En la primera de una serie de entrevistas y noticias sobre proyectos que surgieron durante la pandemia, la promotora literaria y autora del podcast “Los aromas del café” habla sobre las condiciones para el surgimiento de su proyecto, la transición de su obra creativa durante la pandemia y las reflexiones que ha generado durante más de dos años de emergencia sanitaria mundial.
Por Adriana Esthela Flores
“En aquel tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosímil y hasta increíble que nadie hiciera un experimento con Funes. Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos profundamente que somos inmortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo.” Fue a partir de aquel cuento de Jorge Luis Borges, “Funes el Memorioso” sobre la extraordinaria y tumultuosa memoria de Irineo Funes fue que nació, el 23 de julio de 2020, el pódcast “Los aromas del café”, de la escritora y promotora literaria Paola Licea Cejudo.
Surgió justo en medio de aquel periodo -trance, le diría yo- llamado “nueva normalidad”-, en el que la orden sanitaria general era encerrarse para evitar propagar los contagios de covid, aunque la existencia dentro de cuatro paredes se convirtió, para muchas personas, en una verdadera reclusión mientras que, para otras, fue una medida imposible de cumplir.
En la historia de Paola se trató más bien de un periodo de creación. En su misión de divulgar la literatura compró una food truck para convertirla en cafetería móvil y llevarla a presentaciones y festivales de libros, para amenizar las letras con la bebida que se ha convertido en el elíxir de la mañana, madrugadas o de buenas y tranquilizadoras charlas. Pero la pandemia cambió sus planes y a partir de entonces, durante el encierro, se dedicó al pódcast, cuyo nombre obedece a que la diversidad literaria wa tan vasta, accesible y placentera como un buen café: “Es algo disfrutable, sencillo. Hoy en día la literatura es algo barato, como una buena taza de café, es como de esos gustos sencillos, placeres que te puedes dar sin que seas millonaria o millonario”.
Va la plática con Paola Licea, a propósito de los proyectos nacidos en pandemia, que siguen vigentes.
¿Cómo fue el nacimiento del pódcast en pandemia?
Llevaba un tiempo con un proyecto así en la cabeza, tratando de encontrar una forma de llevar la literatura a personas que sienten que la literatura no es para ellas. Luego llegó la pandemia, se detuvo todo y eso me dio la oportunidad de encontrar el tiempo para hacer esto del pódcast, así que se me ocurrió que podría hablar de cuentos, novelas, autores y autoras y explicarlo en términos que la mayor cantidad posible de gente pudiera entenderlo porque me queda claro que, viniendo yo de la academia, estos temas son vistos como “No, no, eso nada más es para gente de cierto estrato social o para gente que estudia”. Y creo que la literatura es tan poderosa y maravillosa que debería estar al alcance de todo el mundo y lo está, a veces nada más nos falta ese empujón y era justamente lo que yo quería y así es como nace “Los aromas del café”.
¿Cómo fue el proceso creativo para el pódcast?
El primer texto fue casi mágico. Yo soy una persona muy mística y creo que a veces en el mundo hay magia y de pronto las cosas llegan así.
Uno de mis autores favoritos es Borges y me dije tengo algo que decir, más aun considerando lo que estaba sucediendo en ese momento, algo que pudiera llegarle a las personas y que justo a través de la literatura pudiéramos encontrar ese escape y sublimar lo que viviendo como humanidad. Y por supuesto que de inmediato me dije: «Claro, ‘Funes el memorioso’, donde se trata el devenir de una manera impresionante, extremoso, hiperbólico y justo era lo que había sucedido: nos sucedió un devenir hiperbólico, cuando de pronto un día dos estábamos muy felices y al otro era esto de «enciérrate, porque ya no vas a poder salir, compra cosas para dos meses y no veas a nadie y no toques a nadie». Fue arrancarnos de la vida cotidiana de una manera tajante. Y pensé en «Funes el Memorioso», este texto bellísimo de Borges que habla de la memoria, el insomnio, lo lirico y de este devenir tan fuerte que estábamos viviendo y decido hacer todo un análisis en torno al texto de Funes, de todo lo que él propone y de cómo en algún momento íbamos a llegar a este momento, de que ya pasó, lo logramos. Y al final de ese primer episodio, les digo “como en Funes, esto también va a pasar, esto también va a devenir”.
¿Cómo ha sido para ti este trayecto de la pandemia?
Hay una transición por año. El primer año, en ese momento yo era becaria Conacyt y tuvimos la fortuna en casa de no padecer, no tener qué salir para trabajar, porque yo sé que no fue la realidad de muchas personas y nosotros en es momento pudimos hacerlo, teníamos un trabajo estable, eso fue de alguna manera un primer año que pasó, además de la enfermedad, que la onda de la cuestión económica era como más relajada. Estuvimos encerrados, en familia, fue muy difícil ver las noticias sobre la cantidad de muertos, las calles vacías. Para mí fue un shock ver la Ciudad de México con calles vacías, fue impactante.
A la vez fue muy creativo, muchas personas quisimos conectarnos a través de la virtualidad, hacíamos enlaces en vivo, la gente se conectaba. Un segundo año ya es otra historia completamente distinta para muchos de nosotros: comienza a pegar lo económico, la inflación y las cuestiones económicas, la elevación de precios de la comida, del gas, de todo y hubo que abandonar un poco la onda de la creatividad. Yo además del pódcast, tengo un par de columnas en revistas virtuales y se tuvieron que quedar a un lado.
Hay un agotamiento físico y mental que viene del mismo encierro, de ver lo mismo, de hacer lo mismo. Un segundo año es totalmente más difícil y un principio del tercero todavía peor, porque es como “ya tengo que salir” pero ahora andar con el miedo de si sí, de si no. Afortunadamente ya vacunadas y vacunados, fue un poco menos el pánico, pero incluso reinsertarnos a lo que llamamos “una nueva vida cotidiana” fue un shock terrible.
¿Cómo creciste como promotora literaria de aquella Paola de 2020 hasta ahora?
Es un cambio personal, cambió el mundo y cambiamos todos y cambié yo, claro. A mí me sirvió muchísimo este año en el que pude dedicarme a leer, a escribir, a hacer el pódcast. Ahora ya no lo hago con tanta regularidad como antes por la cuestión del trabajo y la rutina, pero me doy cuenta de todo lo que avancé en lo que a escritura se refiere, afinar muchísimo más mi forma de escribir, de afilar ideas e incluso -no sé si nos pase a todas y todos las y los que nos dedicamos a escribir- es de ser empática cuando vas a tomar un tema o una noticia. Llegas al momento de la empatía total y eso a mí me pasó mucho.
También hay otros temas. La gran mayoría de mis textos tienen corte feminista y esta vez, fue: «Ya basta de tolerancia, tolerancia cero para estas violencias, hay que decirlas como son, ya no hay que encubrirlas con palabras bonitas».
Hay temas que se deben tocar con suma delicadeza y otros que debemos hablar y nombrar por lo que son y eso fue algo que a mí me ayudó muchísimo en estos dos años que encontré a muchas mujeres que les gusta la literatura, leer escribir, entrar en estos movimiento feministas y esto me ayudó a crecer como persona, escritora, podcastera y facilitadora de algunos talleres y círculos de lectura
¿Hay mucho por decir y promover por parte de creadoras mujeres?
Sí, eso es definitivo. A veces no nos damos cuenta de cuánta falta nos hace la mirada femenina de la literatura hasta que te das cuenta cuántas hay y que nadie conoce.
Yo cada mes o cada dos meses estoy dando círculos de literatura guiada acerca de mujeres, todas mujeres escritoras, hemos abarcado mexicanas, este mes hablamos de Mariana Enríquez, Marguerite Yourcenar. Llevo cerca de doce escritoras que abordamos en círculos de lectura, que me parece que es la mejor manera de rendirles homenaje y de hablar de todas estas mujeres de las que no se habla en las librerías, no te las ofrece Gandhi, no están en los escaparates de Porrúa, no te las da ninguna editorial. Tú y yo conocemos a una escritora talentosísima e increíble, Vonne Lara, con este libro “Los peores vecinos del mundo” que resulta un ejercicio ensayístico impecable y que, de pronto, tiene problemas en las ferias de libros, porque los lugares están acaparados por editoriales que son canónicas.
En el pódcast es igual, yo comencé a hablando de Borges y Cortázar y de pronto, dos años después, si veo el libro de algún escritor lo menciono y demás, pero el 90 por ciento de mis lecturas son de mujeres y lo que van a encontrar en mis pódcasts, círculo de lectura y reseñas, son textos escritos por mujeres.

¿Qué viene para el pódcast?
El proyecto sigue. A veces le doy una pausa para reorganizar lo que se está haciendo, qué me gusta, qué ya no me gusta, ahora cómo quiero dirigirlo y lo que viene es trabajar con mis queridas Especulativas, que acaban de editar una antología de cuentos siniestros escritos por mujeres cuyos nombres no vas a encontrar en ningún lugar, que escriben padrísimo, bien poderoso y que se encuentran en concursos locales y Especulativas sacó un compilado de estos escritos. Vamos a tener entrevistas con las escritoras con la editorial y creadoras de Especulativas y al final una reseña de esta antología.
¿Crees que ya terminó la pandemia?
Creo que seguiremos sintiendo sus efectos, algunos más, otros menos. Yo siento que de una pandemia es algo de lo que ya no sales. Nosotros implementamos cosas como llegar de la calle y bañarme. Yo creo que la pandemia es una cosa de las que no se regresa jamás.
¿Con qué palabra te quedas de la pandemia?
«Cifra de muertos». Creo que esa frase me dejó traumada para siempre. Yo creo que ni San Pedro llevaba semejante registro.
(A Paola puedes encontrarla en sus cuentas de redes sociodigitales, disponibles en este link: https://linktr.ee/PaolaLicea)
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