En esta ocasión, la última de 2020, rendimos homenaje a la poesía indígena, la chicana y la cubana y también, como una forma de decir adiós, al escritor mexicano Oscar Wong. Ojalá la disfruten.
MENSAJES
Ali Cobby Eckerman*
Cada grano de sal en este Gran país rojo Es un poro en la piel De mi familia Cada pluma sobre la tierra En este país de Spinifex Es un mensaje espiritual De mis ancestros Cada flor silvestre que florece en este Desierto de rojo Es un letrero de esperanza Para mi pueblo. *Poeta aborigen australiana de la tribu Yankunytjatjara / Kokatha kunga (1963¨-). Su voz es considerada una de las más fuertes y emotivas y es fundadora del Aboriginal Writers Retreat en Koolunga, Australia.
DECLARACIÓN DE AMOR
Carilda Oliver Labra*
Pregunto si llevo razón cuando despierto el peligro entre sus muslos, si me equivoco cuando preparo la única trinchera en su garganta. Yo sé que la guerra es probable; sobre todo hoy porque ha nacido un geranio. Por favor, no apuntéis al cielo con vuestras armas: se asustan los gorriones, es primavera, llueve, y está el campo pensativo. Por favor, derretiréis la luna que da sobre los pobres. No tengo miedo, no soy cobarde, haría todo por mi patria; pero no habléis tanto de cohetes atómicos, que sucede una cosa terrible: lo he besado poco. *Una de las mayores exponentes de la poesía cubana (1922-2018). Doctora en Derecho, abogada y profesora de inglés, con reconocimientos nacionales e internacionales a su trabajo poético. Compañera, cuando amábamos (for Juanita Ramos and other spik dykes) Gloria Anzaldúa*¿Volverán, campañera, esas tardes sordas cuando nos amábamos tiradas en las sombras bajo otoño? Mis ojos clavados en tu mirada tu mirada que siempre retiraba al mundo esas tardes cuando nos acostábamos en las nubes mano en mano nos paseábamos por las calles entre niños jugando handball vendedores y sus sabores de carne chamuscada. La gente mirando nuestras manos nos pescaban los ojos y se sonreían cómplices en este asunto del aire suave. En un café u otro nos sentábamos bien cerquita. Nos gustaba todo: las bodegas tiznadas la música de Silvio, el ruido de los trenes y habichuelas. Compañera, ¿volverán esas tardes sordas cuando nos amábamos? ¿Te acuerdas cuando te decía ¡tócame!? ¿Cuándo ilesa carne buscaba carne y dientes labios en los laberintos de tus bocas? Esas tardes, islas no descubiertas cuando caminábamos hasta la orilla. Mis dedos lentos andaban las lomas de tus pechos, recorriendo la llanura de tu espalda tus moras hinchándose en mi boca la cueva mojada y racima. Tu corazón en mi lengua hasta en mis sueños. Dos pescadoras nadando en los mares buscando esa perla. ¿No te acuerdas como nos amábamos, compañera? ¿Volverán esas tardes cuando vacilábamos pasos largos, manos entrelazadas en la playa? Las gaviotas y las brizas dos manfloras vagas en una isla de mutua melodía. Tus tiernas palmas y los planetas que se caían. Esas tardes teñidas de mojo cuando nos entregábamos a las olas cuando nos tirábamos en el zacate del parque dos cuerpos de mujer bajo los árboles mirando los barcos cruzando el río tus pestañas barriendo mi cara dormitando, oliendo tu piel de amapola. Dos extranjeras al borde del abismo yo caía descabellada encima de tu cuerpo sobre las lunas llenas de tus pechos esas tardes cuando se mecía el mundo con mi resuello dos mujeres que hacían una sola sombra bailarina esas tardes andábamos hasta que las lámparas se prendían en las avenidas. ¿Volverán, Compañera, esas tardes cuando nos amábamos? *Académica, activista, feminista, escritora y poeta estadounidense (Valle de Río Grande, 1942-2004) considerada una de las voces más representativas de la literatura chicana. POEMA *Oscar Wong
COMO UN CLAVEL deshojas la nostalgia, obstinada brecha al pie del horizonte. Juego a que la mano te despeina, acaricio tu mentón como el alba los cristales. Jalo tus cabellos, riño contigo. Soy un chiquillo cuando monto en el candor, palabra que zurea en tus oídos (el áspid de la soledad acecha, crece.) Tus ojos, taciturna miel. Tus labios, caricia de espuma que reclamo. Contigo voy por los caminos que ahora se me ofrecen. Contigo hago que las zarzas germinen el desierto. Destello de sol sobre la cresta de la ola esta canción es para ti. Esta semilla reverbera en tu regazo. Esta raíz se aferra a los espejos. Espantada la muerte retrocede. No más dolor. Ya basta del colmillo hincándose en la garganta de la aurora, la garra de la pena devastando las heridas. Ahora canto. Pastor en la ribera toco la flauta del Amor. Con mis manos invento el alborozo: tienes la suavidad del musgo, candidez de sol flotando como lirio. Sonríes. Aromas los frutos del rubor. *Poeta, narrador y ensayista chiapaneco de ascendencia chino-mexicana (1948-2020). Obtuvo diversos premios y reconocimientos y perteneció al PEN-Club México.


¿Volverán, campañera, esas tardes sordas
cuando nos amábamos tiradas en las sombras bajo otoño?
Mis ojos clavados en tu mirada
tu mirada que siempre retiraba al mundo
esas tardes cuando nos acostábamos en las nubes
mano en mano nos paseábamos por las calles
entre niños jugando handball
vendedores y sus sabores de carne chamuscada.
La gente mirando nuestras manos
nos pescaban los ojos y se sonreían
cómplices en este asunto del aire suave.
En un café u otro nos sentábamos bien cerquita.
Nos gustaba todo: las bodegas tiznadas
la música de Silvio, el ruido de los trenes
y habichuelas. Compañera,
¿volverán esas tardes sordas cuando nos amábamos?
¿Te acuerdas cuando te decía ¡tócame!?
¿Cuándo ilesa carne buscaba carne y dientes labios
en los laberintos de tus bocas?
Esas tardes, islas no descubiertas
cuando caminábamos hasta la orilla.
Mis dedos lentos andaban las lomas de tus pechos,
recorriendo la llanura de tu espalda
tus moras hinchándose en mi boca
la cueva mojada y racima.
Tu corazón en mi lengua hasta en mis sueños.
Dos pescadoras nadando en los mares
buscando esa perla.
¿No te acuerdas como nos amábamos, compañera?
¿Volverán esas tardes cuando vacilábamos
pasos largos, manos entrelazadas en la playa?
Las gaviotas y las brizas
dos manfloras vagas en una isla de mutua melodía.
Tus tiernas palmas y los planetas que se caían.
Esas tardes teñidas de mojo
cuando nos entregábamos a las olas
cuando nos tirábamos
en el zacate del parque
dos cuerpos de mujer bajo los árboles
mirando los barcos cruzando el río
tus pestañas barriendo mi cara
dormitando, oliendo tu piel de amapola.
Dos extranjeras al borde del abismo
yo caía descabellada encima de tu cuerpo
sobre las lunas llenas de tus pechos
esas tardes cuando se mecía el mundo con mi resuello
dos mujeres que hacían una sola sombra bailarina
esas tardes andábamos hasta que las lámparas
se prendían en las avenidas.
¿Volverán,
Compañera, esas tardes cuando nos amábamos?
*Académica, activista, feminista, escritora y poeta estadounidense (Valle de Río Grande, 1942-2004) considerada una de las voces más representativas de la literatura chicana.
POEMA
*Oscar Wong
COMO UN CLAVEL deshojas la nostalgia,
obstinada brecha al pie del horizonte.
Juego a que la mano te despeina,
acaricio tu mentón como el alba los cristales.
Jalo tus cabellos, riño contigo.
Soy un chiquillo cuando monto en el candor,
palabra que zurea en tus oídos
(el áspid de la soledad acecha, crece.)
Tus ojos, taciturna miel.
Tus labios, caricia de espuma que reclamo.
Contigo voy por los caminos que ahora se me ofrecen.
Contigo hago que las zarzas germinen el desierto.
Destello de sol sobre la cresta de la ola
esta canción es para ti.
Esta semilla reverbera en tu regazo.
Esta raíz se aferra a los espejos.
Espantada la muerte retrocede.
No más dolor.
Ya basta del colmillo hincándose en la garganta de la aurora,
la garra de la pena devastando las heridas.
Ahora canto.
Pastor en la ribera toco la flauta del Amor.
Con mis manos invento el alborozo:
tienes la suavidad del musgo,
candidez de sol flotando como lirio.
Sonríes.
Aromas los frutos del rubor.
*Poeta, narrador y ensayista chiapaneco de ascendencia chino-mexicana (1948-2020). Obtuvo diversos premios y reconocimientos y perteneció al PEN-Club México.