En la noche al descampado los ciervos vigilan la carrera frenética de los faros; el Terror acecha, nos observa con sus ojos amarillos tratando de decidir si es ésta una buena noche para la cacería.
Yo miro la negrura. La de afuera se come la luz es una bestia con las inmensas fauces abiertas; una luna ahíta de otoño sobre un campo de estrellas embozadas nos mira impasible. La de adentro, feroz, inquilina de mis entrañas, empuja quiere arrancarme el disfraz de una zarpada -el disfraz de la sonrisa fácil, la vida perfecta, el corazón satisfecho- y yo voy en silenciosa lucha encarnizada acomodándome una y otra vez los labios, empujando atrás, atrás las lágrimas, acallando a murmullos los aullidos en mi mente, apagando a tarascadas el incendio que me anima. Pero voy perdiendo.
La tercera oscuridad me observa de soslayo
mientras hurga en su memoria, remueve en voz alta sus recuerdos y los examina. Es una oscuridad poderosa (se cree poderosa). No sonríe ni es compasiva. Pienso constantemente en una mujer que llora a su madre muerta amasando almendras y mantequilla para alimentar al que conduce a su lado por esta carretera repleta de presagios y vacío.
Intuyo senderos y campesinos que preparan su reposo con una de café y dos de azúcar. Imagino luces boreales en esa tierra que siempre siempre me está llamando me está llamando por mi nombre por todos mis nombres con su boca de río alrevesado -yo sé que me busca, me busca su cielo bajito y encapotado, claman por mí las copas de sus árboles y los cuervos graznan el nombre que me dieron, allá, al norte del norte, donde está enterrado mi ombligo-.
Mi mente resbala (ha perdido nitidez) el disfraz se desliza irremediablemente: todos lo sabemos las tres oscuridades, los ciervos, las estrellas y los cazadores, todos: yo no soy ésta; estoy mintiendo.
Un haz de luz se abre en abanico a nuestro paso. Esto no es lo que yo quería para mí. Hace ya lunas incontables que es ya muy poco lo que sé; pero al menos esto sé: mis labios no han cambiado su filo por sonrisas complacientes; yo no soy ésta ni es ésta la tierra que me extraña.
Yo no soy ésta. Mas no soy ya más aquella tampoco ni mi mente es amplia y poderosa ni mi corazón suspira turrones de satisfacción. Lo que sabía de mí dejó de ser cierto; las madres muertas, los tobillos fracturados, las manos mutiladas y la soledad carcomiente me han dejado un zumbido donde antes mi mente brillaba potente y colosal ahí, donde mi voz entonaba silencios de admiración que nadie osaba interrumpir.
Antes. En otra vida. Otra, en definitiva, con este mismo rostro que me pongo todas las mañanas, pero otra.
La luz existe y yo lo sé. Sólo no luce sus galas aquí, a mi vera. Aquí hay tan solo estas tres oscuridades: la que me rodea, la que me habita y ésta que conduce mi vida por una carretera que no reconozco hacia una casa que no es la mía por una tierra que reniega de mí y yo de ella.
Yo no soy ésta y esta tierra no es mía.
Mi tierra me espera con su belleza descomunal más allá de este camino bastillado de cardos y pensamientos malolientes; allá, allá, más allá de esta piel de asfalto hay una tierra alfombrada de hielo fragante con árboles como cíclopes y gansos como flechas que indican el camino de regreso y un cielo que me espera sobre doce puentes de diamante y hierro -un cielo que reverbera mi nombre, que sabe quién soy-.
Mi mente me traicionó su traición es una daga que cercenó mi vida que trocó la esperanza en malandanza en mi vida que desoló todo lo que era valioso en mi vida. Y sin embargo…, mi corazón sigue con su orquesta de percusiones africanas en mi pecho decidido, anhelante e insatisfecho; ¡y el incendio que me anima devora a su paso toda muerte, toda oscuridad, toda tristeza! Mi corazón sabe él sí sabe quién soy pero no me lo dice; quién sabe por qué…; quiero creer que son razones de amor las suyas.
Pienso en una mujer que llora mientras cocina, que vive su vida como quien espera despertar de un sueño que no reconoce como suyo, que transita sus días con un disfraz como armadura. Una mujer que no sabe ser digna. Pero al menos ama a su corazón y respeta su memoria y elige, una y otra vez, elige estar viva.
************
*Poeta, docente y especialista en semiótica, deconstrucción y enseñanza de la lengua española,estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM y la maestría en Saberes sobre Subjetividad y Violencia, en el Colegio de Saberes. Es fundadora del Círculo de Poetas Auris, donde ha desarrollado diversas técnicas de lectura de poesía en voz alta. Cuenta con diversas publicaciones literarias y ensayísticas, entre ellas su más reciente poemario Gente bendita (Mastodonte, 2022). Más textos en: https://www.linkedin.com/in/marycarmen-castillo-79988543/
Creemos que el proceso de duelo es, como lo menciona Elizabeth Kubler Ross, un proyecto con un principio y un fin. Sin embargo, esto no es así, aprendemos a convivir con la ausencia, con el recuerdo y el vacío que nos dejan, lo llenamos de recuerdos de esos momentos que vivimos con los que hoy no están.
Por Blanca Fernández
El duelo duele y duele mucho…
Durante las consultas tanatológicas, es común que las personas lleguen solicitando «algo» que elimine el dolor que les ocasiona la pérdida que experimentan. «¿Qué puedo hacer para que no duela tanto?», dicen, pero hablar de «aceptación» les resulta aún más doloroso.
Creemos que el proceso de duelo es, como lo menciona Elizabeth Kubler Ross, un proyecto con un principio y un fin. Sin embargo, esto no es así, aprendemos a convivir con la ausencia, con el recuerdo y el vacío que nos dejan, lo llenamos de recuerdos de esos momentos que vivimos con los que hoy no están.
Para consuelo de algunos y tormento de otros, nunca concluirás el duelo de un ser querido, porque concluirlo implicaría olvidar toda esa maravillosa etapa. Por eso no es casualidad que hoy, después de años, aún se presenten lágrimas al recordarle, que la nostalgia nos invada ante una celebración importante.
El proceso de duelo es individual y no es lineal, no te juzgues por cómo estás viviendo tu dolor, no te apresures por no sentir, irónicamente es la única manera de sanar y darle paso a ese dolor, reconocer que estamos rotos y que no tenemos prisa por reconstruirnos, que necesitamos tiempo para poder continuar sin esa pieza que nos desgarra el alma.
El dolor que permanece es el costo de haberles amado y seguirles amando a pesar de que la muerte nos ha separado físicamente.
Nunca concluirás el duelo por un ser querido, pero si con el tiempo (el que necesites para sanar) lograras integrar esa pérdida en tu vida, recordarás con amor, honrando su memoria.
*Comunicóloga y tanatóloga.
I FOTOGALERÍA I
Bomberos en la «Nueva Normalidad»
Aunque el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesu, afirma que el fin del covid ya está a la vista, aunque todavía lejos, la reducción de contagios y defunciones en combinación con los avances en cobertura de vacunación han permitido la recuperación paulatina de la «nueva normalidad». Conciertos, festivales culturales, ferias gastronómicas y la vuelta a clases presenciales son solo una muestra de la forma en que la sociedad mexicana ha ido, poco a poco, rompiendo las barreras que nos separaron aquella primavera de 2020. Como ejemplo está una práctica de capacitación que realizaron bomberos de la Ciudad de México, en el Monumento a la Revolución, retratado por la fotoperiodista Aracely Martínez.
A dos años y medio de que se declaró la pandemia, la situación ha pasado de la fase aguda a un control «más sostenido del virus», indicó el más reciente informe sobre el Covid-19, presentado en la 30ª Conferencia Sanitaria Panamericana.
«Hemos recorrido un largo camino en estos últimos 33 meses», señaló el director de emergencias en salud de OPS, Ciro Ugarte, quien también declaró que la ruta a seguir necesita sistemas y servicios sanitarios resistentes basados en atención primaria, vigilancia epidemiológica y ampliación de los programas de vacunación.
«La experiencia de COVID-19 nos mostró que los países necesitan procedimientos de emergencia actualizados, medidas de salud pública flexibles y redes sanitarias que puedan desplegar rápidamente recursos humanos y suministros sanitarios», explicó.
Entre los puntos positivos de la atención a la pandemia resaltó la cooperación técnica, acciones de inteligencia epidemiológica y el fortalecimiento y ampliación de la detección molecular en los laboratorios de la región.
Sin embargo, aún no hay que echar las campanas al vuelo. El peor de los escenarios, señaló Ugarte, es que si no se asegura la vigilancia y aumenta la cobertura de vacunación podría aparecer una variante más virulenta y altamente transmisible que reduzca la efectividad de las vacunas y prolongue la duración de la pandemia.
Desde el inicio de la crisis, la región americana acumula más de 177 millones de casos y 2.8 millones de personas fallecidas. La cobertura de vacunación superó las dos mil millones de dosis, pero hay naciones donde la cobertura sigue siendo baja en algunos países.
Un informe de la Comisión de la publicación científica The Lancet contiene una serie de lecciones aprendidas durante la pandemia, que incluye fuertes críticas contra la mayoría de los gobiernos y la actuación de la Organización Mundial de la Salud, cuyas respuestas no fueron capaces de impedir la «asombrosa» cantidad de personas fallecidas. El reporte emite una serie de conclusiones sobre políticas públicas y hace una recomendación básica: la importancia de promover el multilateralismo.
Por la Redacción
Foto: Archivo Diarios de Covid-19
Políticas públicas de salud insuficientes, falta de coordinación de gobiernos y la lenta actuación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fueron parte de las conclusiones del informe de la Comisión Covid-19 de la publicación científica The Lancet, que realizó un balance sobre las lecciones a futuro que arroja la pandemia.
De acuerdo con el reporte, la cantidad de personas fallecidas por la pandemia «es tanto una profunda tragedia como un enorme fracaso mundial a múltiples niveles. Demasiados gobiernos no han respetado las normas básicas de racionalidad y transparencia institucional, demasiadas personas -a menudo influenciadas por la desinformación- no han respetado las precauciones básicas de salud pública y han protestado contra ellas, y las principales potencias del mundo no han colaborado para controlar la pandemia».
El informe hace 11 recomendaciones en tres áreas clave de interés: pasos para controlar y entender la pandemia; inversiones para reforzar la defensa contra pandemias futuras y propuestas ambiciosas para mejorar la cooperación multilateral. La comisión está formada por 28 integrantes, que son personas expertas en políticas públicas, cooperación internacional, epidemiología y vacunología, economía y sistemas financieros, ciencias de la sostenibilidad y salud mental.
El escenario Al 31 de mayo de 2022, se registraron entre 6 y 17 millones de muertes estimadas en todo el mundo debido al Covid-19, según el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud.
Conclusiones El reporte identifica diez grandes fallas en la cooperación internacional: 1) Falta de notificación oportuna del brote inicial de covid. 2) Costosos retrasos en el reconocimiento de la vía de exposición aérea del SARS-CoV-2 y en la aplicación de medidas adecuadas a nivel nacional y mundial para frenar la propagación del virus.
3) Falta de coordinación entre los países en lo que respecta a las estrategias de supresión.
4) Incapacidad de gobiernos para examinar las pruebas y adoptar las mejores prácticas para controlar la pandemia y gestionar los efectos económicos y sociales de otros países.
5) Déficit de financiación mundial para los países de renta baja y media.
6) Incapacidad de garantizar un suministro mundial adecuado y una distribución equitativa de los productos básicos clave -incluidos los equipos de protección, los diagnósticos, los medicamentos, los dispositivos médicos y las vacunas.
7) Falta de datos oportunos, precisos y sistemáticos sobre las infecciones, las muertes, las variantes víricas, las respuestas del sistema sanitario y las consecuencias sanitarias indirectas.
8) Escasa aplicación de los niveles adecuados de las normas de bioseguridad en el periodo previo a la pandemia, lo que aumenta la posibilidad de un brote relacionado con los laboratorios.
9) Incapacidad de combatir la desinformación sistemática.
10) Falta de redes de seguridad mundiales y nacionales para proteger a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Sobre el origen del virus Respecto al origen del SARS-COV-2, la conclusión es que sigue siendo desconocido y hay dos hipótesis principales: que surgió como un desbordamiento zoonótico de la vida silvestre o un animal de granja, posiblemente a través de un mercado húmedo, en un lugar aún no determinado; o que nació tras un incidente relacionado con la investigación, durante la recolección de virus en el campo o a través de un escape en laboratorio.
Actuación de la OMS y gobiernos La comisión concluyó que la OMS «actuó con demasiada cautela y lentitud» en temas clave, como alertar sobre la transmisibilidad humana del virus, declarar una emergencia internacional de salud pública, apoyar protocolos de viaje internacionales y el uso público de cubrebocas, así como reconocer la transmisión del virus a través del aire. Sobre los gobiernos, criticó que la mayoría fueron «demasiado lentos» para reconocer la importancia de la pandemia y actuar con urgencia para responder: “Fueron principalmente los países de la región del Pacífico Occidental de la OMS, preparados por su experiencia con el síndrome respiratorio agudo severo, los que reaccionaron con urgencia al brote, y que en general siguieron una estrategia de supresión que condujo a una baja mortalidad acumulada». Además, la coordinación fue «inadecuada» en las políticas para contener la pandemia, especialmente en protocolos de viaje, las estrategias de prueba, medidas de salud pública, cadenas de suministro de productos básicos, estándares de datos y los sistemas de informes y asesoría al público. A eso se suma el rechazo de varios gobiernos a aplicar medidas de higiene de rutina, como el uso de cubrebocas y la vacunación. «Esta oposición refleja una falta de confianza social, baja confianza en el asesoramiento del gobierno, inconsistencia del asesoramiento del gobierno, baja alfabetización en salud, falta de suficientes intervenciones de cambio de comportamiento y extensas campañas de desinformación y desinformación en las redes sociales». También cuestionó que las políticas públicas no han logrado aprovechar las ciencias sociales y del comportamiento, pues de haberlo hecho, «habría llevado a una implementación más exitosa de las intervenciones de salud pública y habría ayudado a aumentar la confianza social, la prosocialidad, la equidad y el bienestar». Asimismo, destaca que las políticas públicas no atendieron de forma adecuada los efectos de desigualdad de la pandemia, como el desgaste del personal considerado como «esencial», las infancias, las mujeres, las personas en prisión y adultas mayores, las que viven con enfermedades crónicas y discapacidad; indígenas; migrantes, refugiadas y poblaciones desplazadas, las que no tienen acceso a una atención de calidad y las que padecen Longcovid.
Las lecciones esperanzadoras Hubo también lecciones de éxito. El comité consideró como «un triunfo del sistema de investigación», el rápido desarrollo de múltiples vacunas, aunque cuestionó las condiciones públicas y privadas que han impedido un acceso equitativo a las dosis
Hacia el futuro: la cooperación La principal conclusión del comité está enfocada a la protección y promoción del multilateralismo, que evidenció deficiencias como el nacionalismo excesivo, tensiones entre potencias, infrafinanciación crónica de bienes públicos mundiales, falta de flexibilidad de regímenes de propiedad intelectual y del desarrollo sostenible, así como la erosión del apoyo político a las soluciones multilaterales. Por ello, lanzó una recomendación básica: fortalecer el multilateralismo en todas las dimensiones. «Hacemos un llamamiento a todos los países, especialmente a los más ricos y poderosos, para que apoyen, sostengan y refuercen el trabajo del sistema de la ONU. Hacemos un llamamiento para que se tome conciencia de los beneficios del multilateralismo, la solidaridad, la cooperación y el compromiso compartido con el desarrollo sostenible, ya sea para hacer frente a las pandemias, para acabar con la pobreza, para mantener la paz o para hacer frente a los retos medioambientales mundiales».
En la actualidad se tiende a buscar conocimientos a través de imágenes audiovisuales, de hecho, es la base de todos los cursos online masivos y abiertos. Sin embargo, la lectura sigue siendo la herramienta a través de la cual, por la velocidad que imprimimos a nuestro propio ritmo, van surgiendo ideas, asociaciones y demás pensamientos enriquecedores que nos permiten tomar notas y proseguir, sin que haga falta apretar ningún botón. Esto es lo que plantea la autora en esta columna para Diarios de Covid-19.
La lectura y el pensamiento son procesos estrechamente interrelacionados, se apoyan e impulsan mutuamente, de modo que, si se favorece la lectura, se potencia el pensamiento, incluso más que cuando vemos videos.
Si bien es cierto que los libros pueden transportarnos a otros espacios y tiempos, además de estimular la imaginación y la creatividad, también lo es que mejoran nuestros procesos cognitivos y en gran medida la construcción de nuestros pensamientos y posterior conversión de ellos al propositivismo.
Ahora bien, en la actualidad se tiende a buscar conocimientos a través de imágenes audiovisuales, de hecho, es la base de todos los cursos online masivos y abiertos. Sin embargo, la lectura sigue siendo la herramienta a través de la cual, por la velocidad que imprimimos a nuestro propio ritmo, van surgiendo ideas, asociaciones y demás pensamientos enriquecedores que nos permiten tomar notas y proseguir, sin que haga falta apretar ningún botón.
Para entender este proceso, y llevarlo al terreno de nuestra filosofía, estudiamos de cerca la teoría de Andrea Smorti, psicólogo italiano y profesor de Psicología del Desarrollo, que señala que cada lectura fomenta un proceso de identificación relacionado con el pensamiento emocional de la persona.
Visto así, podemos confirmar que la lectura implica un uso y dominio del lenguaje en el que se pone en marcha una serie de procesos psicológicos que son claves para el desarrollo del pensamiento.
El pensamiento, por su parte, es esa capacidad que tenemos de formar ideas y representaciones de la realidad en nuestra mente, relacionando unas con otras. Es actividad y creación de la mente; es la herramienta que utilizamos para entender y dar sentido al mundo, al ambiente que nos rodea.
Si bien es cierto que «somos lo que pensamos y somos nuestro cerebro», todo lo demás, como la lectura, es sistema de apoyo que nos ayuda a amoldarnos al entorno y los cambios, es algo elástico, flexible, que se adapta. Por esa razón es clave conocer los procesos inherentes a la cognición, esa facultad que nos permite entender el mundo que nos rodea y los estímulos que recogen nuestros sentidos, lo que luego se transforma en pensamientos.
Es fundamental aprovechar esa plasticidad o neuroplasticidad que tiene nuestro cerebro a través de nuevos saberes relacionados con la lectura, una actividad que activa el cerebro y se convierte en una puerta al reconocimiento del abanico de opciones que dan resolución a nuestros problemas, característica propia del pensamiento propositivo.
La recomendación de oro es «menos pantallas y más libros y naturaleza».
Debemos admitir y reconocer, con la seriedad y responsabilidad del caso, que somos nosotros solitos quienes nos acercamos a esos enemigos silenciosos. Sustituirlos por el hábito de la lectura, caminar o jugar al aire libre tomando el sol, activa los mismos neurotransmisores, pero se generan consecuencias saludables.
*****
* Politóloga y locutora venezolana, madre de Abraham, Samuel y Sara. Agradecemos al diario El Universal, de Venezuela, por permitir la reproducción de esta columna.
El 3 de octubre, solo un día después de que se conmemoraran 54 años de la masacre de Tlatelolco, murió el poeta, traductor y ensayista mexicano David Huerta, ganador de premios como el Diana Moreno Toscano (1971), el Nacional de Poesía Carlos Pellicer (1990) y el Xavier Villaurrutia (2005). Además de su reconocida obra poética que incluye títulos como El jardín de la luz, Versión, La música de lo que pasa y La Calle Blanca, el autor es recordado por textos como “Testimonio” sobre la matanza de Tlatelolco y “Ayotzinapa”, dedicada a la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos, en 2014. Dejamos una breve selección de textos, para celebrar su vida.
Fuente: Twitter UNAM
Ayotzinapa (Oaxaca, noviembre de 2014)
Mordemos la sombra Y en la sombra Aparecen los muertos Como luces y frutos Como vasos de sangre Como piedras de abismo Como ramas y frondas De dulces vísceras
Los muertos tienen manos
Empapadas de angustia Y gestos inclinados En el sudario del viento Los muertos llevan consigo Un dolor insaciable
Esto es el país de las fosas Señoras y señores Este es el país de los aullidos Este es el país de los niños en llamas Este es el país de las mujeres martirizadas Este es el país que ayer apenas existía Y ahora no se sabe dónde quedó
Estamos perdidos entre bocanadas De azufre maldito Y fogatas arrasadoras Estamos con los ojos abiertos Y los ojos los tenemos llenos De cristales punzantes
Estamos tratando de dar Nuestras manos de vivos A los muertos y a los desaparecidos Pero se alejan y nos abandonan Con un gesto de infinita lejanía
El pan se quema Los rostros se queman arrancados De la vida y no hay manos Ni hay rostros Ni hay país
Solamente hay una vibración Tupida de lágrimas Un largo grito Donde nos hemos confundido Los vivos y los muertos
Quien esto lea debe saber Que fue lanzado al mar de humo De las ciudades Como una señal del espíritu roto
Quien esto lea debe saber también Que a pesar de todo Los muertos no se han ido Ni los han hecho desaparecer
Que la magia de los muertos Está en el amanecer y en la cuchara En el pie y en los maizales En los dibujos y en el río
Demos a esta magia La plata templada De la brisa
Entreguemos a los muertos A nuestros muertos jóvenes El pan del cielo La espiga de las aguas El esplendor de toda tristeza La blancura de nuestra condena El olvido del mundo Y la memoria quebrantada De todos los vivos
Ahora mejor callarse Hermanos Y abrir las manos y la mente Para poder recoger del suelo maldito Los corazones despedazados De todos los que son Y de todos Los que han sido.
***
Plegaria
Señor, salva este momento. Nada tiene de prodigio o milagro como no sea una sospecha de inmortalidad, un aliento de salvación. Se parece a tantos otros momentos…
Pero está aquí entre nosotros y crece como una luz amarilla de sol y de encendidos limones y sabe a mar, a manos amadas, huele a una calle de París donde fuimos felices. Sálvalo en la memoria o rescátalo para la luz que declina sobre esta página, aunque apenas la toque.
*** Nocturno
Milímetros de ti convergen ahogándose, bajo la noche, la fantasía de toda la transparencia empozada en el cuarto.
Tu mirada oscila con un cerrado esplendor, y en tu saliva surgen pedazos de nombres, alas de quemaduras: la noche resuena en tu paladar con paso lentísimo de larva y roce tibio, de animales numerosos extraviados en el reino de tus ropas, mezcladas de cualquier modo en la silla sombría, bajo techos muertos y lúcidos, recogido tú en los dones del sueño sobre tu cabeza hipnotizada de silencio.
En la primera de una serie de entrevistas y noticias sobre proyectos que surgieron durante la pandemia, la promotora literaria y autora del podcast “Los aromas del café” habla sobre las condiciones para el surgimiento de su proyecto, la transición de su obra creativa durante la pandemia y las reflexiones que ha generado durante más de dos años de emergencia sanitaria mundial.
Por Adriana Esthela Flores
Foto: FB Paola Licea Cejudo
“En aquel tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosímil y hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo.” Fue a partir de aquel cuento de Jorge Luis Borges, “Funes el Memorioso” sobre la extraordinaria y tumultuosa memoria de Irineo Funes fue que nació, el 23 de julio de 2020, el pódcast “Los aromas del café”, de la escritora y promotora literaria Paola Licea Cejudo.
Surgió justo en medio de aquel periodo -trance, le diría yo- llamado “nueva normalidad”-, en el que la orden sanitaria general era encerrarse para evitar propagar los contagios de covid, aunque la existencia dentro de cuatro paredes se convirtió, para muchas personas, en una verdadera reclusión mientras que, para otras, fue una medida imposible de cumplir.
En la historia de Paola se trató más bien de un periodo de creación. En su misión de divulgar la literatura compró una food truck para convertirla en cafetería móvil y llevarla a presentaciones y festivales de libros, para amenizar las letras con la bebida que se ha convertido en el elíxir de la mañana, madrugadas o de buenas y tranquilizadoras charlas. Pero la pandemia cambió sus planes y a partir de entonces, durante el encierro, se dedicó al pódcast, cuyo nombre obedece a que la diversidad literaria wa tan vasta, accesible y placentera como un buen café: “Es algo disfrutable, sencillo. Hoy en día la literatura es algo barato, como una buena taza de café, es como de esos gustos sencillos, placeres que te puedes dar sin que seas millonaria o millonario”.
Va la plática con Paola Licea, a propósito de los proyectos nacidos en pandemia, que siguen vigentes.
¿Cómo fue el nacimiento del pódcast en pandemia? Llevaba un tiempo con un proyecto así en la cabeza, tratando de encontrar una forma de llevar la literatura a personas que sienten que la literatura no es para ellas. Luego llegó la pandemia, se detuvo todo y eso me dio la oportunidad de encontrar el tiempo para hacer esto del pódcast, así que se me ocurrió que podría hablar de cuentos, novelas, autores y autoras y explicarlo en términos que la mayor cantidad posible de gente pudiera entenderlo porque me queda claro que, viniendo yo de la academia, estos temas son vistos como “No, no, eso nada más es para gente de cierto estrato social o para gente que estudia”. Y creo que la literatura es tan poderosa y maravillosa que debería estar al alcance de todo el mundo y lo está, a veces nada más nos falta ese empujón y era justamente lo que yo quería y así es como nace “Los aromas del café”.
¿Cómo fue el proceso creativo para el pódcast? El primer texto fue casi mágico. Yo soy una persona muy mística y creo que a veces en el mundo hay magia y de pronto las cosas llegan así. Uno de mis autores favoritos es Borges y me dije tengo algo que decir, más aun considerando lo que estaba sucediendo en ese momento, algo que pudiera llegarle a las personas y que justo a través de la literatura pudiéramos encontrar ese escape y sublimar lo que viviendo como humanidad. Y por supuesto que de inmediato me dije: «Claro, ‘Funes el memorioso’, donde se trata el devenir de una manera impresionante, extremoso, hiperbólico y justo era lo que había sucedido: nos sucedió un devenir hiperbólico, cuando de pronto un día dos estábamos muy felices y al otro era esto de «enciérrate, porque ya no vas a poder salir, compra cosas para dos meses y no veas a nadie y no toques a nadie». Fue arrancarnos de la vida cotidiana de una manera tajante. Y pensé en «Funes el Memorioso», este texto bellísimo de Borges que habla de la memoria, el insomnio, lo lirico y de este devenir tan fuerte que estábamos viviendo y decido hacer todo un análisis en torno al texto de Funes, de todo lo que él propone y de cómo en algún momento íbamos a llegar a este momento, de que ya pasó, lo logramos. Y al final de ese primer episodio, les digo “como en Funes, esto también va a pasar, esto también va a devenir”.
¿Cómo ha sido para ti este trayecto de la pandemia? Hay una transición por año. El primer año, en ese momento yo era becaria Conacyt y tuvimos la fortuna en casa de no padecer, no tener qué salir para trabajar, porque yo sé que no fue la realidad de muchas personas y nosotros en es momento pudimos hacerlo, teníamos un trabajo estable, eso fue de alguna manera un primer año que pasó, además de la enfermedad, que la onda de la cuestión económica era como más relajada. Estuvimos encerrados, en familia, fue muy difícil ver las noticias sobre la cantidad de muertos, las calles vacías. Para mí fue un shock ver la Ciudad de México con calles vacías, fue impactante. A la vez fue muy creativo, muchas personas quisimos conectarnos a través de la virtualidad, hacíamos enlaces en vivo, la gente se conectaba. Un segundo año ya es otra historia completamente distinta para muchos de nosotros: comienza a pegar lo económico, la inflación y las cuestiones económicas, la elevación de precios de la comida, del gas, de todo y hubo que abandonar un poco la onda de la creatividad. Yo además del pódcast, tengo un par de columnas en revistas virtuales y se tuvieron que quedar a un lado.
Hay un agotamiento físico y mental que viene del mismo encierro, de ver lo mismo, de hacer lo mismo. Un segundo año es totalmente más difícil y un principio del tercero todavía peor, porque es como “ya tengo que salir” pero ahora andar con el miedo de si sí, de si no. Afortunadamente ya vacunadas y vacunados, fue un poco menos el pánico, pero incluso reinsertarnos a lo que llamamos “una nueva vida cotidiana” fue un shock terrible.
¿Cómo creciste como promotora literaria de aquella Paola de 2020 hasta ahora? Es un cambio personal, cambió el mundo y cambiamos todos y cambié yo, claro. A mí me sirvió muchísimo este año en el que pude dedicarme a leer, a escribir, a hacer el pódcast. Ahora ya no lo hago con tanta regularidad como antes por la cuestión del trabajo y la rutina, pero me doy cuenta de todo lo que avancé en lo que a escritura se refiere, afinar muchísimo más mi forma de escribir, de afilar ideas e incluso -no sé si nos pase a todas y todos las y los que nos dedicamos a escribir- es de ser empática cuando vas a tomar un tema o una noticia. Llegas al momento de la empatía total y eso a mí me pasó mucho. También hay otros temas. La gran mayoría de mis textos tienen corte feminista y esta vez, fue: «Ya basta de tolerancia, tolerancia cero para estas violencias, hay que decirlas como son, ya no hay que encubrirlas con palabras bonitas». Hay temas que se deben tocar con suma delicadeza y otros que debemos hablar y nombrar por lo que son y eso fue algo que a mí me ayudó muchísimo en estos dos años que encontré a muchas mujeres que les gusta la literatura, leer escribir, entrar en estos movimiento feministas y esto me ayudó a crecer como persona, escritora, podcastera y facilitadora de algunos talleres y círculos de lectura
¿Hay mucho por decir y promover por parte de creadoras mujeres? Sí, eso es definitivo. A veces no nos damos cuenta de cuánta falta nos hace la mirada femenina de la literatura hasta que te das cuenta cuántas hay y que nadie conoce. Yo cada mes o cada dos meses estoy dando círculos de literatura guiada acerca de mujeres, todas mujeres escritoras, hemos abarcado mexicanas, este mes hablamos de Mariana Enríquez, Marguerite Yourcenar. Llevo cerca de doce escritoras que abordamos en círculos de lectura, que me parece que es la mejor manera de rendirles homenaje y de hablar de todas estas mujeres de las que no se habla en las librerías, no te las ofrece Gandhi, no están en los escaparates de Porrúa, no te las da ninguna editorial. Tú y yo conocemos a una escritora talentosísima e increíble, Vonne Lara, con este libro “Los peores vecinos del mundo” que resulta un ejercicio ensayístico impecable y que, de pronto, tiene problemas en las ferias de libros, porque los lugares están acaparados por editoriales que son canónicas. En el pódcast es igual, yo comencé a hablando de Borges y Cortázar y de pronto, dos años después, si veo el libro de algún escritor lo menciono y demás, pero el 90 por ciento de mis lecturas son de mujeres y lo que van a encontrar en mis pódcasts, círculo de lectura y reseñas, son textos escritos por mujeres.
¿Qué viene para el pódcast? El proyecto sigue. A veces le doy una pausa para reorganizar lo que se está haciendo, qué me gusta, qué ya no me gusta, ahora cómo quiero dirigirlo y lo que viene es trabajar con mis queridas Especulativas, que acaban de editar una antología de cuentos siniestros escritos por mujeres cuyos nombres no vas a encontrar en ningún lugar, que escriben padrísimo, bien poderoso y que se encuentran en concursos locales y Especulativas sacó un compilado de estos escritos. Vamos a tener entrevistas con las escritoras con la editorial y creadoras de Especulativas y al final una reseña de esta antología.
¿Crees que ya terminó la pandemia? Creo que seguiremos sintiendo sus efectos, algunos más, otros menos. Yo siento que de una pandemia es algo de lo que ya no sales. Nosotros implementamos cosas como llegar de la calle y bañarme. Yo creo que la pandemia es una cosa de las que no se regresa jamás.
¿Con qué palabra te quedas de la pandemia? «Cifra de muertos». Creo que esa frase me dejó traumada para siempre. Yo creo que ni San Pedro llevaba semejante registro.
(A Paola puedes encontrarla en sus cuentas de redes sociodigitales, disponibles en este link: https://linktr.ee/PaolaLicea)
“Cada uno de nosotros es dueño de sus predilecciones, no podría concebir un mundo sin libros, tampoco sin periódicos. Sería sumamente atroz”, afirma el comunicólogo nicaragüense.
Por Guillermo Rothschuh Villanueva*
En distintos momentos he dicho que lectura y escritura resultan, para mí, un acto de celebración y catarsis. Ambas poseen poderes curativos. Son tan potentes como el mejor antibiótico y el más reputado ansiolítico. Me liberan de angustias. Aunque escribir muchas veces resulte angustioso, me entrego a la lectura para atajar la desolación. Leer es una fiesta. Una interminable fiesta del espíritu. Con esto no digo nada nuevo. Millones de personas han encontrado en la lectura una manera de redimir sus malestares. Uno lee para encontrar respuestas y vencer los desafíos que impone la vida. Cuando Idita se aprestaba a dar luz a Carlos Ernesto —mi hijo mayor— palié el trance entregándome a leer Confieso que he vivido, del chileno magistral Pablo Neruda. Canto al amor y a la vida.
Para dar la bienvenida a mi hijo Alejandro, a un mundo enfermo de avaricias, envidias y golpes arteros, en un intento por redimirle le escribí un poema. Los dos últimos versos fueron objeto de distintas lecturas. “Nacerá en diciembre / y esta vez no habrá / crucifixión”. Mis amigos más cercanos creyeron que aludía el final de Jesucristo. Nieto de Chema Castillo, más bien me refería a que no tendría un destino similar al que tuvo su abuelo. Concebido a mediados de los ochenta del siglo pasado, Nicaragua y los nicaragüenses éramos consumidos por la guerra. Me adelanté a decir: “A la muerte solo resta oponerle vida, / más certeras que sus balas / nuestras flechas”. En la lectura y escritura los seres humanos buscan y encuentran respuestas a las más insondables interrogantes. En esto radica su magia.
Estando en México DF, realizando mis estudios de Sociología de la Comunicación, de pronto caí enfermo. Con una temperatura de 39 grados busqué en la lectura el antídoto necesario. La frescura narrativa de Omar Cabezas Lacayo, en su libro consagratorio La montaña es más que una estepa verde (1982), la forma como relata la vida en la montaña, los puyazos a sus compañeros, el consumo de carne de mono, la forma como describe a Chepe Valdivia, su admiración por Telo y la descripción de la Semana Santa en León, ensopados de calor en los billares, sentí que mi fiebre no era nada comparable con el suplicio que consumía a los leoneses, padeciendo esos calores infernales, un tanto iguales a los que sufren los muertos en Comala. Al cerrar sus páginas me sentí mejor.
Diferentes autores han escrito sus obras rozando los precipicios de la locura. ¿Quién será el creador del aforismo que de poetas y locos todos tenemos un poco? Alfonso Cortés, el gran poeta leonés, ¿escribió su poesía durante uno de sus estallidos de locura? ¿Desde qué perspectiva juzgar la creación del poeta Beltrán Morales, tal vez el mejor de su generación? Otros realizan su obra tomando o absorbiendo sustancias alucinógenas. Gil Ro, pintor jinotepino, me confesó que algunas de sus mejores creaciones las había pintado después de tirarse un pito de marihuana. ¿En qué estado pinta o compone mejor el multifacético Mario Montenegro? Soy un convencido que más bien la escritura y la pintura han salvado a muchos de la locura. Lo hacen para escapar de sus demonios.
En los últimos días de diciembre de 1989 me ocurrió algo parecido. La alergia, esa maldita enfermedad que no acabo de saber de quién heredé —nadie se libra de los genes de sus mayores— me pegó duro. Me tumbó. Para enfrentar la arremetida me dediqué a ver televisión, leer y escribir. Centenares de moscovitas hacían filas entusiasmados ante la presencia de McDonald’s. Inauguraba nada menos que en el corazón del Kremlin una de sus hamburgueserías. La lectura del ensayo de Francis Fukuyama, El fin de la historia me sacó del sopor. Un canto alborozado anunciando con tambores y trompetas, que todos los países terminarían adoptando el modelo liberal capitalista. Ante los ojos de muchos, la caída del Muro de Berlín únicamente ratificaba sus predicciones. Causó revuelo.
Anotaciones de Guillermo Rothschuh Villanueva
Metido en cama escribí el ensayo, Literatura, política e historia: la santísima trinidad, que primero publiqué en Ventana y luego en mi libro Volver a empezar (Sociedad y literatura, UCA, 1990). Todavía no se había producido la derrota electoral del sandinismo. Esta ocurriría el 25 de febrero. Nadie esperaba que doña Violeta Barrios de Chamorro ganaría la disputa electoral al comandante Daniel Ortega. Para esos días buscaba cómo renovar mis utopías. Sin saber lo que se avizoraba, expresé: “Muchos corazones lucen abatidos, oscilando entre la desesperanza y la perplejidad. El remezón que sacude a los países socialistas les hizo entrar en crisis y aunque muchos no creen en el más allá, enfrentan los hechos como si se tratara de una especie de juicio final… roto el espejo no tienen dónde mirarse”. No sabían qué hacer.
Este viaje no lo hago solo, la historia de la escritura muestra que decenas de autores de todos los tiempos exponen en sus libros e historias de vida, esta misma tesis. Muchos de mis amigos están igualmente convencidos de la importancia de adentrarse en la lectura para alegrarse y curar sus malestares. Uno puede lamerse mejor sus heridas y mejorar su estado de ánimo, embarcándose en la prodigiosa travesía que supone leer a nuestros precursores. Con sus creaciones y actitudes ayudan a aliviar las dolencias y sinsabores que supone transitar por este valle de lágrimas. Su solidaridad con quienes dicen sentirse mutilados, implica una expresión de compromiso con el destino de la humanidad. Mientras la alergia me acosaba, decidí combatir el mal, pergeñando este ensayo.
Mi entrega a la lectura y escritura ha sido motivo de desavenencias y rupturas en mis relaciones afectivas. Cuando la escritura llama, deshago e incumplo planes. Más de una vez han sido origen de pleitos e incomprensiones. ¿Qué puedo hacer para curar esta pasión? Nada me atrae más que leer y escribir. Ya deserté de una de mis grandes pasiones: impartir clases. Una decisión que incluso provocó un altercado con mi padre. Jamás imaginó que yo seguiría sus pasos y los de mi madre. La docencia fue para mí un ejercicio liberador. Dar clases en la Universidad Centroamericana (UCA) supuso una responsabilidad mayúscula. No podía traicionarme a mí, menos a mis discípulos. El principal y mayor deber de las universidades es con la verdad. No con ninguna secta religiosa o partido político.
Leo y escribo para sobrevivir y reivindicar al prójimo, para soliviantar ánimos, para viajar hacia otros mundos y bajar a las profundidades de la tierra, para alegrar a los amigos y condenar a los culpables, para sentirme vivo y gozar de los frutos de la tierra prometida, para no morir de tedio y cuestionar la vanidad, para no asfixiarme y salir del encierro, para pedir por los menesterosos y lanzar una balsa a los náufragos, para estallar la hipocresía y hacer saltar en pedazos la doble moral, para rebelarme contra la opresión y los opresores, para sentir goce y compartirlo con los míos, para evadir la trompada y martirizar a los traficantes de reputaciones, para tentar el ocaso y ver la aurora, para armar despelotes y pedir por los hambrientos, para evadir la estulticia y ser diferente.
Cada uno de nosotros es dueño de sus predilecciones, no podría concebir un mundo sin libros, tampoco sin periódicos. Sería sumamente atroz. Los agoreros del mal vaticinaron alegremente el final de la letra impresa. De ser ciertos sus augurios, desde hace cinco años debieron de haber desaparecidos. Bill Gates, patrón de Microsoft, ave de mal agüero, metió su cuchara al predecir que para 2018 deberíamos dar por un hecho que ya no contaríamos con textos impresos. Prestigiosas editoriales informan lo contrario. Sus publicaciones gozan de buena salud. Soy un firme creyente que por un buen tiempo seguiremos cabalgando a medio camino, entre la letra impresa y las publicaciones digitales. Mientras tanto yo seguiré extasiado leyendo libros impresos. Sintiendo su olor.
Desde mi experiencia puedo afirmar, que la mejor compañía que he gozado en momentos de desasosiego e incertidumbre fue salir al encuentro de aquellos escritores que cantan en versos arrebatados, el milagro supremo de nuestra existencia. La prueba principal que leer y escribir nos salva de la muerte y el olvido viene a ser la vida y obra de Antonio Gramsci. Detenido por Benito Mussolini, con la intención de paralizar su cerebro en las ergástulas fascistas, legó a la humanidad sus Cuadernos de la cárcel, con lo que el sardo logró cumplir sus sueños y propósitos: escribir una obra para siempre. Sus sepultureros más recientes, encargados de denigrar sus propuestas, no han podido lograrlo. Tampoco podemos olvidar que Julius Fucík sobrevivió de esta manera al horror de la Gestapo.
*Comunicólogo nicaragüense, Doctor en Derecho y ex Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA), de Managua. Este artículo fue publicado el 9 de octubre del corriente en el periódico digital Confidencial y reproducido aquí con la autorización del autor. https://www.confidencial.digital/opinion/leo-y-escribo-para-ser-feliz/
Módulo de vacunación en la Ciudad de México. Foto: Luis Barrón
La pandemia de Covid-19 entró en una fase de estabilización en Latinoamérica, al registrarse una disminución de casos, por primera vez, en cinco semanas. Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud instó a los países de la región a permanecer alertas y atender otros problemas de salud, como la viruela símica, declarada emergencia pública internacional.
En rueda de prensa virtual, la directora de la organización internacional, Carissa Etienne, advirtió que a pesar del descenso general de Covid-19 en la región, el número de casos aún es alto, pues los países reportaron 1.6 millones de nuevas infecciones tan solo en la última semana.
«Estar sano y a salvo de enfermedades es una acción, no una garantía», enfatizó Etienne, quien llamó a los gobiernos a utilizar herramientas para atender la pandemia, como vacunas, medicamentos y vigilancia epidemiológica.
Como ejemplo, la OPS resaltó que Canadá reportó un alza de 20 por ciento en casos nuevos, al igual que varias naciones de Centro y Sudamérica. En el Caribe, las hospitalizaciones han registrado incrementos, como en Cuba, Guadalupe, Guayana Francesa y Trinidad y Tobago.
Los sublinajes BA.4 y BA.5 de Ómicron se están convirtiendo en las cepas predominantes en las Américas, que se encuentran frente a un nuevo escenario de salud pública: el de la vacunación. No obstante, indica, un tercio de la población en el continente aún no ha sido inmunizada y en diez países y territorios cuatro de cada diez personas no está protegida contra el virus.
Ante el alto nivel de transmisibilidad de los sublinajes de covid, Etienne llamó a los gobiernos a mantener acciones como la distancia física y el uso de cubrebocas.
DATOS Situación de Covid-19 en América. Corte: 29 de julio de 2022.