Por Irene Selser*
Poco a poco la ciudad va apagando sus ruidos
el bullicio
quedan solo ambulancias sirenas de canto lúgubre
cuando apenas ayer la vida estaba ahí
hijas padres amores
almuerzo con abuelos en domingo.
Y de pronto este encierro
ahogo tras la máscara imposible el espanto
como si recién hoy supiéramos del miedo.
Afuera
sencillos ataúdes se apilan en columnas de tres
madera blanca húmeda
hasta un cartón puede servir para albergar el alma
sin tiempo ya para las despedidas.
Pero nada de esto es nuevo para el zorro
el murciélago o el dulce pangolín
el osezno cautivo que gime por su madre
perros y gatos enjaulados en los mercados chinos.
Miradas vidriosas de terror los ojos anhelantes
olvidados de dios como los viejos entre batas blancas.
La punción de la daga en el pescuezo
vísceras ahogadas en sangre
el fin de una existencia en manos inhumanas.
*Irene Selser es periodista argentina mexicana, poeta y miembro de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli). Es editora de Diarios de COVID-19. e-Mail: iselser@yahoo.com, Facebook: Irene Selser