Por Fabián Rodríguez*
Algo nos acecha
Atraviesa la hierba húmeda de la tarde
el recinto del sueño.
Trato de descifrar su latido
pero es sombra
o polvo
y la distancia
una vieja estación
en el suplicio de la nada.
Nunca presentimos
el rostro de lo inevitable.
Mis manos ya no soportan estas ruinas
Permanecí ileso en las trincheras
en aquella época de soles migratorios
—¿Recuerdas?
Dejaban sobre las calles
la sombra muda del sueño
la lluvia atornillada en la memoria.
Para entonces
yo tan sólo era
una catedral de piedra
una catedral herida en mi pecho
una catedral
asida por la muerte
por el tiempo
y la tarde.
*Profesor de literatura y gestor cultural (Bogotá, 1993). Ha publicado su poesía en diferentes revistas, suplementos culturales y antologías.