
Texto y fotos: Víctor Ruiz. Fotoperiodista. Redes: @photo.victor.ruiz/ http://www.victorruiz.smugmug.com
Después de un año de iniciada la pandemia provocada por el virus del SARS-CoV-2 creí que la había librado, que llegaría libre de Covid-19 hasta el día en que me vacunara, pero no fue así: durante todo este tiempo estuve muy expuesto por cuestiones laborales y aunque siempre fui muy cuidadoso, el virus encontró una grieta y se escabulló.
Hoy 29 de mayo es el doceavo día desde que empecé con los síntomas, afortunadamente nada grave, algo de fiebre y febrícula ocasional, malestar estomacal, dolor en los riñones y ardor en la piel durante los primeros días. Estos fueron disminuyendo con medicamentos, pero la ansiedad y el insomnio se fueron incrementando hasta hoy. Aún así, me siento afortunado de que los síntomas no fueran fuertes.
Tengo frío y tengo calor, solo un regaderazo me ayuda a templarme.

Estoy en confinamiento en mi cuarto, la ansiedad es algo que siempre he tenido pero el salir a tomar fotos me relajaba. Ahora no puedo y bueno, intento calmarla jugando Call of Duty un rato, me pongo a ver vídeos de fotografía, documentales, música, deportes y obviamente Netflix.

El insomnio, el maldito insomnio, de por sí ese ha sido uno de mis males desde hace muchos años, pero la misma actividad diaria me ayudaba a sobrellevarla. Estos días pasados intenté con ejercicios de respiración, con gotas de Clonazepam y nada, seguía dando vueltas en la cama. Si lograba dormir media hora de corrido era mucho; así que opté por unas galletas especiales -o debería decir espaciales. Uuuuff, han sido un paro.

Los cuidados médicos han sido importantes para mi salud, pero las muestras de cariño y empatía por parte de mi familia, amigos e incluso desconocidos ha sido lo más valioso, me levanta el ánimo y eso es súper importante para una buena recuperación.
A todos ustedes, les dedico un poco de mi intimidad.