Por Adriana Esthela Flores*

Cargada con sábanas, cobijas, carpas y carriolas, la caravana migrante que salió el 23 de octubre de Tapachula, Chiapas, llegó el 12 de diciembre a la Ciudad de México. Más de 300 personas entre adultos, niñas, niños y bebés iniciaron su estancia en la Casa del Peregrino, que suele albergar a quienes son devotos de la Virgen de Guadalupe.
Un choque con policías capitalinos que les impedían el paso la tarde de ese domingo y el recorrido de más de mil 200 kilómetros desde el sureste mexicano dejó huella en los cuerpos de los migrantes: brazos y cabezas heridos, raspones, moretones, golpes y pies con ampollas y llagas de tanto caminar.
La estancia en el albergue les ha permitido unos días de descanso, respiro y entretenimiento mientras esperan continuar su travesía hacia ciudades de la frontera norte o a Estados Unidos. Estas son imágenes de cómo han vivido, día a día, en el que ha sido su hogar temporal en esta temporada fría de diciembre.











*Periodista, cronista, poeta, directora de Diarios de Covid-19.
Correo: diariosdecovid@gmail.com