La escritora, poeta y activista nicaragüense Gioconda Belli compartió con Diarios de Covid-19 estos versos, el primero dedicado al encierro a causa de la pandemia y el segundo a su país que sigue sin encontrar su destino.
Por Gioconda Belli*
Poema mañanero
Las flores no se han contagiado.
Abro la puerta corrediza de la terraza
y me rodean las biganvilias espléndidas.
La lluvia las hostigó por mses.
Se pusieron huidizas
como yo marchitándome en el encierro.
Ahora se sacudieron la murriña
y salieron como muchachas con faldas nuevas
a alegrar las maceteras.
Agrupadas las blancas, naranjas, rosas
dejan que las pinzas del viento
arranquen sus hojas secas.
Pienso que así regresarán mis ganas
de florecer, de vestirme de faldas
de pintarme los labios y calzar mis tacones,
así romperé este cerco invisible
y volveré a agruparte, a revolverme,
a oler de cerca
el púrpura intenso de los abrazos.
6 de abril de 2021, 1.25 a.m.
Un poema de amor a Nicaragua en Día Mundial de la Poesía
Nicaragua
Tantas veces me he propuesto olvidarte
como si fueras un amante cruel de esos que le cierran a uno
la puerta en las narices,
o uno de aquellos que cuanto más se aman
más olvido prodigan.
Pero nada de lo que hago lo consigue.
Viene el verdor la lluvia el viento
el revoloteo de los papeles en las calles
el roble derramando sus flores como cáscaras de seda en las aceras
el rostro del chavalo con el trapo
su sonrisa que cruza y trasciende la pobreza,
viene el atardecer sobre el perfil puntiagudo del volcán a lo lejos
las nubes derramando pintura roja y púrpura sobre el cielo
el hablar deslenguado rápido juguetón de la gente
y todo lo que maldigo y desdigo de vos se me deshace
y me irrumpe el amor como si me corrieran caballos en el pecho
y te contemplo atravesada de ceibos y corteses
de madroños caobos y palmeras
y te amo, patria de mis sueños y mis penas,
y te llevo conmigo para lavarte las manchas en secreto
susurrarte esperanzas
y prometerte curas y encantos que te salven.
Palabras digo, puesto que son ellas la argamasa de mi vida
y a punta de palabras te imagino una y otra vez renacida,
genial, despojada de cuanta polilla te corroe día a día los cimientos.
Arranco de tu pelo a los que te venden te roban y te abusan.
Te cuento cuentos en la esquina de mi almohada.
Te arropo y te tapo los ojos
para que no veas a los verdugos que llegan a cortarte la cabeza.
Tierra paisaje
Yo moriré, morirán mis angustias
pero vos seguirás
anclada en el mismo lugar
acurrucando mis memorias
y mis huesos.
*Poeta, novelista y activista nicaragüense (Managua, 1948), es una de las voces más representativas -y premiadas- de la literatura hispanoamericana contemporánea. Es autora entre muchos otros libros de Sobre la grama, El país bajo mi piel, Waslala, Sofía de los milagros, El país de las mujeres, El pergamino de la seducción, El infinito en la palma de la mano, Las fiebres de la memoria y El pez rojo que nada en el pecho.