;
al fondo había un hada -o quizá era un duende- que desgajó una naranja
para ponerle velas a un barquito sin timonel; la roció con lluvia negra y salada,
nos ofreció un fuego de cristal líquido que sabía a humo
y nos llevó a otras tierras, habitadas por magueyes de formas extrañas y
peligrosas,
mientras nos narraba historias que tenían
cantos desiguales
y se retorcía las manitas con avidez.
Cuando salimos, los relojes de las iglesias nos miraron con severidad.

Otra tarde nos sentamos a mirar los colores de una música indistinguible
y nos quedamos, por fin, calladas. Entonces recordé
que yo fui niña en esos montes;
en sus gargantas formulé promesas de amor eterno al cielo
y al canto imposible de un pájaro al que nunca logré ver.
Esa tarde recordé lo presentido… recordé el viento y las nubes; el sol; el agua;
las raíces de los senderos nocturnos; la presencia de los amates, allá,
más allá del círculo de luz protectora de las fogatas.
¡Y he aquí que permanecen, que viven y cantan!
¡Ante estos ojos míos que hace tanto dejaron de ser niños
el viento, el sol, las nubes y los senderos se presentan, sutiles y poderosos,
todos juntos y ante mí!
Y yo ante sus pies milenarios soy
de nuevo niña y mis ojos de nuevo niños, nuevos de nueva cuenta.
Nuevos.

Miré la panza del Tepozteco y pensé, “¿cómo llegué aquí?”;
mi corazón se arrodilló, ahíto de asombro, y pregunté, “¿cómo llegué aquí”?
La pregunta escapó en voz alta y mi hermana respondió:
“Aquí es donde hay que estar”.
Pero mi voz era de nuevo niña y quería saber por qué;
qué hago ahora conmigo; hacia dónde se supone que voy…
Se adivinaban por debajo de los pliegues de la montaña
las risas de las diosas y los grandes señores al escuchar
las preguntas que hacemos los humanos cuando la verdad nos roza
con sus alas esmaltadas de veneno;
cuando casi entendemos, pero al final no entendemos nada.

El día que nos fuimos, los vientos cimbraron nuestro refugio
y al coloso que resguarda a los viajantes.
La noche caminaba despacio hacia nosotras.
Yo tomé un trago de agua; la vida se deslizó por mi garganta,
y el Tepozteco desapareció
bajo un manto de luciérnagas invisibles.

*Escritora y especialista en semiótica, deconstrucción y enseñanza de la lengua española (Ciudad de México, 1973). Fundadora del Círculo de Poetas Auris donde ha desarrollado diversas técnicas de lectura de poesía en voz alta. Cuenta con diversas publicaciones, literarias y ensayísticas. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas (UNAM) y master en Saberes sobre subjetividad y violencia (Colegio de Saberes). aurispoetas@yahoo.com.mx / FB: https://www.facebook.com/profile.php?id=100009128733297

Estado de excepción. De la peste en COVID

Adolfo Castañón*

«Como moscas los muertos se acostaban en los caminos y en sus casas…» Adolfo Castañón. Foto: Marie Boissonnet

Las cinco letras de esta palabra
me parecían arraigadas a épocas pretéritas
-la antigüedad, la Edad Media, el Renacimiento.
De pronto, la pandemia creciente del COVID 19
se apoderó del mundo  y de la imaginación, 
de la lengua, de las ciudades y países
Todo cayó bajo su imperio 
y en prenda de esa caída
fueron rindiendo su alma
personas conocidas y no tan conocidas
de una en una, hermanas, hijos,
padres, amigos… Pocos sobrevivientes
Con el COVID despertó el miedo, la sospecha
y empezó en sordina una deflagración silenciosa
e inquietante… Despertó la sospecha
y la humanidad empezó a enmascararse
a ponerse cubre-bocas,  a necesitar oxígeno.
Como moscas los muertos se acostaban
en los caminos y en sus casas.
A la primera oleada
siguieron la segunda y la tercera
La marea infecciosa empezó su ascenso y descenso,
su creciente y su Raz de marea
-para evocar el título de un poeta

A las mareas las acompañaron
las variedades de la enfermedad,
la Delta y la Gama,
la asiática y la australiana… y las demás mutantes
y las campañas de vacunación
el orgullo de la primera dosis
y de la segunda… 
el oscuro temor de que a pesar
de la inmunización eran posibles los contagios
la muerte
Las agencias funerarias 
no se daban abasto
los hospitales tampoco
y empezó el juego perverso
de los semáforos 
que si verde, que si naranja
que si rojo
la baraja de los calendarios escolares
COVID secuestró la presencia
Todo se volvió virtual
y la vida rutinaria quedó 
como un sueño pasado

Orgullosos y salvos 
quedaron los vacunados
con Pfeizer, con AstraZeneca,
con quién sabe qué otras
inmunizaciones
Para viajar fue necesario
ostentar el certificado de vacunación
y las constancias de las pruebas
de PCR que daban fe de que habías salido negativo
La gente empezó a escribir poemas y cuentos sobre el tema
Los políticos empezaron a medir su popularidad 
en función del número de contagios  a los que habían sobrevivido
La guerra desplazó sus ejes y se enderezó hacia la guerra de las cifras
A la pandemia física, siguió una pandemiósfera y sus lenguajes 
de pasaportes sanitarios… Las falsas polémicas de si COVID
es o no voz femenina 
De la misma manera en que no se sabe realmente cuántos habitantes 
de un país desaparecen por causas violentas, de esa misma manera
tampoco se sabe cuántos han desaparecido por causa del COVID
Ni cuántas vacunas falsas ni cuántos médicos ni cuántos enfermeros
caídos
El COVID empezó a ser otra cara de lo abscóndito e incognoscible
Ni siquiera los contagiados y sobrevivientes sabían qué había pasado
y para consolarse empezaron a escribir libros y poemas que exaltaban
su docta ignorancia… 
Gracias a COVID, cayeron las máscaras
y en los tapa-bocas se materializaron la censura y la autocensura…
mientras la gente se contagiaba y moría o no moría y no le quedaba
nada o si le quedaba algo como una sombra
un aliento de muerte pasada
un aliento de perdurable lazaritud…

21 julio de 2021

*Ensayista, poeta y traductor (México, 1952). Premio Nacional de Artes en el Campo de Literatura y Lingüística. Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA).

Adiós, Tamara

Foto. Especial/Facebook de Tamara

En solo tres palabras puede caber una de las más dolorosas despedidas: “Murió Tamara Kamenszain”. Y continuar la herida: “No puede ser. No puede ser. Qué tristeza”.

Con este mensaje, que publicó en su cuenta de Twitter, la editorial argentina Eterna Cadencia reportó la muerte de una de las más destacadas escritoras argentinas contemporáneas. El miércoles 28 de julio de 2021, Tamara murió de cáncer a los 74 años de edad.

El sello editorial fue con el que Tamara debutó en la literatura, con El Libro de Tamar, en 2018. Después, su carrera quedó marcada con su oficio de poeta, narradora, ensayista, periodista, docente y gestora cultural.

Recibió premios como el Konex de Platino, la Medalla de Honor Pablo Neruda y el Premio José Lezama Lima de Cuba.  Pero, sin duda, el mayor reconocimiento ha sido el de sus lectoras y lectores, que la siguieron a lo largo de más de diez publicaciones, entre ellas, su reciente obra Chicas en tiempos suspendidos, una combinación de poema-ensayo dedicada a la mexicana Margo Glantz, que fue escrito durante el confinamiento provocado por la pandemia.

“Primero sufro, no puedo no pasar por eso. Por ahí con los años menos, al principio era un horror, pero siempre sufro al empezar”, le contó en entrevista a Valeria Tentoni, en 2018, acerca de su oficio de escribir. “Primero hay que saber sufrir, diría el tango. No puedo, no voy a encontrar el modo, esto ya está escrito, esto es muy personal… Pero una vez que ya acepté, que ya arremetí, bueno, que sea lo que dios quiera. Y cuando me empiezo a divertir me doy cuenta de que el lector se puede llegar a divertir también”, puntualizó.

Como una forma de despedirla, desde la redacción mostramos algunos de los poemas que marcaron esta pluma que siempre, como la de las y los poetas, hará falta.

Adiós, Tamara.

Poetisa es una palabra dulce
que dejamos de lado porque nos avergonzaba
y sin embargo y sin embargo
ahora vuelve en un pañuelo
que nuestras antepasadas se ataron
a la garganta de sus líricas roncas.

Si él me llama le dices que he salido
había pedido Alfonsina mientras se suicidaba
y eso nos dio miedo.

Mejor poetas que poetisas
acordamos entonces entre nosotras
para asegurarnos aunque sea un lugarcito
en los anhelados bajofondos del canon.

Y sin embargo y sin embargo
otra vez nos quedamos afuera:
no sabíamos que los poetas
gustan de volverse vates
mientras a las chicas en lenguaje inclusivo
la palabra vata no nos suena
porque las mujeres no escribimos
para convencer a nadie.

Por eso la poetisa que todas llevamos adentro
busca salir del clóset ahora mismo
hacia un destino nuevo que ya estaba escrito
y que al borde de su propia historia revisitada
nunca se cansó de esperarnos.

Quisimos llamarnos como ellos:
por el apellido.
Rosenberg, Moreno, Bellessi, Gruss
y sin embargo y sin embargo
viene llegando la hora de los nombres
las uruguayas siempre tuvieron
nombre. Juana, Idea, Circe, Amanda.
Delmira, la primera divorciada del Uruguay.
Delmira, la primera víctima de femicidio.

Es claro que lo que empezó como poesía
tuvo que terminar como novela}
porque Delmira ya se había divorciado
pero tenía cita con su ex marido}
en una pensión de barrio
donde él la estaba esperando
con un revólver cajoneado en la mesa de luz.

“Él se suicidó sobre el pecho sangrante de la amada”
tituló El Día de Montevideo evitando hablar de ella.
Entre la metáfora modernista de un pecho sangrante
y la palabra femicidio que no existía
Delmira se las ingenió para hacer y deshacer con
[la lengua
lo que le quedaba por decir.

Extraño amado de mi musa extraña,
le había escrito ella a ese muso
que escarmentó el verso
hasta hacerlo sangrar
debajo de la alfombra de la retórica
para evitar el escándalo.

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¿Ya hablé de la muerte?
murió mi hermano
murieron mis padres
murió el padre de mis hijos
tantos amigos murieron
y dije y digo que no están más.
¿Eso es hablar de la muerte?
Dejé anotado que se fueron
les dediqué libros los nombré
por sus nombres me anoticié
de que nadie me contestaba.
¿Eso es hablar de la muerte?
Ensayé todo lo que pude
insistí con estribillos ajenos
“debajo estoy yo” “debajo estoy yo”
pero Pizarnik ya había nacido
enterrada Alejandra Alejandra
se hizo llamar desde chica
y eso sí que es hablar de la muerte.
Yo solamente la cito
porque nací en una generación
y eso no es hablar de la muerte
si el cuerpo camina solo
plegarse con otros al paso del tiempo
es un deporte literario:
“La muerte y la vida estaban
En un cuaderno a rayas”.

Instantáneas de Canadá


Arte Callejero en una de las calles de la ciudad de Quebec.

Horacio Zamora / Reportero Gráfico / Cánada Instagram @hozs79

Los habitantes de Canadá en medio de la pandemia por Covid-19 que afecta al mundo toman un respiro; hay momentos de relax y paz en la playa, en la ciudad de Quebec o en Montreal. La campaña de vacunación es un factor importante para adaptarse a la “nueva normalidad” que nos permite recuperar los espacios, momentos de entretenimiento y los paseos para cambiar en algo el confinamiento preventivo, obligatorio o tener la libertad de salir, inclusive sin cubre bocas, tras tener la segunda dosis de la vacuna contra el virus. Las medidas sanitarias preventivas deben continuar para evitar posibles contagios y así recuperar un poco de tranquilidad.

La provincia de Quebec, en Canadá, ha sido la más golpeada por el covid. Hasta la fecha, en la región se contabilizan más de 11 mil muertes provocadas por el virus, de un total de 25 mil que registra el país. Desde que iniciaron las estrictas medidas gubernamentales para contener los casos de contagio y bajar el índice de mortalidad debido a la pandemia, en marzo de 2020, la población ha tenido que someterse, entre otras cosas, a un largo periodo de confinamiento residencial y laboral, incluso a un histórico toque de queda que ya ha sido superado. La vida cotidiana de una sociedad cosmopolita, habituada al bullicio y a la dinámica de los grandes festivales culturales de carácter internacional, sufrió un violento cambio de ritmo que caló muy hondo en la salud física y mental de todos los que aquí habitamos.

La ciudad de Montreal fue la más afectada de la provincia, siempre bajo la clasificación de Zona Roja. Sin embargo, la eficaz campaña de vacunación implementada por las autoridades sanitarias y la gran participación ciudadana, han logrado que ahora «la ville» tenga luz verde dentro del semáforo de riesgo epidemiológico. De a poco inicia la recuperación, de a poco comienza la vida.


La Cité Limoilou es una plaza ubicada en la Cóte de la Montagne, en la ciudad de Quebec. El arte callejero y sus pequeñas terrazas al aire libre, atraen a cientos de turistas, en este caso locales debido a las restricciones de viaje por la pandemia, que buscan disfrutar de algún platillo típico o una buena cerveza artesanal. En la imagen, una mujer mexicana se acerca a un arpista argentino que en ese momento interpretaba la tradicional canción «La Llorona».
Imagen de un típico atardecer en Montreal visto desde el Boulevard Gouin.
Íle de la Visitation es un parque natural que recibe diariamente a decenas de personas que acuden al sitio para ejercitarse o realizar actividades de esparcimiento al aire libre. El lugar no fue cerrado al público durante la etapa más severa de la pandemia; Sin embargo, había ciertas restricciones para ingresar.

Un ejemplar de lobo descansa apaciblemente en las instalaciones del Zoo Ecomuseum ubicado en Sainte-Anne de Bellevue. Al animal, acostumbrado al bullicio de decenas de visitantes, le vino bien un poco de tranquilidad que le proporcionó el cierre parcial del sitio y las restricciones sanitarias que disminuyeron considerablemente el número de paseantes.

Una pareja camina en las inmediaciones del Frédéric-Back Parc, en la ciudad de Montreal; un lugar habitualmente muy concurrido pero que, con la implementación del confinamiento, dejó de recibir visitantes.

Un grupo de ciudadanos colombianos se manifestaron en el Quartier des Spectacles, en Montreal, en contra de la Reforma Tributaria implementada por el gobierno de Colombia. Si bien las protestas colectivas no fueron prohibidas, se sugirió siempre respetar las medidas sanitarias para disminuir el riesgo de contagio por Covid-19; quien no lo hiciera podría hacerse acreedor a una sanción económica de hasta 6 mil dólares.

Una persona de la tercera edad contempla un atardecer desde el balcón de su apartamento en una casa de retiro ubicada a orillas de la Riviére des Prairies. En esta población se ha registrado el mayor número de muertes por  Covid-19 y debido a esta situación, el periodo de aislamiento para ellos fue mucho más prolongado que para el resto de los ciudadanos.
Las personas que ya han obtenido la segunda dosis de la vacuna contra el Covid 19 pueden dejar de usar el cubre bocas en lugares públicos al exterior. En la imagen, algunos paseantes caminan frente al Cháteau Frontenac, uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad de Quebec.

Una «señalvavidas» espera la llegada de decenas de bañistas a la pequeña playa de Saint-Anicet; mientras tanto, disfruta desde su puesto de vigilancia de la hermosa vista del Lac Saint-Francois. El paso de rojo a verde en el semáforo de riesgo epidemiológico permite ahora las reuniones al exterior guardando algunas recomendaciones sanitarias.