¿Cómo me adapté a la escuela en línea?

Por Leyvi Riquey Torres Álvarez*

Yo me he ido adaptando a las nuevas modalidades y normas escolares desde que empezó esto de la pandemia (coronavirus-19), pero la verdad no me gusta, me cuesta muchísimo entender, no me termino de adaptar ya que no administro bien mi tiempo y luego se me juntan todas las tareas.

Pensé que sería más fácil tanto escolarmente como socialmente en cualquier aspecto, pero no es así, ya que con esto de la llegada del coronavirus muchas personas se quedaron sin trabajo y algunos estudiantes hemos tenido que salir a buscar trabajo para apoyar en la casa; encontrar un trabajo con una flexibilidad de horario para que te dé tiempo de hacer tus tareas es muy difícil, más aparte los lugares donde sí hay trabajo y más importante contratan a menores de edad. Los trabajos son muy pesados, de más de 9 horas de trabajo, sin contar de que son mal pagados y con un solo día de descanso. Así que en ese caso pues no da tiempo de hacer tus deberes y los trabajos escolares, ya que también la estabilidad mental y personal son muy importantes.

Mis calificaciones bajaron muchísimo, casi no entrego trabajos pero no por flojera o responsabilidad sino que con esto del Covid-19 no se lo llevó el desempleo sino también muchas cosas personales ya que nos la pasamos en aislamiento, sin ver a nuestros amistades o personas queridas, y nos sentimos solos, llegan problemas psicológicos, personales no nos dan ganas de nada y habló por mí; no soy la misma persona que era antes de esto, el mundo se nos viene abajo y llegó un momento en donde sólo quieres estar bien contigo mismo y no hay nada mejor que priorizar tu estabilidad mental pero ahora el problema pues son las tareas en entregar, los mensajes de que hay nuevas tareas, de que mandan calificaciones y es donde te das de topes y es por eso que no me terminé de adaptar la escuela en línea ya que es muy estresante porque no aprendes lo mismo, no es la misma manera de cómo son explicadas las cosas y no te sientes tan solo.

Pero yo en lo personal intento entender mejor a esto que no estén difícil, y no es de que mucha ciencia pero no estaba preparado para esto y más que nada son los problemas que se derivan de esta enfermedad, porque si no hubiera pasado esto y sólo estuviéramos en la escuela en línea por equis problema sería muy diferente, de verdad.

*Estudiante del Centro de Bachillerato Tecnológico no. 5 Huehuetoca, Edomex.

Un pensamiento real y mágico

Por Ángel Jesús García Pérez*

Foto: Relato escrito a mano por el estudiante

Cómo ha impactado a la gente, familias y jóvenes el Covid-19? Inició hace un año, en marzo de 2019, una pandemia que jamás nos hubiésemos imaginado.

Las primeras víctimas fueron las personas mayores, como si les hubieran escogido. Por doce meses, por todas partes, existen actitudes y conductas devastadoras que desafían a los daños comprobados; como muchas personas, hemos perdido a seres queridos por este covid-19 pero aún así, hay gente que no cree sobre esta pandemia que nos ataca.

Cuando se hizo el conocimiento público del virus, ya había provocado muchas muertes pero nos faltaba más información y no queríamos tomar conciencia en las medidas adecuadas de sanitización. Desgraciadamente, fue creíble hasta que llegó el contagio, pérdidas familiares de muerte por este virus, también encierros en los hogares, inasistencias escolares, desempleos y muchas actividades.

Nos ha dejado secuelas en la salud, como angustias, miedos, tristezas pero tenemos que aprender a vivir así y saber llevar esto a nuestra vida cotidiana y también mantenernos optimistas ante esta situación.
Ahora vivo angustiado por el futuro que nos espera como jóvenes en este mundo. Debemos usar nuestras habilidades adquiridas para emplearnos a nosotros mismos y valorar lo que tenemos.

*Estudiante del Centro de Bachillerato Tecnológico no. 5 Huehuetoca, Edomex.

Poetas en cuarentena

Los #coronaversos de Twitter

El 11 de marzo de 2020, el poeta español Ben Clark convocó a la comunidad internauta a publicar en la red sociodigital Twitter los llamados «coronaversos», para plasmar en poesía lo que en ese momento experimentaba España debido al confinamiento. Su invitación era con esta leyenda: «Nos faltará el papel higiénico, pero que no nos falte la poesía. Os propongo colgar #CoronaVersos en Twitter, en este hilo o donde sea. ¡Salud y poesía!». A partir de entonces, decenas de usuarias y usuarios utizaron la etiqueta para dar cuenta de «la infección» propia o de otras y otros autores. Compartimos, a continuación, parte de esta pandemia literaria.

Adriana Bancalari – «Tiempo de espera» – Acuarela / Argentina

#Coronaverso1
Pablo Ortiz (@portizs) infectado por haikus de Matsuo Basho

Entre las flores
si miras bien
verás el rostro de Dios.

La mariposa
perfumando sus alas
en la orquídea.

Bajo las largas
pestañas de la lluvia
la flor se duerme.


#Coronaverso2
Tania Vendaliat infectada por Mario Benedetti

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero


#Coronaverso3
Francisca Pageo contagiada por Denise Levertov

San Celan,
reza por nosotros
para que recibamos
al menos una herida,
azul, azul, inmarcesible,
nosotros que aceptamos la supervivencia.


#Coronaverso4
Raúl Velasco Sánchez, infectado de sí mismo

La partida ha acabado, Mr. Von Sydow. D.E.P.”

La muerte

Aún no ha acabado este invierno,
aunque estemos a 26 grados.
Veo gente con mascarillas y los medios
CON GRANDES PALABRAS
hablan de pánico y pandemia.
Las bolsas se desploman moribundas
y dicen que en Italia
han comenzado los saqueos.
En mi pueblo
la proximidad de la muerte
es el tema de la semana.
Parece que
nos están acostumbrando
a una rutina
de continuo apocalipsis,

quizás para que cuando llegue
no lo veamos venir.


#Coronaverso5
Luis Zapeta infectado por Alfonsina Storni

PARÁSITOS

Jamás pensé que Dios tuviera alguna forma.
Absoluta su vida; y absoluta su norma.
Ojos no tuvo nunca: mira con las estrellas.
Manos no tuvo nunca: golpea con los mares.
Lengua no tuvo nunca: habla con las centellas.
Te diré, no te asombres;
sé que tiene parásitos: las cosas y los hombres.

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Las comunidades LGBTTTIQ+ toman la Ciudad de México

Luis Barrón / Reportero Gráfico / Ciudad de México

Facebook: Luis Barrón / Instagram: @photonomada / Twitter: @photonomadamex 

En el marco de la 43 Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ en la Ciudad de México, miles de personas tomaron el sábado 26 de junio la Avenida Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo para defender sus preferencias sexuales, ideología, derechos humanos y constitucionales, en medio de la nueva normalidad que ha marcado la vida de los habitantes de la gran urbe a causa de la pandemia por Covid-19.

Miles de banderas de la diversidad sexual ondearon acompañadas de música y gritos de los asistentes, ante un espacio de libertad y expresión recuperado por momentos durante los últimos meses debido a la alerta sanitaria.

Los asistentes exigieron respeto a sus derechos humanos, sexuales y constitucionales para garantizar su vida libre de discriminación, sin olvidar a las víctimas de las campañas de odio contra su comunidad que han cobrado vidas, ante la impunidad e inacción de las autoridades en muchos casos y a todos los niveles a fin de dar con los responsables de esos crímenes.

La marcha fue pacífica y no hubo que lamentar ataques homofóbicos o sexistas.

Efímero regreso a clases en la Ciudad de México

Por Aracely Martínez / Reportera gráfica / Ciudad de México
Facebook: @CelyaraNezmartiTizor / Instagram: @celyarafoto / Twitter: @aracelmargmail1

Meses de espera, ansiedad y alegría sintieron los estudiantes de la escuela Secundaria 267 Teodoro Flores al regresar a clases presenciales. No fue lo que esperaban, pero al menos estaban en su querida escuela tras catorce meses de recibir clases a distancia a causa de la alerta sanitaria por la pandemia. Las niñas y los niños acudieron con su cubre bocas y aplicando la «sana distancia”, algunos con uniforme y otros con ropa casual. 

Debido a la poca asistencia solo recibieron asesoría para mejorar sus calificaciones.

Las autoridades educativas capitalinas han exhortado a los estudiantes a regresar a clases, pero la respuesta no ha sido favorable ante el riesgo de contagio del virus, además de que este sector de la población no ha recibido la vacuna contra el Covid-19.

Por otra parte, los estudiantes del Instituto de Educación Superior Rosario Castellanos, en la alcaldía Gustavo A. Madero, asistieron también aplicando las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades. No obstante. al no registrarse una asistencia base para la clase se otorgaron asesorías. 

Ahora, con el avance en la vacunación en el marco de la campaña nacional que inició en marzo pasado, los jóvenes esperan su turno para así tener un factor que los proteja y pronto regresar a clases presenciales en medio de esta nueva normalidad que no termina de parecerse a la antigua vida cotidiana, la que vivíamos antes de marzo de 2020 cuando se registró en México el primer caso de Covid-19.

Memorias del Confinamiento – Segunda entrega

En esta ocasión, traemos dos nuevos textos incluidos en el libro Memoria del Confinamiento 2020, compilado por el equipo de escritores «Los Zarigüeyos», de Monterrey, Nuevo León, que brinda un recorrido por ilustraciones, relatos, crónicas y poesía de diversos tonos, como los que se exponen a continuación.

Foto: Mercado en la Ciudad de México – Luis Barrón

Chely
Romualdo Gallegos

Permítanos informales
Que sin cubrevocas no podemos ofreserle cervisio.
Nos recibe un letrero a bocajarro en la tienda más
Famosa de la Buenos Aires.}
Güerita, ojo azul, delgadita herencia de Francia
Que nos dejó aquella guerra.
Chelita más larga que los picos anunciados por Gatel
Más astuta que un joyero judío
Te hacía las cuentas en una libreta que no le
cabía una suma más y siempre te ganaba.
Si le descubrías la maniobra actuaba de tal forma que el
ladrón eras tú.
Hasta que entró en la tienda una inofensiva anciana
De 70 años morena, cubrebocas con salsa de tomate
Y lentes negros que no venían al caso.
Llenó su red de pan, queso, leche y verduras
Y antes de llegar a la caja de Chelita
sudaba y tosía diciendo me podría cobrar
porque dejé a mis nietas solas con mi hija
que es enfermera y tiene el virus y como no la quieren
atender
la tengo en cuarentena en la casa por eso vengo de carrera.
Doña Chelita retrajo las manos y por primera vez en su vida
Perdió una batalla financiera y dejó escapar a la mujer,
actriz desempleada que algo debió hacer para llevar comida a casa.


Ilustración: Devi Tinoco Parrales – Nicaragua

Quédate en casa
Aidé Cavazos González

¿Dónde andas, amor?,
la vida ya no es la misma sin tí,
es más difícil, sabes.
Juntos, tú y yo, nos sentíamos invencibles,
no había huracán que nos amedrentara, Ahora,
veo ríso crecidos por todos lados.
Me he vuelto vulnerable,
desconfiada, arisca, frágil.
Aún así, vamos pa’delante.
A pesar de una pandemia que amenaza nuestras vidas.
«Coronavirus», le llaman, es viral,
«Quédate en casa», recomiendan las autoridades.
Para mí, imposible.
Sin mi abastecedor, ¿cómo?
Les cumplo a medias,
mis hijos y yo debemos comer.
Tus palabras, tatuadas en mi mente.
me obligan a salir.
«Te encargo los muchachos»,
dijiste.
¿Dónde andas, amor?

La fiesta de las flores en X-Cabil resiste al Covid-19

Francisco Castillejos / Fotógrafo / Quintana Roo
Facebook: Paco Castillejos / Instagram: @paco_castillejos

La fiesta de las flores es una tradición de más de 50 años en la comunidad X-Cabil, municipio de José María Morelos, en Quintana Roo.

Es el festejo religioso en honor a Jesús Sacramentado, en la Santa Eucaristía Corpus Cristy. La familia Uh Tec organizó el último gremio, al son de la banda, pieza tras pieza, se llevó a cabo el lanzamiento de cuetes que anunciaba el momento de retirar las pailas de relleno negro enterradas un día antes; una receta transmitida de generación en generación. 

La señora Anastasia Uh Tamayo sirve el primer plato de comida lo prepara con cuidado y en orden, luego lo entrega a su esposo el señor Pablo Uh Uc, quien en un rincón del terreno cuelga la comida como una ofrenda de agradecimiento por los alimentos que provee la tierra y la naturaleza.

La población toma sus medidas sanitarias en medio de la alerta por la pandemia. En poblaciones como X -Cabil, los contagios son pocos debido a que sus habitantes tiene mucho cuidado cuando salen del poblado para realizar diversas actividades laborales, comerciales o de otra índole y evitar llevar el virus a sus familias, amigos o vecinos.

Durante el día, la comunidad trabaja en los preparativos para la celebración, las mujeres elaboran los ramilletes de flores y los hombres se dividen las tareas: unos preparan la estructura del arco y otros recolectan las flores y las humectan. Se escucha a los niños y niñas jugando al ser un día de fiesta, el último día de fiesta en el pueblo. 

Hay que destacar que la elaboración del arco con flores es para cada uno de los días de la festividad, cada gremio se encarga de prepararlo y a cada uno, de acuerdo con el día, se le inscribe una letra, por ejemplo: el primer día la M que significa María, madre de Nuestro Señor; el segundo, la E, la estrella que sirvió de guía para orientar la llegada al lugar de nacimiento de Jesús. El Corazón se realiza el tercer día como ofrenda al Sagrado Corazón de Jesús y por último la copa, recipiente que guarda la sangre de Jesús.

Elmer Armando Uh Uh, acompañado de la banda, lleva una paila de comida a la iglesia que reparte entre la comunidad, después de que todos juntos rezan una novena. La convivencia continúa en casa de la familia Uh Tec, donde llegan los invitados del poblado, creyentes, familia y amigos para compartirla como parte de la tradición. 

Cabe resaltar que las familias, es decir, los gremios se preparan todo un año a base de sacrificios, pero lo más importante es convivir con la población como un acto de fe y de caridad. El día finaliza con alegría en medio del baile de la cabeza del cochino.

La Merced en tiempos de covid

Por Cinthia Serralde Torrez*

Foto: Facebook – Comerciantes de La Merced

Es un día tranquilo y soleado. En plena pandemia, el fenómeno del Covid-19 se vuelve cada vez más imperceptible al pasar de los meses en las entrañas de la Ciudad de México, específicamente en el mercado La Merced, considerado como uno de los centros minoristas más importantes de la capital mexicana. Un lugar lleno de tradición, repleto de productos que van desde comida de todo tipo hasta plantas, artículos de plástico, juguetes, ropa, zapatos, entre muchas otras cosas. Cada vez se observa con más normalidad la afluencia de los ciudadanos en las calles, esos que día con día salen para ganarse el sustento, los que se ven obligados a salir en busca de las necesidades básicas o ya de plano por el mero gusto, impulsados por la necesidad de escapar del confinamiento.

Las calles cada vez más llenas, vendedores ambulantes tendidos en el piso, puestos metálicos o locales se preparan desde muy tempranas horas para vender un sinfín de mercancías de todo tipo. Se observan filas interminables para el acceso a distintos locales comerciales, clientes impacientes en espera de que les tomen la temperatura y les acerquen gel antibacterial; algunos otros comerciantes tan normales como siempre, sin restricciones ni preocupaciones esperan recibir a la gente así nomás, con la esperanza de hacer sus ventas de la jornada recibiendo a la clientela sin miedo al contagio. En el mercado más grande de esta ciudad la sana distancia no importa mucho; la gente camina una tras otra, la energía en La Merced es tan rica como de costumbre, uno se siente en la normalidad, aunque sea por un momento, y las precauciones dependen de cada persona.

Apenas entras se escucha de fondo música guapachosa, esa pista tan popular de Los Ángeles Azules llamada “Suelta el listón de tu pelo”. A su vez, se perciben infinidad y variedad de aromas provenientes de todos los puestos de comida, esos que te invitan a pasar a degustar de sus mejores platillos entre los que destacan quesadillas, tostadas, sopes, flautas, y muchos otros antojitos. A simple vista se mira a la gente optimista, con ganas de querer salir adelante, la crisis tras lo peor del covid empuja a la sociedad entera a salir, a seguir con sus vidas; es casi imposible estar en cuarentena para algunos; adultos mayores se ven deambulando por las calles vendiendo artículos de todo tipo, cubre bocas, dulces, aguas, etcétera. Esas mismas personas que deberían estar resguardas en sus hogares al ser vulnerables pero que, por la necesidad, se ven orilladas a salir a trabajar diariamente.

El calor se siente cada vez más fuerte, algunas señoras vienen con sus sombreros de palma, otras con gorra y no falta la que quiere entrar con su paraguas a la fuerza entre la multitud; los niños que van de acompañantes ya se miran bien chapeados y cansados. Más adelante está la mamá comprándole un agua fresca de sabor al niño para que se calme y deje de alegar, algunos otros inevitablemente bajan sus cubre bocas a la barbilla por el calor o la incomodidad, despreocupados ante el virus se confían y marchan tan normal como siempre.

Las doñitas con sus bolsas de rafia y costales llenos de mercancía, unas van con acompañantes, pero hay otras que llevan hasta tres bolsas y, aun así miran al pasar los puestos en busca de que más llevar. Entre los pasillos cada vez más angostos por la aglomeración de gente va pasando un carrito vendiendo refrescos preparados; a lo lejos se escucha su chiflido alertando con su peculiar -“voy atrás, voy atrás”-, la gente se arrejunta y espera para pasar, muchos se quedan en medio admirados o en busca de artículos de su interés. Más adelante se observa un pasillo interminable de ropa y calzado de todo tipo, los vendedores gritando “pásele güerita, lo que le agrade, sin compromiso”. Se observan zapatillas, sandalias y hasta zapatitos de bebé, mucha gente deambula observando y preguntando precio, se escucha a un lado a un cliente con dos niños y una chica decirle a un vendedor “¿y cuánto es lo menos?”,  aparentemente comprándole un par de tenis a cada uno de los niños que probablemente fueran sus hijos. El vendedor responde “órale, pues si te animas con los dos te los dejo en quinientos”. El vendedor recibe el dinero y se persigna con él, posiblemente fue su primera venta y como todo buen comerciante bendice su vendimia y la asegura persignándose con el primero de sus clientes.

Foto: Facebook: ¿Cuál pandemia?

En una de las tantas entradas del mercado, en el pasillo de dulces, se encuentra un joven que controla el acceso, toma la temperatura y facilita gel antibacterial, invita a los clientes a transitar en un solo sentido para evitar aglomeraciones. Al entrar se observan infinidad de locales llenos de piñatas, dulces, adornos para fiestas; en fin, el paraíso para cualquier niño. Ya están ahí los vendedores listos para recibirte, algunos desde las afueras de los locales, otros desde el fondo preguntando “¿cómo que buscaba? “Pásele marchanta”. El olor a plástico y azúcar te van invadiendo al seguir con el recorrido, en todo el pasillo hay un sinfín de piñatas de personajes populares como los Minions, Bob esponja, Toy Story o las princesas de Frozen.

Yace en la esquina un puesto de tortas reconocidas por “El güero”, se mira desde lejos entre la muchedumbre, los transeúntes a un lado, en espera de ser atendidos y poder disfrutar de una rica torta luego de un día pesado de compras y de una larga caminata; la hawaiana, la cubana y la argentina son las más pedidas. La gente inevitablemente baja su cubre bocas para poder comer, algunos dudosos y temerosos de hacerlo, otros por el hambre sin pensarlo tanto disfrutan de su comida y eso sí acompañada de una Coca-Cola bien fría como todo buen mexicano. Hay muchos sentados en la banqueta, otros ya han apañando lugar en  sus banquitos y algunos más parados con sus bolsas y compras a un lado disfrutando del deleite.

En la esquina de General Anaya el semáforo se pone en rojo y los transeúntes cruzan de un lado a otro, poco a poco la gente se va encontrando a mitad de la avenida, algunos vienen llegando. otros tantos ya van de salida, así una y otra vez vienen y van todos los visitantes de La Merced. Poco a poco al pasar la tarde, las calles comienzan a vaciarse, pero a su vez el ambiente también ya es otro, empiezan a aparecer las chicas en cada esquina esperando a sus clientes, una morena alta que llama la atención desde lejos por su buen aspecto comienza a platicar con los transeúntes. Más adelante abordan a otra chica preguntándole “¿cuánto la hora?” Ella le responde “$350”. De pronto pasa una pareja, aparentemente un matrimonio y se observa cómo el señor anda de “cusco” o al menos eso le dijo su esposa que iba con él.

Las cortinas poco a poco van bajando, los comerciantes preparan su partida para descansar y empezar de nuevo al día siguiente para seguirle dando. También a las afueras del mercado los puestos se van quitando, el atardecer se aproxima y con mayor razón con la pandemia encima los locatarios deben cerrar un poco antes lo habitual. Ya se ven a todos los visitantes de La Merced partir, bien cargados con el mandado, la mercancía para sus negocios o simplemente aquellos que transitan por el lugar. En la esquina ya muchos en espera de transporte para partir, algunos abordan taxis, otros cuantos prefieren ahorrarse una lanita y deciden esperar la micro, incluso se observan pasar camiones llenos de bolsas y repletos de gente, sin duda alguna los pasajeros de más adelante sabrán que este viene de La Merced.

*Estudiante de periodismo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

El miedo

(Tiempos de exilio y pandemia)

Adriana Bancarlari, «Atardecer en la laguna» – Acuarela / Resistencia, Argentina

Luis Enrique Mejía Godoy*

No dejemos que el miedo

invada nuestras vidas

Se nos meta por debajo de las puertas

de las casas

se siente a comer

en nuestra mesa

o sea capaz de dormir

en nuestra cama.

No permitamos que el miedo

se asome a la esquina de la angustia

amparado por las sombras

del terror.

No le demos chance al miedo que contamine nuestras conversaciones

y se encharque en los ojos

de nuestros hijos.

Agarremos al miedo

por dónde más le duela

Arrinconèmoslo

y hagamos que se enfrente cara a cara

con la verdad.

Solo así podremos arrancarnos el

miedo y ponerlo en ese oscuro rincón

de la historia.

*Luis Enrique MejÍa Godoy (Somoto, Nicaragua, 1945-), es uno de los más importantes cantautores nicaragüenses. Su obra, de contenido altamente social, es muy importante en la historia de la música de Nicaragua y Centroamérica. Actualmente está exiliado en Costa Rica.

El regreso a clases

Por Erick Daniel Núñez Cruz*

A finales del pasado mes de mayo, se notificó a los padres y tutores del CBT 5 Huehuetoca el inminente regreso a clases. Con ello, el aviso de que era prioritario que asistieran a clases los alumnos que estaban en riesgo de reprobar las materias y, por tanto, candidatos a realizar exámenes extraordinarios.

Fui citado a asistir a dichas clases. El regreso fue emotivo. Fue un gusto de la vista y la memoria. Ver a amigos y profesores me provocó algunas emociones positivas. Después como todo joven, a la memoria regresó el tedio y el sentimiento de impotencia al escuchar frente a ti a adultos que hablan y promueven ideas a futuro, planes por así decirlo, los cuales no son alcanzables. Y hoy 14 de junio, aquí estoy, en mi tercera clase del día.

*Estudiante del Centro de Bachillerato Tecnológico no. 5 Huehuetoca, Edomex.